Salir de un ambiente tóxico
El ambiente político que se ha creado en nuestro país es tan tóxico que no es nada sencillo pensar y votar con la debida reflexión y, sobre todo, con un sentir centrado en las necesidades de las personas, especialmente de los pobres.
Ese ambiente tóxico nos aleja del bien común, de la fraternidad, de la amistad social y de la amabilidad con quien piensa diferente. Nos aleja de lo que nos recuerda el papa Francisco: «Hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común» (Fratelli tutti, 154). El bien común es ante todo, no lo olvidemos, centrar la mirada en las necesidades y los derechos de los pobres para que no haya excluidos (cf. FT 187 y 188).
Ese ambiente tóxico lo hemos sufrido en la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Hasta el punto de que más que hablar y valorar lo que se ha hecho y lo que falta por hacer, de lo que se propone para avanzar, se ha hablado de quiénes hacen las cosas, con descalificaciones groseras de las personas. Más que de las necesidades y de la realidad de nuestra sociedad, muchas veces se ha hablado de fantasmas, bulos y falsedades. En ese ambiente, el bien común es engullido por intereses particulares y fanatismos irracionales. Estamos ante el triunfo de la antipolítica.
Necesitamos acabar cuanto antes con ese ambiente contaminado. No somos ingenuos y vemos que la nueva campaña electoral para las elecciones generales del próximo 23 de julio sigue por los mismos derroteros. Aunque es imprescindible insistir en la necesidad de otro clima político. Lo necesitamos de los comportamientos de los dirigentes políticos, pero también de los de la ciudadanía. Necesitamos lo que pide el papa Francisco: «¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente efectivamente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestra sociedad! (…) ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!» (Evangelii gaudium, 205). Sabiendo que aquello que pedimos es en lo que estamos dispuestos a comprometernos, a lo que estamos dispuestos a colaborar.
Lo necesario es que, en la campaña y más allá de ella, los partidos políticos hablen con claridad y concreción de lo que proponen en torno a necesidades reales para el bien común de la sociedad. Y que la ciudadanía valore esas propuestas y no tanto otras cosas que muy poco tienen que ver con la realidad. En este sentido, es esencial conocer qué se propone para: reducir las desigualdades y combatir el empobrecimiento y la exclusión social; avanzar en unas relaciones laborales más justas, combatir la precariedad laboral, y hacer efectivos los derechos de los trabajadores, la dignidad del trabajo y el trabajo digno; avanzar en la seguridad y salud en el trabajo; avanzar en que sea efectivo el derecho de todas las personas y familias a una vivienda digna; la protección social efectiva de las personas y familias vulnerables; hacer efectiva la igualdad hombres-mujeres, acabar con la discriminación de tantas mujeres trabajadoras empobrecidas, con la violencia de género; avanzar en que los jóvenes puedan construir un proyecto de vida; que las familias puedan realizar bien su función social; que sea efectivo el derecho a una educación de calidad, el derecho a la salud y la debida atención sanitaria, el cuidado de la salud física y psicológica de todas las personas; avanzar hacia una fiscalidad más justa, que redistribuya la riqueza social y dote de los recursos necesarios para atender todos los servicios públicos; avanzar en cuidar el planeta y modificar los modelos de producción y consumo que lo destruyen; avanzar en unas políticas migratorias más humanas que acaben con las muertes y la discriminación de las personas migrantes; promover una relaciones internacionales de solidaridad con los pueblos empobrecidos; promover unas relaciones pacíficas entre los pueblos y combatir el armamentismo; etc., en definitiva, servir y representar al pueblo desde el respeto y el cuidado de cada persona. •
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Comisión Permanente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).
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