Ensancha el espacio de tu tienda…
Con las migraciones vemos realmente cómo la tienda de la Iglesia “se ensancha”. Uno de los aspectos centrales de la catolicidad es la interculturalidad, esa “tensión concreta, creativa y constante hacia la capacidad de convivencia armoniosa de personas pertenecientes a culturas diferentes”.
Para ello, la pastoral de migraciones “debe ser una pastoral con y no solo para los migrantes; la pastoral de movilidad humana debe convertirse en una pastoral sinodal”. Es lo que nos dice un nuevo documento del Dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral que contiene directrices para las delegaciones nacionales y diocesanas de la Pastoral de movilidad humana.
Con estas palabras presentes, se celebraron en un ambiente de fraternidad y riqueza compartida, las 42 Jornadas nacionales de Delegados y Agentes de Pastoral con Personas Migradas, organizadas por la Conferencia Episcopal. En total, fuimos 85 responsables diocesanos de 31 diócesis; cada vez se ven más rostros de origen migrante, y cada vez más laicos, laicas y miembros de la vida consagrada, lo cual está muy bien.
Al frente de la coordinación, Xabier Gómez, el activo dominico al que le toca estar ahora en esta tarea. Y, entre los participantes, varios rostros conocidos de la HOAC (Canarias, Málaga, Alicante, Valladolid, Burgos…). D. José Cobo, entonces obispo auxiliar de Madrid y actualmente arzobispo, y responsable del Departamento de Migraciones en la CEE, nos daba la bienvenida y nos hacía reflexionar la primera tarde con una ponencia enmarcada en la etapa continental del Sínodo (Ensancha el espacio de tu tienda, Is 54, 2):
“Cómo hablamos de Dios desde las migraciones”. Es el Dios que peregrina, que libera, nos decía. Con Dios se transfiguran las dificultades. Un Dios que acoge el miedo, no lo esconde. Que camina con los últimos. Los migrantes son “profetas del proyecto de Dios”, por sus ojos conoceremos cómo ve Dios nuestro mundo. La hospitalidad es ventana que da a Dios, porque Dios es Padre que acoge a los hijos bajo un mismo techo.
En esa misma jornada nos pusimos al corriente de cómo van algunos de los proyectos que nos traemos entre manos a nivel nacional: los Corredores de Hospitalidad, la Guía de Recursos, la Mesa del Mundo Rural, los Círculos de silencio, la iniciativa legislativa popular…
A la mañana siguiente nos correspondió a la Delegación de Migraciones de Burgos hacer la reflexión marco Orientaciones sobre la pastoral intercultural. Partiendo de la necesidad de soñar, como continuamente nos invita el papa Francisco, y tras distinguir entre asimilacionismo, multiculturalidad e interculturalidad, fuimos analizando las diversas respuestas que la Iglesia ha ido dando a las migraciones, centrados, sobre todo, en la propuesta intercultural hacia donde apuntan los últimos documentos, que tiene su referencia en el hecho de Pentecostés: una Iglesia que acoge a católicos de diversas procedencias y que sale para compartir la misión con creyentes de diversas confesiones y no creyentes.
Líneas de actuación
Y se desarrollaron siete líneas de actuación, presentadas con algunos ejemplos concretos: reconocer y superar el miedo, promover el encuentro, escuchar y mostrar compasión, vivir nuestra catolicidad, considerar a los migrantes como una bendición, cumplir la misión evangelizadora y cooperar para alcanzar la comunión.
La reflexión se completó con una experiencia diocesana y otra parroquial. Las Jornadas para la interacción entre culturas recientemente celebradas en Barcelona a lo largo
de cuatro semanas: 27 actividades organizadas desde el secretariado diocesano de Migraciones, en colaboración con diversas asociaciones, parroquias, entidades… Y la
comunidad acogedora, intercultural y misionera que trata de llevar adelante la parroquia de San Millán y San Cayetano de Madrid, a través de su consejo pastoral, de compartir mesa, de espacios de gratuidad, de educadores de calle… En el diálogo posterior se incidió en la necesidad de unir fuerzas entre parroquias y colegios, de no reducir lo intercultural al folclore, del tiempo libre como una oportunidad.
A la tarde nos reunimos en grupos variados, pequeños, para compartir más informalmente qué hacemos en cada diócesis y qué rasgos consideramos que se han de incorporar en la pastoral de migraciones. En la puesta en común resonaban mucho algunas palabras: sensibilización, hacia dentro y hacia fuera, acompañamiento espiritual, trabajo en red, escucha activa, derechos, convivencia, diversidad, catolicidad, denuncia, inclusión, cuidados, dar voz, espacios de encuentro, narraciones positivas, presencia intercultural en los equipos de las delegaciones diocesanas, formación de sacerdotes y seminaristas…
Y, en vísperas ya de una nueva Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, que el papa Francisco ha convocado para el domingo 24 de septiembre con el lema “Libres de elegir si migrar o quedarse”, se abordó cómo diseñar campañas diocesanas en torno a estas jornadas: con un enfoque transversal, con un momento intenso y otro extenso a lo largo del año, comunicando en positivo, con amplia presencia en las redes sociales, con testimonios, disponibilidad, cuidando el lenguaje…
La eucaristía del domingo, anticipada a la tarde del sábado, recogió toda esta vida compartida, hecha ofrenda ante el altar. Una celebración con cantos de América y voces de África, con banderas del mundo y plegarias desde los conflictos existentes, con el compromiso de seguir atendiendo “la Palabra de Dios y el servicio de las mesas”, sin descuidar ninguno de los dos, como indicaba la primera lectura de ese domingo V de Pascua, recordando la institución de los diáconos.
En la evaluación hablamos de unas jornadas que se nos habían quedado cortas, densas, ricas por las reflexiones hechas y por las experiencias compartidas… Que debemos cuidar más la acogida entre nosotros, como luego intentamos hacer cada uno en nuestras diócesis. Es difícil encontrar unos días que nos vengan bien a todos, por eso se comprimen tanto; pero merece la pena acercarse desde Galicia o el País Vasco, desde Andalucía e incluso desde Canarias, por vernos una vez al año los más veteranos, por ir conociendo los rostros nuevos que se van incorporando (y a los que estas jornadas les sirven de gran orientación), por sentirnos unidos en la misma tarea y misión.
Consiliario en la HOAC de Burgos