Estas son los 10 mensajes claves del informe, según la organización ecologista:
1. El cambio climático, provocado por la humanidad, ya afecta a todo el planeta, se está acelerando e intensificando
Los efectos en los ecosistemas se están experimentado antes, están más extendidos y tienen consecuencias de mayor magnitud que las estimadas anteriormente. La mitad de todas las especies ya están moviéndose de sus territorios habituales debido al cambio climático.
Hay más datos que prueban que los extremos climáticos como olas de calor, lluvias torrenciales, sequías y ciclones tropicales están aumentando, y también su atribución a la influencia humana.
2. Los impactos y los riesgos se están agravando antes de lo que preveían estudios anteriores
Actualmente, el calentamiento global promedio está alrededor de 1,1 °C, dirigiéndonos hacia los 3 °C. ç
Con un calentamiento de 1,2 °C, muchos ecosistemas estarán en alto riesgo de desaparecer, debido a la mortalidad masiva de árboles, el blanqueo de arrecifes de coral, una gran disminución de especies dependientes del hielo marino y eventos de mortalidad masiva por olas de calor. Con solo 1,5 °C, hasta el 14 % de las especies que viven en ecosistemas terrestres se enfrentarán a un riesgo muy alto de extinción.
Alcanzar 1,5 °C traerá más y peores extremos de calor y condiciones peligrosas de calor y humedad, lluvias extremas e inundaciones asociadas, ciclones tropicales, incendios forestales y eventos extremos del nivel del mar.
Entre 1,5 °C y 2,5 °C, los riesgos asociados con eventos singulares a gran escala o puntos de inflexión, como la inestabilidad de la capa de hielo o la pérdida de ecosistemas de los bosques tropicales, pasan a estar en alto riesgo.
Con un calentamiento de aproximadamente 1,9°C, la mitad de la población humana podría estar expuesta a períodos con condiciones climáticas potencialmente mortales derivadas de los impactos combinados del calor y de la humedad extremos (olas de frío, de calor, sequías e inundaciones) en el año 2100.
Con un calentamiento de entre 2 °C y 3 °C, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental se perderán casi por completo y de manera irreversible.
3. Las personas menos responsables por la crisis climática son las más afectadas
Las comunidades vulnerables que menos han contribuido a lo largo de la historia a la crisis climática son las más afectadas. Casi la mitad de la población mundial (entre 3.300 y 3.600 millones de personas) vive en contextos muy vulnerables al cambio climático. Entre 2010 y 2020, la mortalidad por inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces mayor en las regiones altamente vulnerables, en comparación con las regiones de muy baja vulnerabilidad.
Al mismo tiempo, sólo el 10% de los hogares más ricos han producido el 45% de las emisiones mundiales de GEI (gases de efecto invernadero) de los hogares (las que provienen del consumo familiar).
4. Vamos camino de alcanzar riesgos climáticos altos y muy altos y las emisiones globales todavía no han comenzado a descender
Con las políticas existentes a finales de 2020 vamos camino de alcanzar un calentamiento medio global de 3,2 °C en 2100. (Estudios que incluyen las políticas más recientes, como las medidas climáticas presentadas en la COP26, pero no incluidos en este informe del IPCC por ser muy recientes, estiman un ligero mejor calentamiento medio de 2,8 °C).
Con las políticas actuales, en lugar de reducir a la mitad las emisiones globales en 2030, que es lo que se necesita para respetar el límite de calentamiento del Acuerdo de París, no habría un descenso en las emisiones antes de 2030.
5. Con medidas urgentes, el objetivo a largo plazo del Acuerdo de París aún está a nuestro alcance
Con las emisiones actuales vamos camino de alcanzar un calentamiento medio global de 1,5 °C en el corto plazo. Pero está en nuestras manos detener el calentamiento en ese punto para evitar los impactos más terribles.
Si seguimos la vía de reducción de emisiones más estricta incluida en el informe del IPCC (la llamada “C1”), el pico de emisiones podría alcanzarse en torno a los 1,5 ºC – 1,6 ºC, tras lo cual la temperatura media mundial podría volver a descender hasta ser menor de 1,5 ºC a finales de siglo.De modo que, si tomamos medidas urgentes ya, el objetivo de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París sigue estando a nuestro alcance.Esto requeriría reducir a la mitad las emisiones mundiales de aquí a 2030, llegar a cero emisiones netas de CO2 en torno a 2050 y, a partir de entonces, alcanzar y mantener unas emisiones netas negativas de CO2 (y del resto de gases de efecto invernadero) en todo el mundo, con tasas anuales de captura y almacenamiento de carbono (CAC) superiores a las emisiones de CO2 restantes.
Limitar tanto como sea posible cualquier superación de 1,5 °C, durante el menor tiempo posible, es esencial, ya que el enfriamiento gradual no desharía los impactos irreversibles desencadenados por el pico de calentamiento (como la pérdida de especies o el deshielo de las capas de hielo). Además, aunque la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC) es necesaria, todavía presenta grandes incertidumbres, por lo que no podemos depender de ello. Como el IPCC concluyó en los informes anteriores en esta ronda de evaluación (la AR6):
«El despliegue a gran escala de la captura y almacenamiento de carbono no está probado, y depender de dicha tecnología para limitar el calentamiento a 1,5 ºC tiene un riesgo enorme. La CAC es menos necesaria en las trayectorias que hagan esfuerzos especialmente en la eficiencia energética y en la reducción de la demanda» (IPCC SR15)
«Dar prioridad a la descarbonización temprana con una dependencia mínima de la CAC disminuye el riesgo de fracaso de la mitigación y aumenta la equidad intergeneracional» (IPCC SRCCL)
6. Esta es la década decisiva y tenemos todas las soluciones que necesitamos
Disponemos de todas las herramientas necesarias para reducir al menos a la mitad las emisiones mundiales de aquí a 2030. Se calcula que la mitad de este potencial de mitigación tiene un coste bajo (menos de 20 USD/tCO2-eq), o incluso que se puede conseguir con un ahorro de costes.
Las mayores contribuciones provendrán de la energía solar y eólica, la protección y restauración de bosques y otros ecosistemas, los sistemas alimentarios respetuosos con el clima y la eficiencia energética en sus múltiples formas.
Para 2050, las medidas dirigidas a reducir la demanda pueden disminuir las emisiones mundiales de GEI entre un 40% y un 70% en comparación con los escenarios de referencia. Estas medidas se refieren a las decisiones sobre cómo utilizamos la tecnología y los recursos para satisfacer nuestras necesidades de alimentos, vivienda, movilidad y productos. Una de las medidas con mayor potencial, y con grandes sinergias con la adaptación, la conservación de la biodiversidad y la salud humana, es el cambio hacia dietas basadas en alimentos de origen vegetal, denominadas «dietas sanas y sostenibles» por los informes del IPCC. Conseguir mejores servicios y ventajas con menos energía y recursos es lo que se necesita para conseguir el bienestar de toda la población.
7. La salida de los combustibles fósiles tiene que ser rápida. La infraestructura que existe ya es demasiada.
La infraestructura de combustibles fósiles ya existente es suficiente para superar el límite de calentamiento de 1,5 °C, si se permite su uso sin más restricciones. Por tanto, no hay cabida para nuevas infraestructuras de combustibles fósiles, y las que existen deben ser retiradas gradualmente pronto, antes de que termine su vida útil, como ilustra el gráfico siguiente.
En otras palabras, no extraigáis más: «Aproximadamente el 80% de las reservas de carbón, el 50% de las de gas y el 30% de las de petróleo no podrán quemarse ni emitirse si el calentamiento se limita a 2°C. Si el calentamiento se limita a 1,5°C, muchas más reservas deben quedarse sin quemar».
Así que está claro que debe haber un cambio y un abandono de los combustibles fósiles, aunque sea progresivo. Pero, ¿cómo de rápido debe ser? La velocidad para eliminar los combustibles fósiles depende de muchos supuestos, y en el informe de mitigación (AR6 WG3), el IPCC ofrece más detalles sobre ello.
Por ejemplo, en los itinerarios para limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 ºC (superando el 1,5 ºC sólo de forma puntual) con más de un 50% de probabilidad, en 2050 el uso mundial de carbón disminuye un 100 %, el del petróleo hasta un 90 % y el de gas hasta un 85 % respecto a los niveles de 2019 (AR6 WG3, SPM C.3.2).
Las reducciones más rápidas se requieren en los itinerarios para no superar el 1,5 ºC (superando el 1,5 ºC sólo de forma puntual), con poca dependencia de la captura y almacenamiento de carbono, con bajos impactos en los ecosistemas y la biodiversidad y con alta eficiencia en el uso de los recursos (ilustrada por el itinerario IMP-LD). En dicho itinerario, en 2050 el uso conjunto de los combustibles fósiles desciende un 85 % respecto a los niveles de 2020. (AR6 WG3, Figura 3.6 y SPM C.3.6).
8. Las soluciones deben aplicarse en la vida real, no sólo en los modelos
Hemos entrado en una década crítica, durante la cual debemos reducir prácticamente a la mitad las emisiones mundiales y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad alimentaria y proteger y restaurar la naturaleza.
Uno de los puntos de inflexión desde la anterior evaluación es el avance de la energía solar y eólica, que ya están alcanzando costes iguales o inferiores a los de los combustibles fósiles. Estas energías ya permiten la descarbonización de diferentes sectores mediante la electrificación. Esta evolución ha ocurrido mucho más rápido de lo que anticipaban los expertos y los escenarios de mitigación construidos con modelos. Esto supone un cambio total en las reglas del juego.
Mientras tanto, durante el mismo periodo, la captura y almacenamiento de carbono (CAC), apenas ha avanzado y evolucionado. Se le da mucha importancia en muchos modelos de reducción de emisiones, pero todavía no se ha conseguido aplicar a gran escala en la vida real. En su informe sobre mitigación, el IPCC concluyó que: «El despliegue y el desarrollo de las tecnologías CAC (con almacenamiento a gran escala del CO2 capturado) han sido mucho más lentos de lo previsto en evaluaciones anteriores». «La implantación de la CAC se enfrenta actualmente a barreras tecnológicas, económicas, institucionales, ecológico-ambientales y socioculturales».
La eliminación de dióxido de carbono con soluciones tecnológicas, mediante las cuales el CO2 se captura directamente de la atmósfera (DACCS, por sus siglas en inglés), o de la energía de la biomasa (BECCS), también desempeña un papel en la mayoría de los modelos de mitigación, pero sigue sin probarse a gran escala y tiene limitaciones de viabilidad y de sostenibilidad, al igual que la forestación a gran escala.
Así que, mientras pasa el tiempo y llega el futuro, cuando la captura de carbono será necesaria (aunque en menor cantidad si se toman medidas urgentes y a corto plazo), es necesario mirar más allá de modelos simplistas. Las soluciones de captura de carbono que maximizan la sostenibilidad y minimizan los riesgos son las que trabajan con la naturaleza y para la población local, como la reforestación, la restauración de ecosistemas o la captura de carbono en suelos agrarios. Dichas soluciones son esenciales además porque permiten evitar conflictos con otros usos del suelo y prevenir graves impactos ambientales y problemas de derechos humanos y de seguridad alimentaria.
9. Lograr la equidad, la inclusión social y la financiación necesaria es fundamental
La escala y la velocidad de transformación necesarias no serán posibles sin equidad y justicia social, tanto entre los países como dentro de ellos. Según el IPCC, la integración de la acción climática con las políticas macroeconómicas puede conseguir un desarrollo sostenible con bajas emisiones, con creación de empleo, con medidas de protección social, además de mejorar el acceso a financiación para hacer infraestructuras de bajas emisiones, especialmente en las regiones en desarrollo.
En el centro de la equidad se sitúa la financiación. Hay suficiente dinero en el mundo para llevar a cabo un cambio real, si se eliminan las barreras que existen. Pero todavía hoy en día, ¡la cantidad de financiación tanto pública como privada para combustibles fósiles sigue siendo mayor que la destinada a la adaptación y mitigación del cambio climático!
(De hecho, mientras el IPCC señala que las comunidades vulnerables tienen cada vez mayores problemas para acceder a fondos para mitigación y adaptación, la Agencia Internacional de la Energía informa de que sólo el año pasado, la industria del petróleo y el gas ganaron la friolera de 4 billones de dólares, ¡con negocios que alimentan la crisis climática!)
La cantidad anual de inversión necesaria antes de 2030 es entre tres y seis veces superior a los niveles actuales, sólo para mitigación, y las mayores necesidades se dan en el mundo en desarrollo. Para cambiar esta situación, tanto los gobiernos como las instituciones financieras tendrán que alinear sus objetivos y políticas con el 1,5 ºC, y eliminar las barreras que existen actualmente. Y a nivel internacional, es necesario encontrar soluciones equitativas que cubran las necesidades de adaptación y mitigación además de abordar las pérdidas y daños que sufren las sociedades con menor responsabilidad en la crisis climática.
10. Del cambio incremental al cambio transformador, en todos los sectores: ¡todo el mundo manos a la obra!
Las oportunidades para implementar un desarrollo resiliente al cambio climático se reducen rápidamente. Para lograr el Acuerdo de París y otros objetivos de sostenibilidad, tenemos que pensar más allá de las tecnologías, sectores y actores individuales y adoptar enfoques holísticos, inclusivos y transformadores que abarquen tanto la mitigación como la adaptación. Es fundamental adoptar medidas que protejan y restauren nuestra biodiversidad. Al cuidar de la naturaleza, estamos cuidando de nosotros mismos. Según el IPCC, mantener la resiliencia de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a escala mundial depende de la conservación eficaz y equitativa de aproximadamente entre el 30% y el 50% de las áreas terrestres, de agua dulce y oceánicas de la Tierra, incluidos los ecosistemas actualmente casi naturales.
Para lograr «transiciones rápidas y de gran alcance en todos los sectores y sistemas» necesitamos leyes y políticas sólidas y cooperación internacional. Hay que ponernos manos a la obra y los que tienen más responsabilidad y capacidad deben liderar el camino: tanto gobiernos como para empresas, inversores y personas que tienen mayores ingresos.
¿Así que, ahora qué?
La comunidad científica ha expuesto sus recomendaciones y las soluciones que existen para sobrevivir al cambio climático. Ahora nos toca asegurarnos de que los gobiernos, las empresas, los inversores y la ciudadanía actúen en consecuencia. Y que cada persona lo haga y lo sienta de forma personal.
La vida, el bienestar o el sufrimiento de nuestras hijas, nietas, bisnietas y muchas más después de ellas nos mirarán y se sentirán agradecidas por lo que hicimos, o quizá por lo que no hicimos.