El trabajo decente debe ser un trabajo saludable
Todos los años la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente publica una nota de prensa para indicar nuestras prioridades para el año. Es muy cierto que las prioridades ya las definió el recién fallecido papa Benedicto XVI en Caritas in veritate al definir el trabajo decente:
“Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación” (n. 23).
Esta definición contempla todas las prioridades de Iglesia por el Trabajo Decente: dignidad, libertad, igualdad, solidaridad, comunidad y vida. Para este año 2023, en diálogo con el Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal, hemos observado que se cumplen veinte años que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció la fecha del 28 de abril como Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo a petición de las organizaciones sindicales que desde el año 1996 venían celebrando en todo el mundo el Día Internacional en memoria de los trabajadores fallecidos y heridos en el trabajo.
Ante esta realidad, desde ITD queremos recordar que el Magisterio Social de la Iglesia enuncia entre los derechos de los trabajadores el derecho «a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 301).
La pérdida de la salud en el trabajo, y en excesivas ocasiones de la vida, es un grave problema que necesita ser abordado en profundidad y, por este motivo, la iniciativa de Iglesia por el Trabajo Decente para este nuevo curso con el lema “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable”, queremos, desde nuestra humilde aportación, poner el acento y crear conciencia sobre esta realidad que haga visible a las víctimas de la siniestralidad, porque solo haciendo visible el problema en el seno de la sociedad podremos empezar a solucionarlo. La dignidad del trabajo y el trabajo decente es para la ITD una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y, por tanto, compromiso de toda la Iglesia.
Con esta finalidad queremos potenciar en 2023 la celebración del 28 de abril, Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. También queremos continuar con la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, del Primero de Mayo, día del trabajo, y del 7 octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
En 2023 queremos seguir colaborando con el Departamento de Pastoral del Trabajo de la CEE y con la OIT, que participó en el nacimiento de Iglesia por el Trabajo Decente. En noviembre queremos tener un nuevo encuentro telemático de todas las mesas diocesana para dialogar, compartir y revisar nuestras tareas.
Respecto a las mesas ITD locales y diocesanas queremos consolidar y ampliar los grupos ITD locales, presentando la iniciativa en centros de formación (Institutos, FP, universidades,…), asociaciones juveniles y conociendo la situación local respecto al empleo. No queremos renunciar a actividades específicas locales que se acuerden y ayuden a generar y acrecentar la conciencia y la necesidad de defender el trabajo digno (Día Internacional del Domingo Libre, del 3 de marzo; Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, del 30 de marzo,…)
Queremos continuar con la relación y diálogo con organizaciones sociales y sindicales comprometidas con el mundo del trabajo. Pretendemos presentar la Iniciativa e invitar a participar en las actividades organizadas así como dialogar y compartir nuestras respectivas visiones de lo que significa la defensa del trabajo digno, y ver en qué podemos colaborar en este sentido.
En la relación con los obispos continuaremos con los contactos con nuestros obispos para presentarle la mesa, la planificación del curso y solicitar sus orientaciones y apoyos en las actividades planificadas. Confiamos en que continúe su respaldo, acompañamiento y apoyo para extender ITD en la diócesis (parroquias, seminario, arciprestazgos,…) También queremos continuar la reflexión sobre las relaciones laborales en la iglesia, para que promueva el trabajo decente y la economía del cuidado.
El trabajo digno se enmarca dentro de la agenda 2030 por los objetivos de desarrollo sostenible. El trabajo decente no solo forma parte del objetivo octavo sino que contribuye al desarrollo de todos los objetivos: desde el fin de la pobreza (objetivo 1) y el hambre cero (objetivo 2) hasta las alianzas para conseguir los objetivos (objetivo 17). Los objetivos de desarrollo sostenible son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para el conjunto de la humanidad. Se interrelacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia.
Por eso el trabajo decente se vincula también con los objetivos Laudato si’ propuestos por el papa Francisco: respuesta al clamor de la Tierra, respuesta al clamor de los pobres, economía ecológica, adopción de estilos de vida sostenibles, educación ecológica, espiritualidad ecológica y resiliencia y empoderamiento de la comunidad. •
Portavoz de Iglesia por el Trabajo Decente (ITD)
Presidente de la Comisión General de Justicia y Paz
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