Emanciparse “es prácticamente una quimera” para la juventud española
Una persona joven para poder emanciparse en solitario debe dedicar al alquiler el 85,10% de su salario neto anual. Apenas un 16% de jóvenes puede emanciparse en España, frente al 32% en la Unión Europea, según el Consejo de la Juventud de España (CJE)
Un 15,9% de los jóvenes pudo emanciparse en España en el primer semestre de 2022, una cifra que, aunque representa un ligero aumento de 0,3 puntos respecto a finales del año pasado, supone la mitad de la que se alcanza en la Unión Europea, donde se llega al 32,10% de emancipación, según la ultima edición del Observatorio Joven de Emancipación, elaborado por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y presentado este jueves en rueda de prensa.
El informe alerta de que la precariedad de las generaciones jóvenes de España es “excepcional” ya que este colectivo se encuentra en una situación “considerablemente peor que la media europea”. Así, señala que para los jóvenes españoles independizarse “es prácticamente una quimera” y que siempre es más difícil independizarse para una persona joven española que para una europea.
La diferencia entre la situación europea y la española a la hora de que la juventud se emancipe se aprecia en todos los rangos de edad, donde existe una gran brecha entre la población española joven y la de los países europeos.
“Presentamos el estudio en un momento en el que desgraciadamente los datos no son una novedad, la vida de las personas jóvenes no cambia para bien, es más, es sinónimo de precariedad y inestabilidad”, ha señalado en la rueda de prensa la presidenta del CJE, Andrea González Henry.
Sobre las dificultades que deben sortear los jóvenes en España para poder emanciparse, se enumeran cuestiones como el elevado precio del mercado de alquiler en España, que se ha encarecido durante la primera mitad de 2022 en un 4,16%. Así, una persona joven para poder emanciparse en solitario debe dedicar al alquiler el 85,10% de su salario neto anual a este fin.
Por ello, ante la imposibilidad de alquilar en solitario, una de cada tres personas jóvenes se ven obligadas a alquilar una vivienda compartida. Además, una persona joven trabajadora paga de media por una habitación el 26,8% de su salario neto, lo que roza el límite aconsejado por el Banco de España (30%) y dificulta la capacidad de ahorro de la juventud.
El estudio señala que el incremento del precio medio de compra de la vivienda (del 5,5% en el último año) es la subida más alta desde el pico del boom inmobiliario en 2007, donde la vivienda media alcanzó los 174.000 euros en España.
“Nos vemos abocados a tener que emanciparnos compartiendo piso, con personas a las que desconocemos, es una situación bastante preocupante”, ha añadido por su parte el vicepresidente y responsable de socioeconomía y comunicación, Juan Antonio Báez.
Precariedad en el empleo, paro y pérdida de poder adquisitivo
El informe también hace alusión a la precariedad del empleo de las personas jóvenes, con un salario anual medio que se sitúa en los 12.640 euros –190 euros menos que en diciembre de 2021– por lo que una persona joven tendría que destinar al pago de la entrada de la vivienda casi cuatro veces su salario anual neto.
Asimismo, el estudio consta que aunque la tasa de paro es ligeramente inferior a 2008, en el primer semestre de 2022 había menos gente joven trabajando o buscando trabajo que en las fechas anteriores, por lo que las cifras de empleo no son mayores que antes del inicio de la crisis. Además, aunque la temporalidad se ha reducido por la nueva reforma laboral, un 48,10% de las personas jóvenes con un empleo a tiempo parcial manifiesta hacerlo de forma involuntaria por no encontrar un empleo a jornada completa.
“Es preocupante que las personas estudien y trabajen a la vez porque no les quede otra alternativa”, ha denunciado Báez.
La inflación, que ha incrementado un 9,8 por ciento en términos interanuales, y el estancamiento salarial también han provocado que la juventud pierda un 3,86% de capacidad adquisitiva en el último año. “Tenemos que empezar a hablar de la calidad del empleo y del salario, tener un empleo no significa tener calidad de vida ni tener dinero para un alquiler, la compra, el agua o la luz”, ha aclarado Báez.
Por todo ello, el informe concluye que la juventud española sigue siendo el segundo colectivo de edad con mayor riesgo de pobreza tras la infancia: en 2021, uno de cada tres jóvenes se encontraba en situación de riesgo de pobreza o exclusión social y casi uno de cada cuatro jóvenes con trabajo se encontraba en situación de riesgo de pobreza o exclusión social.
“La situación de la juventud es especialmente grave pues no consigue empleos de calidad con salarios dignos y, a la vez, se queda fuera de importantísimas prestaciones sociales que paliarían su situación, como es el ingreso mínimo vital y que es especialmente duro con la juventud, pues exige requisitos mayores que al resto de la población a pesar de su peor situación económica”, ha concluido Henry.