Tejiendo memorias, construyendo futuro #JEC75
Los próximos 18 y 19 de noviembre, la Juventud Estudiante Católica (JEC) celebra su 75 aniversario con el lema “Tejiendo memorias, Construyendo futuro”, en un encuentro en la Delegación de Jóvenes de Madrid, en la Parroquia de San Juan de la Cruz.
El encuentro comenzará el viernes por la noche, con una cena, con antiguos y actuales militantes, que supondrá el reencuentro de muchas personas, que coincidimos en las mismas o diferentes épocas de la vida del movimiento.
El sábado, tras la apertura por parte del actual Equipo Permanente, se expondrá el recorrido de la vida de la JEC en estos 75 años, y se presentarán los resultados de una encuesta realizada a antiguos militantes en los que fundamentalmente se revisa nuestra trayectoria, lo que supuso nuestro paso por la JEC y en qué ámbitos sociales, políticos, eclesiales… nos encontramos en la actualidad.
Acto seguido, tendrá lugar una mesa redonda sobre la realidad europea e internacional de la JEC y su relación con el Movimiento Internacional de Estudiantes Cristianos (MIEC) y la JEC Internacional (JECI). El encuentro pretende, no solo ser un recuerdo nostálgico, que también, sino sobre todo un espacio de reunión entre antiguos y actuales militantes para reflexionar, a través de un trabajo por grupos, sobre distintas temáticas del movimiento, lo que la JEC ha aportado al movimiento estudiantil, a la sociedad y a la Iglesia en estos años, actualizar su vigencia y vislumbrar pistas y retos para la JEC del presente y el futuro. Se terminará con una Acción de Gracias y un talent show.
Un poco de historia
En el curso 1946/47 se fundan la JUMAC y la JUFAC, como movimientos de Acción Católica especializados en el mundo universitario, en sus ramas masculina y femenina; y que en el año 1961, tomarán el nombre de Juventud Estudiante Católica (JEC).
Los inicios vienen marcados por los años del nacionalcatolicismo, pero pronto, en la JUMAC/JUFAC se viven impulsos renovadores, con la revuelta estudiantil de 1956, iniciándose al mismo tiempo relaciones con la JEC Internacional.
Los años 60 suponen un auge de los movimientos especializados de Acción Católica y, en la primavera de 1965, se celebra una Asamblea de Juventud a la que asisten unos 2000 delegados. La militancia de la JEC tienen un gran compromiso en las luchas estudiantiles, lo que provoca una “vigilancia” por parte de los obispos españoles, muchos aún poco receptivos a los planteamientos del Concilio Vaticano II.
En el V Consejo Nacional de Salamanca de 1966 ya hay un conflicto abierto con la jerarquía, que culminará con la no aprobación de las conclusiones de las VII Jornadas Nacionales, el cese de consiliarios y la ruptura definitiva en marzo de 1967, con el desmantelamiento de la estructura de la JEC (se abandona la sede de Alfonso XI en Madrid), hay una disminución drástica en el número de militantes y una crisis de identidad en el movimiento.
Se produce entonces una “travesía por el desierto” de la que se empezará a salir en la XV Asamblea General de Córdoba con la recuperación de la identidad eclesial, la reconstrucción orgánica y metodológica, con la Revisión de Vida como elemento fundamental en la formación, el compromiso y la espiritualidad de la militancia. Durante esta etapa es fundamental la aportación de Lala Franco y Cristóbal Robles en el Equipo Permanente.
Esta recuperación se consolida en la XIII Asamblea General de Valladolid, en 1983, con Jesús Salmerón como presidente y Pepe Alonso como consiliario, reafirmando los hitos recientes de las Asambleas Generales de Castellón (1979) y Tarazona (1981) –en la que se adoptó la estructura federal*–. Son los años de la “movida”, la JEC de Enseñanza Media reafirma su protagonismo; y el movimiento se posiciona desde el estudio como lugar desde donde construir el compromiso sociopolítico y la presencia pública (“Estudiamos ¿para qué?”).
A pesar de las dificultades, la JEC se ha mantenido fiel a su misión, con campañas en Enseñanza Media y Universidad, reflexiones sobre el papel de los graduados y su vinculación a la Federación de Movimientos de Acción Católica; y por lo que hemos estado compartiendo en la preparación de este encuentro, en la actualidad, aunque la JEC tiene implantación en no muchas diócesis, ya que como movimiento juvenil tiene una dificultad para su continuidad… la juventud se acaba, y la vida de estudiante es todavía más corta –a no ser que seas de la tuna–, hay perspectivas de crecimiento, que esperemos se potencien con esta celebración.
Mi paso por la JEC
A nivel personal, entré en contacto con la JEC a la edad de 14 años, allá por el curso 1981/82 cuando estando en 1º de BUP –aquello que se estudiaba antes de la ESO–, nuestro profesor de Religión, José Luis Linares, consiliario de la JEC en Málaga nos invitó a una convivencia.
A partir de entonces todo cambió. Se fortalecieron las relaciones en clase, pasamos de una fe sociológica –en aquella época se era persona católica por “adscripción familiar”– a una fe comprometida, empezamos a movilizarnos en las elecciones de delegados y delegadas de curso, a participar en el DAC (Departamento de Actividades Culturales)… en definitiva, a movilizar el instituto, convirtiéndonos en protagonistas de nuestro estudio; y al mismo tiempo con un fuerte compromiso sociopolítico, en el movimiento estudiantil, la Campaña anti OTAN, la participación en el Movimiento de Objeción de Conciencia –no sé si recordaréis, pero la mili era obligatoria–, y la participación en el Consejo de la Juventud de Málaga, la Pastoral Universitaria y miles de compromisos más.
El sentido del estudio se reforzó con la entrada en la Universidad, en mi caso empecé a estudiar Medicina, aunque ahora trabajo como matrona en un Centro de Salud, pero si teníamos claro que éramos estudiantes para transformar la realidad, para poner nuestro estudio al servicio de los empobrecidos y desde ahí construir un mundo más justo y fraterno (“Estudiamos para que la injusticia no nos sea indiferente”), participando en la Junta de Facultad, en el Claustro de la Universidad y en la Delegación de Alumnado… incluso creamos una asociación de estudiantes de Medicina a nivel estatal para presentarnos a las elecciones europeas (Asociación Nacional de Estudiantes de Medicina y Asociados, ANEMyA, con la que casi logramos un eurodiputado).
Cómo Medicina es una carrera larga y además yo me pasé a Enfermería, estuve en la JEC hasta el año 1994 –12 años si no me fallan las cuentas–, siendo en mi parte final “animador adulto” de grupos de militantes, hasta que el movimiento desapareció en Málaga.
Para mí, la JEC ha sido fundamentalmente una “escuela de militancia”, allí aprendí y viví que la fe y la vida han de estar unidas, que sin compromiso no se puede ser cristiano. Aprendí además el valor de lo organizativo, era responsable diocesano el año que se celebró XXV Asamblea General de Málaga de 1987 y federal de Andalucía de 1990 a 1992, valorando la cultura de los pueblos que conforman esta realidad llamada España. Me parece también importante la relación de jóvenes con el mundo eclesial adulto, especialmente con los obispos, que casi siempre hacían la pregunta errónea: “¿cuántos sois?, en lugar de la pregunta importante: ¿qué os aporta Jesús en la vida y que aportáis a la escuela, la sociedad y Iglesia?
También integré muchos aspectos que sigo intentado vivir, la Revisión de Vida como estilo de vida que me lleva a ver la realidad que me rodea con otra mirada, descubriendo la acción de Dios en la historia; juzgándola desde los criterios del Evangelio y del Reino de Dios; y actuando para transformarla, con una pedagogía de la acción que desde siempre me ha llevado a intentar transformar la realidad, reflexionando sobre esa acción y volviendo a actuar. Puedo decir que yo soy la persona que soy actualmente gracias a la Juventud Estudiante Católica.
Al final de mi etapa en la JEC, se plantea la gran duda… ¿y ahora qué?. Tenía claro que mi sitio estaba en la Acción Católica especializada, y las opciones eran o la Hermandad Obrera de Acción Católica (la HOAC) o el movimiento de Profesionales Cristianos (Px), que por aquel entonces empezaba. Siempre he pensado que un problema que tenemos en la Acción Católica especializada es la atomización, cuando la vida no está tan parcelada; por lo que deseché la opción de Px –por cierto que esta atomización también se da en la izquierda política… quizá sería oportuno analizar estos paralelismos y sus consecuencias–. La HOAC me asustaba un poco, por un lado tenían fama de muy cuadriculados –no hacían la Revisión de Vida de Cardijn, sino Encuestas y una Revisión de Vida Obrera que eran “supercerradas”; y además estaba lo de ser obrero, que no tenía nada claro… ¡pero si yo era un profesional!–.
Después de mucha reflexión, me decidí, “no era obrero”, pero siempre había intentado hacer una opción por los pobres desde mi trabajo; y en cuanto a la metodología… era cuestión de conocer y probar, y como los destinos del Señor son inescrutables, me tocó ser responsable de Formación de mi equipo de HOAC, así que nada, a velar por el método.
Actualmente sigo siendo militante hoacista y…. –como pasa el tiempo–, ya llevo más años en la HOAC de los que estuve en la JEC, pero lo que siempre he sido, es ser militante de la Acción Católica especializada, y desde esa perspectiva siempre he pensado que necesitamos tener más relación entre los movimientos, conocernos mejor. Los movimientos juveniles necesitan de los adultos para darles continuidad y estabilidad, y los movimientos adultos necesitamos de la vitalidad de los juveniles para confrontar mejor la visión de las nuevas realidades sociales.
Feliz aniversario y… larga vida a la JEC.
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*El máximo órgano de decisión entre Asambleas era el Equipo Federal Permanente, formado por el Equipo Permanente y los/as Federales de cada zona en la que había implantación y se reunía varias veces en el curso. En cada zona funcionaba el Equipo de Zona, formado por el/la Federal y las/os responsables diocesanos.
Presidente de la HOAC de Andalucía