«Llover sobre mojado»
«Panorama desolador: más de 260 millones de personas adicionales caerán este año en la pobreza extrema».
«América Latina y el Caribe continúan siendo la región más desigual del mundo en lo que respecta a la distribución de los ingresos entre su población». «El panorama laboral es incierto, la persistencia de los contagios por la pandemia y la perspectiva de un crecimiento económico mediocre este año podrían prolongar la crisis del empleo hasta 2023 o incluso 2024». «En promedio, una de cada dos personas ocupadas en la región se dedica a trabajos ubicados en la informalidad». «La pobreza y la desigualdad tienen rostro de mujer».
Estos podrían ser los titulares de los informes que diferentes instituciones, desde la OIT hasta el Banco Mundial, pasando por la CEPAL, OXFAM o, en palabras del secretario general de las Naciones Unidas, han hecho públicos.
En algunos países de esta área, la economía informal alcanza niveles del 70 u 80% de la población. «Para poner un ejemplo, solamente en el caso de Guatemala, la población indígena presenta tasas de informalidad mayores al 82%. Es decir, 8 de cada 10 personas indígenas están en condición de informalidad en el mercado de trabajo. Los jóvenes son otro grupo poblacional altamente afectado por la informalidad. Los jóvenes de 15 y 19 años presentan tasas de informalidad del 82%».
Y economía informal es sinónimo de pobreza, de inseguridad en todos sus sentidos, de «agarrarse a lo que salga» para no morirse de hambre e indignidad –tantas veces que hemos dicho que el trabajo dignifica–, de un medio de vida que nadie elige por gusto: es la necesidad que obliga. «Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad», decía Francisco en la Evangelii gaudium. Y esta situación es anterior a la pandemia. Una pandemia que dañó más a América Latina y Caribe precisamente porque se unía a la informalidad y la desigualdad, eso que llaman «comorbilidades sociales» y que popularmente se entiende como «llover sobre mojado».
Afectó más a las mujeres, presentes en el mundo de la restauración, de la hostelería o del servicio doméstico, un sector de baja productividad y bajos ingresos.
Siendo el de la economía informal el sector más afectado por la pandemia, crece ahora más pronto, lo que se torna más preocupante.
«Si no se toman medidas radicales e inmediatas, podríamos estar ante el mayor aumento de los niveles de la pobreza extrema y sufrimiento de la humanidad del que se tiene constancia», advierte la directora de Oxfam.
«Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo, los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales por largo plazo en América Latina y el Caribe», afirmaba desde la OIT.
«Es imperativo un pacto social por la igualdad en nuestra región, con un pacto internacional fiscal y financiero. Reconstruir mejor en América Latina y el Caribe significa reconstruir con igualdad», concluía la secretaria ejecutiva de la CEPAL.
Capellán regional del MTC Centroamérica,
Caribe y Norteamérica