Los obispos estadounidenses apuestan por el trabajo digno y una economía justa
La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en ingles) ha llamado a promover el trabajo digno y a construir una economía justa que responda a las necesidades humanas fundamentales.
El arzobispo de Oklahoma y presidente del Comité para la Justicia Interna y el Desarrollo Humano de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, Paul S. Coakley, firma el mensaje del Día del Trabajo, que allí se celebra el primer lunes de septiembre.
El responsable episcopal destacado alguno de los problemas existentes ya antes de la pandemia. “Incluso antes de las incertidumbres económicas actuales, las mujeres, especialmente las afrodescendientes y latinas, ganaban menos que sus contrapartes masculinas, incluso cuando hacían el mismo trabajo con las mismas calificaciones”, ha especificado. A pesar de que son “la mayoría de los cuidadores de sus seres queridos”, “carecían de políticas adecuadas de licencia familiar y médica”, detalla.
Apoyo a las familias vulnerables
Coakley hace un llamamiento a “construir una economía más justa, promoviendo el bienestar de las familias trabajadoras a través de obras de caridad y abogando por políticas mejoradas”, refiriéndose en concreto a la expansión del Crédito Tributario por Hijos y la aprobación de la Ley de Equidad para las Trabajadoras Embarazadas. “Avanzar en estas dos políticas tendría un profundo impacto en la estabilidad familiar, especialmente para las familias que están económicamente vulnerables”, señala.
Aunque señala que “la economía está regresando a una norma anterior a la pandemia con respecto a las tasas de desempleo”, advierte, “gran parte o la totalidad de los aumentos se pierden debido a la inflación, que afecta más a las familias de bajos ingresos y pone a nuestra economía en una posición precaria”, por lo que eleva una oración para que los líderes gubernamentales sepan actuar con “prudencia” en este complejo momento.
Salarios justos, licencias y derecho a organizarse
El arzobispo de Oklahoma ha recordado que “la Conferencia Episcopal de Estados Unidos apoya la política federal de licencias pagadas, salarios justos y el derecho a organizarse”. “Durante mucho tiempo hemos pedido un sistema en el que toda la sociedad disfrute de las necesidades humanas fundamentales, incluida la nutrición, la vivienda asequible, la educación y la atención médica”, que considera bienes comunes que “no pueden lograrse únicamente con el esfuerzo individual, sino que requieren la colaboración y cooperación de todos, sin excluir a nadie”.
También ha apelado a la necesidad de promover la dignidad del trabajo en el ámbito local, por ejemplo, “como voluntario para ayudar a las familias con dificultades” y no ha dudado en señalar que “los sindicatos han contribuido a que los trabajadores sindicalizados les fuera mejor durante la pandemia que a los no sindicalizados”.
De hecho, ha recordado que “en un esfuerzo por eliminar la trata laboral y los abusos relacionados en el lugar de trabajo, como el robo de salarios, la Campaña Católica para el Desarrollo Humano apoya a las organizaciones que trabajan en los derechos y la capacitación de los trabajadores de bajos salarios”.
Apoyo a familias y mujeres
El prelado no ha dudado en reafirmar el compromiso eclesial por “construir una sociedad en la que el aborto sea impensable”, por lo que ha apuntado que “este momento único requiere una sociedad y una economía que apoye matrimonios, familias y mujeres; exige que todos superemos las divisiones políticas y trabajemos diligentemente para reformular las políticas sociales de manera que sean promujer, profamilia, protrabajador y, por lo tanto, auténticamente provida”.
Redactor jefe de Noticias Obreras