Reforma laboral: verdades, debates y mundo virtual

Reforma laboral: verdades, debates y mundo virtual

Ya tenemos los datos de empleo, contratación y afiliación a la Seguridad Social del mes de mayo, y los correspondientes al desempleo del mes abril, todos ellos publicados el 2 de junio por los Ministerios de Trabajo y Economía Social (empleo, contratación y desempleo), y por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (afiliación).

La reforma laboral operada por el Real Decreto-Ley 32/2021 de 28 de diciembre “pretende reforzar la centralidad del contrato indefinido y la estricta causalidad de los contratos temporales”, tal como ha enfatizado la profesora María Amparo Ballester Pastor, quien ha conocido muy directamente la negociación entre el gobierno y los agentes sociales en su condición, primero, de directora de Gabinete de la ministra de Trabajo y Economía Social, y todavía más como directora de Coordinación Jurídica de la vicepresidenta tercera del Gobierno.

Los datos disponibles confirman que el logro de ese objetivo es posible, además obviamente de deseable, bueno, al menos para quienes desean que las relaciones de trabajo sean equilibradas e inclusivas, y que el trabajo decente, es decir el trabajo con derechos, sea el ADN de la vida laboral para todas las personas trabajadoras.

No poco importante ha sido, por poner un claro ejemplo de aquello que implica la reforma, la derogación del contrato para obra o servicio, cuya “tasa de irregularidad” si hemos de hacer caso a las resoluciones judiciales dictadas en conflictos suscitados ante juzgados y tribunales era bastante elevada; un contrato que en el año 2020 significo nada más ni nada menos que el 39,15% (6.241.088) del volumen total de contratación (15.943.061 contratos, de los que solo un 9,69% eran indefinidos).

Verdades

En mayo se han formalizado 1.640.595 contratos, de los que más del 44% han sido indefinidos, 730.427, “la cifra más alta en cualquier mes de la serie histórica”, como ha destacado con lógica satisfacción el Ministerio de Trabajo y Economía Social en la nota de prensa de presentación de los datos. Se han realizado 2.498.263 contratos por tiempo indefinido hasta mayo de 2022, que representan un ascenso de 1.714.222 (218,64%) sobre el mismo periodo del año 2021.

Más datos oficiales: Los contratos indefinidos del mes de mayo se dividen, en cuanto a la duración de su jornada, en 291.308 a tiempo completo, 174.595 a tiempo parcial y 264.524 fijos discontinuos. Respecto a mayo de 2021: los primeros han subido 195.976 (205,57%), los segundos se han incrementado en 134.128 (331,45%) y los últimos suben en 244.175 (1.199,94%).

En mayo de 2021 el desempleo bajó en 129.378 personas en relación al mes anterior. Por otra parte, respecto a mayo de 2021, el paro interanual ha descendido en 858.259 personas (-22,70%).

Lógica satisfacción también en el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que al presentar los datos de afiliación subraya estos contenidos positivos: “El empleo se sitúa 955.000 personas por encima del nivel de hace un año y 540.000 más que antes de la pandemia. La afiliación en términos desestacionalizados supera los 20 millones por primera vez.

Los efectos positivos de la reforma laboral siguen intensificándose: hay un millón de afiliados con contrato indefinido más desde enero a mayo que en años anteriores. El porcentaje de trabajadores con contrato indefinido se sitúa en el 79% en mayo, 8 puntos más del promedio registrado en este mes. La reforma es especialmente positiva para los jóvenes, que mejoran en 20 puntos el porcentaje de contratación indefinida”.

Debates

¿Hay un trasvase de anteriores contratos temporales al contrato fijo discontinuo, y también al contrato indefinido a tiempo parcial? Desde luego, no es descartable, en especial la primera hipótesis, a partir de los datos disponibles, pero ello, en cualquier caso, no resta un ápice de importancia a los datos globales, ya que la configuración jurídica de dicha modalidad contractual ha sido especialmente reforzada en la reforma y, además, otorga un amplio margen de actuación a la negociación colectiva para su concreción. Estamos hablando, no se olvide, de un contrato indefinido.

Seguimos con los debates: ¿han influido también en el incremento de la contratación indefinida las restricciones introducidas en la contratación temporal estructural? ¿Y el incremento de las sanciones, tanto por la individualización de cada una de ellas y el aumento de las cuantías, o por los escritos dirigidos desde la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para recordar el cumplimiento de la normativa a empresas en donde hay datos disponibles sobre irregularidades cometidas con anterioridad? ¿Y el asesoramiento prestado por las y los profesionales del mundo laboral a las empresas respecto a la conveniencia (o necesidad) de ajustar su política de contratación al nuevo marco legal?

A mi parecer, todos estos factores influyen en los cambios que se están operando en el mercado laboral, aunque la influencia de cada uno de ellos puede ser sometida a debate.

Mundo virtual

Hay grupos políticos y sociales que siguen negando cualquier valor a la reforma, y que solo ponen el acento en aquello que les parece negativo, siendo un ejemplo muy significativo la polémica que se ha pretendido generar con el uso del contrato fijo discontinuo para la descalificación de aquella.

Hay medios de comunicación que ponen el carro antes de los bueyes y resaltan las debilidades de nuestro mercado laboral, olvidando, ¿deliberadamente?, que una parte no menospreciable de ellos radica en las condiciones de trabajo que ahora se pretenden mejorar con la reforma (en estabilidad y en materia salarial, cuando menos).

Es el mundo virtual en el que viven y en el que se encuentran cómodos, y en el que está también, no conviene olvidarlo, una parte de la población, ya que la realidad virtual, las redes sociales, nos permiten vivir en nuestro mundo, aquel que queremos, sin preocuparnos de cuál es la realidad.

O sea, que sí hemos avanzado en la mejora del empleo, desempleo y afiliación a la Seguridad Social, y que sigue quedando mucho por hacer para conseguir que el trabajo decente sea una realidad. Pero al menos, se está haciendo camino al andar…, aunque algunos aún no se hayan dado cuenta, o no quieran darse cuenta, de ello.