El Apostolado del Mar pide revisar la seguridad ante una nueva tragedia
Un nuevo siniestro se ha cobrado la vida de dos trabajadores del mar y ha dejado heridos a otros ocho. Esta vez, se trata de una explosión en el buque atunero gallego “Albaroca Cuatro”, mientras estaba siendo reparado en el muelle del puerto de Victoria, en Mahé, una de las islas del archipiélago de las Seychelles.
Al parecer, una fuga de amoníaco en el barco propiedad de la Compañía Europea de Túnidos, provocó la explosión segando la vida del jefe de máquinas, de origen gallego y el primer oficial de máquinas, de origen asturiano, pero radicado en Vigo. En el momento de la deflagración había 31 tripulantes a bordo.
Hace solo cuatro meses las gentes del vivieron otro dramático suceso con el hundimiento del pesquero Villa de Pitanxo, en el que murieron nueve personas y 12 desaparecieron.
El obispo de Tui-Vigo y promotor de “Stella Maris“ (Apostolado del Mar), encuadrada en Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, Luis Quinteiro Fiuza, ha vuelto a hacer una llamada a todos los organismos nacionales e internacionales que deben velar por la seguridad a bordo de los barcos, “para que analicen a fondo las causas de este y otros accidentes y revisen y aumenten con el máximo rigor las normas de seguridad aplicables”. En su opinión, “deben plantearse muy seriamente las causas de esa alta siniestralidad”.
El Apostolado del Mar ha querido expresar sus condolencias por las dos víctimas mortales y sus familiares, así como aquellos que han resultado heridos y toda la tripulación, además de orar por el eterno descanso de los dos fallecidos y por sus familias, rotas por el dolor, “a las que queremos hacer llegar todo nuestro cariño y solidaridad. Rogamos también por el pronto restablecimiento de los heridos”.
Redactor jefe de Noticias Obreras