El cambio climático ya ha llegado a España afectando a la salud de las personas
Las emisiones de gases de efecto invernadero han crecido en España desde los años 90 del pasado siglo XX, a pesar de las disminuciones puntuales registradas en paralelo a la caída de la actividad económica. El cambio climático es una realidad en España que afecta seriamente a las personas
Alcanzaron en España los 445,2 millones de toneladas, en 2007, el máximo desde 1990. A partir de entonces, fueron disminuyendo debido a la caída de la actividad económica, para volver a repuntar en 2015 y en 2017, y registrar en 2020, año marcado por la pandemia, los 274,6 millones de toneladas.
El principal factor que parece haber frenado la emisión de estos gases radica en la disminución de la actividad económica derivada de la crisis del año 2007, que hizo caer, sobre todo, las emisiones de CO2, sin descartar el impacto que tiene la climatología, especialmente la falta de lluvias y de vientos, que obliga a recurrir a la energía producida por las centrales de gas y de carbón. Nuestra economía sigue dependiendo en exceso de la combustión de recursos fósiles.
El cambio climático, como se han cansado de repetir expertos y activistas, tendrá efectos especialmente perversos en nuestro país. Es más, según los datos que maneja el Plan de Acción para el Mediterráneo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (UNEP), el área mediterránea se está calentando un 20% más que la media global.
La elevación de la temperatura está detrás de diversos fenómenos que tienen repercusión sobre la calidad de vida de las personas, como el aumento de la frecuencia e intensidad de todo tipo de eventos atmosféricos extremos, desde ciclones y gota fría (DANA) a olas de calor y frío, etc., lo que está produciendo enormes daños, tanto económicos como físicos, como recoge un estudio de la FUHEM.
Nuestro país está ya experimentando un aumento de alrededor de 1ºC en la temperatura media desde principios de los años 80, concentrando los 8 años más cálidos registrados principalmente dentro de los últimos 10 años que llevamos de siglo XXI. Al tiempo, crecen los episodios extremos de olas de calor, que se han triplicado o cuadruplicado desde los años 70, así como de su duración, que se multiplica por cinco o seis, lo que extienden artificialmente el verano hacia el otoño y la primavera, con casi cinco semanas de duración más de lo que eran en los años 80, a un ritmo de 9 días de media por década.
Cerca de 25.000 muertes se pueden atribuir al exceso de calor
Aparte de los efectos devastadores que esto tiene sobre los ecosistemas, se sabe que los episodios de olas de calor están relacionados con un aumento de la morbilidad y mortalidad. En España, el Instituto de Salud Carlos III calculaba que en el período 2000-2009 se podían atribuir al exceso de calor un total de 13.119 muertes, mientras que solo en el período 2015-2020, ya se podían contar 11.559 muertes atribuibles al exceso de calor, con unas 1.888 personas fallecidas por estas causas en 2020, lo que se ceba especialmente en las personas mayores.
En relación con las temperaturas extremas, también es conocido el efecto que el cambio climático está teniendo sobre la prevalencia y la intensidad de los incendios en la Europa Mediterránea. El número y superficie de incendios viene disminuyendo desde mediados de los años noventa, después de unos años 80 muy convulsos, si bien los incendios que se producen son cada vez son más devastadores. Como resultado, la superficie quemada está aumentando en los últimos años debido a que cada gran fuego actual calcina el doble de superficie que hace 30 años.
Otro aspecto relevante del cambio climático tiene que ver con la más que probable disminución de los recursos hídricos como consecuencia de la alteración de los patrones de lluvias debido al calentamiento global. La tendencia a una disminución general de las precipitaciones con grandes períodos sin lluvia o con unos niveles de precipitación medios por debajo de lo habitual empieza a ser evidente en nuestro país.
Desde los años 90 son más los años de sequía que los años normales o húmedos
Si bien también existe un problema importante de escasez hídrica en España, la acción del cambio climático está, a su vez, provocando un aumento de la sequía de origen meteorológico, es decir, aquella cuyo origen está en la falta de precipitaciones, incrementando claramente el número de años de sequía en cada década, llegando a ser más el número de años de sequía que los años normales o húmedos a partir de los años 90.
La otra cara del problema sería la de las inundaciones y otros eventos asociados a tormentas de carácter explosivo (rayos, vientos, aludes, etc.), elementos que se han ido acelerando también al compás del aumento de los fenómenos meteorológicos de tipo catastrófico por la acción del calentamiento global.
En primer lugar, tenemos el período 1995-1999, donde se incluye el año 1996, dentro del cual se produjo el fallecimiento de 110 personas. En el período 2000-2020, fallecieron 215 personas por efecto de inundaciones catastróficas, de las cuales 80 fallecimientos se contabilizan en los últimos cinco años de ese período.
200.000 personas viven en el litoral podrían verse inundadas por la crecida del nivel del mar
La coincidencia de un entorno tendencialmente seco junto con eventos puntuales de lluvias torrenciales da una imagen de cuál puede ser el escenario relativo a las precipitaciones en España para el futuro, con las consecuencias catastróficas para las personas y el medio ambiente que ya conocemos.
Además, hay que tener en cuenta, que según los escenarios previstos de aumentos de la temperatura, en España, algo más de 200.000 personas que habitan en la zona litoral estarían afectadas por elevación del nivel del mar en las costas atlánticas, cantábricas o mediterráneas del país.
Redactor jefe de Noticias Obreras