Transformando el mundo desde la cocina
Una de las características de nuestra sociedad industrializada es que los alimentos, considerados antaño sagrados y dignos de ser bendecidos, se han convertido en mercancía.
Hemos dejado la alimentación en manos de grandes corporaciones cuyo objetivo fundamental es ganar dinero. Las granjas son fábricas de productos animales donde la calidad, el bienestar de sus ocupantes y el impacto ecológico que producen no se tienen en cuenta. Los vegetales se cultivan en grandes explotaciones agrícolas donde no importa esquilmar o envenenar la tierra si así aumenta la cosecha. Los alimentos viajan miles de kilómetros antes de llegar a la mesa y las condiciones laborales de los productores dejan bastante que desear en muchos casos.
Por otra parte, han surgido multitud de comestibles procesados, baratos, cómodos, muy agradables al paladar y con capacidad de producir adicción, que se han convertido en los protagonistas de la alimentación de muchas familias.
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