El Movimiento Laudato si’ cumple siete años en defensa de la Creación
El Movimiento Laudato si’ celebra su séptimo año de existencia como organización cristiana en defensa del medio ambiente, aunque inicialmente se denominó Movimiento Católico Mundial por el Clima. Publicamos la reflexión de Tomás Insua, uno de sus fundadores.
El sábado, 15 de enero de 2022, marca nuestro séptimo aniversario como movimiento, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para reflexionar sobre lo que fue una ocasión trascendental el año pasado, cuando el Movimiento Católico Mundial por el Clima se convirtió en el Movimiento Laudato si’ (LSM, por sus siglas en inglés).
En la declaración y los testimonios se mencionaron muchas razones para explicar por qué nuestros miembros discernieron que el Movimiento Laudato si’ era el nombre correcto.
Laudato si’ inspiró la fundación del movimiento en 2015, unos meses antes de que se publicara la encíclica (y su título). Laudato si’ ha seguido siendo la piedra angular de nuestras principales iniciativas (Animadores LS, Semana LS, Círculos LS, etc.)
Los miembros mencionaron que nuestro trabajo era mucho más amplio que el clima, ya que siempre nos hemos guiado por el enfoque más holístico de Laudato si’ de “cuidar nuestra casa común”, con la “conversión ecológica” y la ecología integral en su núcleo. También se compartió cómo Laudato si’ es mucho más que una encíclica, ya que en última instancia se trata de la cosmovisión franciscana de comunión con toda la Creación que es la fuente de todo lo que hacemos. Y así sucesivamente.
De hecho, durante los numerosos diálogos y consultas del proceso de discernimiento sinodal, fue notable ver tanto consenso sobre estos puntos, que llevaron al movimiento a elegir el Movimiento Laudato si’ como su nuevo nombre. Independientemente del tipo de afiliación –organizaciones miembros o miembros de base como animadores de Laudato si’— o de la región, los participantes discernieron en oración que LSM era el nombre que mejor nos representaba.
Pero hubo un punto clave sobre el nombre de LSM que nadie mencionó. Un atributo clave del nuevo nombre en el que ninguno de nosotros reparó. Una característica clave que ahora me parece la mejor razón posible para adoptar este hermoso nombre.
A saber, que la propia expresión “Movimiento Laudato si'” es una maravillosa encarnación de la “Paradoja Contempl-Acción” (también conocida como la Paradoja Lento-Rápido) que nos caracteriza, una paradoja que ha sido fuente de reflexión durante años. Las palabras «Movimiento Laudato si’», que se encuentran juntas, son una invitación a comprometerse tanto en la “contemplación” orante de la Creación de Dios como en la “acción” audaz por la Creación de Dios.
Quienes nos ayudaron a entender esto fueron nuestros buenos amigos el cardenal Michael Czerny, un defensor clave de Laudato si’ en el Vaticano y en otros lugares, y Ray Kancharla, un animador Laudato si’ de la India.
Durante el acto de celebración para anunciar el nuevo nombre, Czerny compartió algunas reflexiones maravillosas que arrojan luz sobre el enorme simbolismo de este nombre. Comenzó diciendo: “La palabra ‘movimiento’ es muy importante… estamos intentando ‘movernos’, estamos intentando mejorar. A decir verdad, intentamos sobrevivir”.
Eso es algo de lo que éramos muy conscientes. De hecho, en nuestra declaración para anunciar el nombre, escribimos algo parecido: “La palabra ‘movimiento’ no solo significa un grupo de personas, sino que también connota acción; un grupo de personas ‘en movimiento'”. Lo nuestro es la acción. Una acción audaz.
Luego vino un hermoso añadido del cardenal Czerny, en el que no habíamos pensado: “Este nombre es una oración… Cuando nombramos el movimiento ahora, cada vez que lo nombramos, estamos diciendo una oración. Laudato si’. Alabado sea el Creador”.
Qué descubrimiento tan alucinante. El propio nombre es una oración. Una oración de alabanza, que fluye de la contemplación de la belleza de la Creación de Dios, como hizo san Francisco. Una visión tan profunda.
E inmediatamente después llegó la cereza del pastel. Se publicó un comentario en la transmisión en directo del evento en YouTube que decía: “El Movimiento Laudato si’ es a la vez ORACIÓN y ACCIÓN”.
Este breve comentario de Ray Kancharla, un animador Laudato si’ muy comprometido de la Diócesis de Vijayawada en la India, resumió las ideas del cardenal Czerny con notable claridad. Oración y acción. Contemplación y acción. Juntos.
En otras palabras:
- LS = Contemplación
- M = Acción
- LSM = “Contempl-Acción”
Después de tantos años de reflexión sobre la Paradoja “Contempl-Acción”, acabamos adoptando un nombre que encierra y abarca esa misma paradoja. Sin darnos cuenta. Otra hermosa sorpresa de este proceso de discernimiento sinodal, y otra razón para redoblar nuestro compromiso con “Contempl-Acción”.
Con este nuevo nombre, estamos llamados a mezclar –aún más intencionalmente– la “contemplación” orante de la Creación de Dios junto con la “acción” profética para la Creación de Dios. Es una paradoja, porque la contemplación requiere que vayamos más despacio y la acción requiere que vayamos más rápido. Simultáneamente.
Por un lado, “necesitamos ir más despacio” (LS 114) para romper con la frenética “rapidificación” (LS 18) y el consumismo destructivo que impregna la vida contemporánea. Solo entonces podremos advertir la sacralidad de la Creación y practicar una “espiritualidad ecológica” contemplativa (LS 216), ese hábito de orar con la naturaleza que está en el centro de la “conversión ecológica” que tanto se necesita.
Solo entonces podremos emular a san Francisco cantando “Laudato si’ mi Signore” –“Alabado seas mi Señor”– como respuesta espontánea a la magnífica belleza de la Creación de Dios. Desde los servicios de oración al aire libre durante el Tiempo de la Creación hasta las prácticas de ecoespiritualidad como la Coronilla Laudato si’, hay mucho que podemos hacer para reconectar con la Creación y alabar a nuestro Creador común.
Por otro lado, y aquí está la paradoja, necesitamos impulsar “una acción decisiva, aquí y ahora” (LS 161), cada vez más rápido. Nuestra casa está en llamas, y el fuego es cada vez más grande. Nos movemos con demasiada lentitud, como Iglesia y como familia humana, y el fuego se está descontrolando.
Nos estamos acercando rápidamente a varios puntos de inflexión, si no los hemos cruzado ya, que nos exigen hacer más y mejor. Desde los esfuerzos de incidencia, como la campaña de desinversión de combustibles fósiles, hasta una acción más ambiciosa dentro de la Iglesia a través de la Plataforma de Acción Laudato si’, todos debemos hacer más ahora. El hecho de que anunciáramos nuestro nuevo nombre el año pasado en el Día del Sobregiro de la Tierra fue un recordatorio muy simbólico de la urgencia de la crisis planetaria a la que nos enfrentamos.
Así que, en pocas palabras, nuestro nuevo nombre nos invita a abrazar la “Contempl-Acción”. Ambas cosas van de la mano, complementándose, del mismo modo que la inhalación-exhalación para la respiración y el sonido-silencio para la música. Nuestro nuevo nombre requiere que seamos “Contempl-Activistas”.
Redacción de Noticias Obreras.