No habrá justicia ambiental sin comercio justo
Productores agrícolas del movimiento de comercio justo alertan de que el cambio climático ya está afectando a sus cultivos, comprometiendo la seguridad alimentaria del mundo, y piden apoyo para poder superar la emergencia climática.
“El cambio climático es un fenómeno cotidiano para los pequeños productores agrícolas, que tienen que luchar contantemente y a diario contra su impacto en los cultivos”, advierte el presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Alberto Abad.
El coordinador del Programa de Cambio Climático de la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de trabajadores y productores de Comercio Justo (CLAC), Javier Aliaga, insiste en la idea de que “ayudar a los productores agrícolas es ayudar a toda la sociedad. De no hacerlo “se van a generar problemas que dentro de un círculo vicioso acabaran por afectar a toda la sociedad”.
“Los Gobiernos deben entender que no habrá impulso a la conservación y el cuidado del medio ambiente, si no hay justicia social”, añade la jefa del departamento agrícola de la cooperativa azucarera de Comercio Justo Manduvirá (Paraguay), Ada Zárate.
Los tres han intervenido en una ruede de prensa por internet en la que el movimiento de comercio justo ha planteado sus reivindicaciones de cara a la próxima cumbre del clima, COP26, que comenzará el próximo domingo 31 de octubre.
El comercio justo en la COP26
El movimiento internacional de Comercio Justo, que estará representado en la Cumbre de Naciones Unidas por una delegación de cerca de 20 personas quiere que los negociadores atiendan la dimensión social y humana del cambio climático.
“Incluso consiguiendo el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados, las comunidades agrícolas productoras están obligadas a adaptarse al cambio climático”, señala Abad, por lo que ha pedido que se cumplan los compromisos financieros para apoyar las transiciones justas en los países y comunidades más vulnerables.
Según explica, en 2020 el fondo internacional que debía llegar a los 100.000 millones de euros no ha alcanzado más que 80.000 millones, de los cuales menos del 2% está llegando a las pequeñas organizaciones agrícolas. “La gestión de los fondos es poco accesible y muy burocrática”, lamenta.
El movimiento de Comercio Justo pide que la cumbre sobre cambio climático incluya también una de las grandes dimensiones ignoradas: la política comercial y el transporte aéreo y marítimo.
En su opinión, los países tienen que actuar eficazmente contra el calentamiento global, tomando “medidas y desarrollando legislaciones de respeto a los derechos humanos y ambientales, en toda la cadena de producción mundial y exigir a las empresas privadas mayor transparencia y concreción sobre el impacto de sus actividades en la generación de gases de efecto invernadero para dar a conocer su verdadera huella ecológica”.
Los pequeños productores son parte de la solución climática
“Los pequeños productores son parte de la solución de la actual crisis climática”, defiende el coordinador del programa de cambio climático de las organizaciones latinoamericanas, Javier Aliaga, aunque en la actualidad “no se apropian de valor en la misma medida en que lo producen”.
En su intervención, ha detallado los esfuerzos de las organizaciones agrícolas por medir el impacto que el calentamiento global está teniendo en sus cultivos. De hecho, cuentan ya con evidencias de cómo disminuye la calidad del grano de café con el aumento de las temperaturas o cómo las lluvias extremas favorecen la aparición de hongos en las plantas de café.
Además, ha informado de las diversas estrategias de planificación y adaptación que las organizaciones productoras han puesto en marcha. No obstante, reclama mayor apoyo financiero para que estas comunidades puedan acceder a los créditos necesarios para adaptar sus sistemas de producción y comercialización al desafío medioambiental.
Con todo, opina que “también los consumidores tienen que tomar conciencia y asumir que cuando consumen de forma no responsable generan un problema que va a volver a la sociedad, como un búmeran”. Así ha puesto como ejemplo cómo el éxodo de los jóvenes del campo a la ciudad genera inseguridad o cómo la irregularidad de la producción agrícola incide negativamente en la seguridad alimentaria.
Ejemplo de economía circular
La alteración del ciclo de lluvias está trayendo consigo largos periodos de sequía que hacen que la producción y el rendimiento agrícola bajen, pero también aumenta el riesgo de incendios que arrasan los cañaverales y degradan los suelos, expone Zárate, una de las responsables de la primera cooperativa productora y exportadora de azúcar orgánica del Paraguay.
La cooperativa azucarera de Comercio Justo Manduvirá reúne a 840 familias, con fincas de una extensión media de tres hectáreas, dedicadas al cultivo de caña de azúcar y panela orgánica. Han emprendido un gran esfuerzo para reducir el impacto de cambio climático en su producción, y aumentar la resiliencia de las familias campesinas.
A través de diversas técnicas y sistemas de cultivo procuran conservar la fertilidad del suelo, pero también el reaprovechamiento de los residuos orgánicos generados en la transformación industrial para generar abono.
Igualmente han incorporado al procesamiento el reaprovechamiento del agua utilizada, la disminución de los gases liberados a la atmósfera y el uso de los deshechos de la fabricación para sustituir la leña como combustible.
“Estamos firmemente comprometidas con la calidad del alimento y la producción ecológica. Es un gran desafío, por lo que como pequeños productores necesitamos asociarnos y desarrollar planes y estrategias que nos permitan adaptarnos a los cambios”, concluye Zárate.
Redactor jefe de Noticias Obreras