Campo almeriense: mano de obra necesaria, personas invisibles
Existe un convenio, empresarios que contratan durante largo tiempo y dan de alta a sus trabajadores, pero también muchos contratan por días o por horas, despiden y contratan a capricho, e incluso ni contratan ni dan de alta.
En los casos más extremos, se utilizan subterfugios para que algunos no lleguen a cobrar tras del trabajo realizado.
La zona del campo de Dalias, situado en el poniente almeriense, a mitad de los años sesenta era un terreno de secano, apenas poblado. Uno de los problemas era el agua y la explotación de acuíferos subterráneos. Así empezó el cultivo intensivo bajo plástico con un empleo racional del agua, en enarenado, que permite que se obtengan varias cosechas al año.
A mitad de los años 70 se construyeron varios núcleos de poblados llamados de colonización, en las zonas de Roquetas, Vícar y El Ejido y otros en la zona de Levante, en el Campo de Níjar. Estas nuevas poblaciones, atrajeron a personas de pueblos del interior almeriense y en mayor medida de las Alpujarras.
Así, se comenzaba con unas explotaciones no muy grandes, donde trabajaba en el invernadero toda la familia, incluidos los hijos al salir de la escuela o los fines de semana. Con el paso del tiempo estos pequeños agricultores, invertían en comprar más tierra incluso llegando a tener terreno invernado en la otra zona del Levante. Así los agricultores tenían mayores extensiones, en las que ya la mano de obra familiar era insuficiente.
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Militante de la HOAC de Almería