La primera mitad del año arroja un 20% más de accidentes de trabajo
La estadística confirma el aumento de la siniestralidad laboral, en paralelo a la recuperación de la actividad económica y la desatención a la prevención en el lugar del trabajo. Aunque los muertos en el trabajo disminuyeron ligeramente, los accidentes crecieron un 20%.
En total, se registraron 635.062 accidentes de trabajo, de los que 317.258 accidentes laborales han causado la baja laboral del trabajador (un 20,4% más) y 317.804 no han producido incapacidad temporal (un 10,6% más).
De ellos, 406 acabaron con el fallecimiento de la persona trabajadora, 12 muertes menos que en el mismo periodo de 2020, lo que supone un descenso del 2,9%. Perdieron la vida en su puesto de trabajo 329 personas (17 menos) y 77 en el camino de ido o vuelta (cinco más).
La construcción sigue siendo, una vez más, el sector con más fallecidos (64), aunque ha sido en el sector del comercio donde el incremento ha sido mayor, 11 muertes más que en los seis primeros meses de 2020, hasta llegar a los 37.
Infartos y derrames cerebrales, directamente relacionados con los riesgos psicosociales, se erigen como la primera causa de fallecimiento en la jornada de trabajo (125 casos), seguidos de los accidentes de tráfico, con 56 muertes. En cuanto a las bajas laborares, la causa más habitual son los sobreesfuerzos sobre el sistema musculo esquelético son la primera causa de accidentes con baja en jornada de trabajo con 87.935 casos.
Las cifras se explican porque durante el año 2020 la actividad empresarial se paralizó en muchas empresas, como medida para controlar la pandemia causada por la COVID-19, que está detrás de unos 7.000 accidentes de trabajo, 6 mortales y 11 graves.
La vuelta a la actividad en los servicios ha supuesto un incremento de accidentes mortales de 20 fallecimientos, hasta sumar 175 muertes, mientras que en la hostelería la incidencia de los accidentes con baja aumentó un 21%.
Algo similar se ha producido en las actividades sanitarias y de servicios sociales donde el índice de incidencia de los accidentes con baja ocurridos durante la jornada laboral se ha incrementado en un 38,8% respecto al mismo periodo de 2020, gran parte debido a los contagios por COVID-19, calificados como accidente de trabajo y la elevada temporalidad, la rotación de los puestos y el exceso de carga de trabajo.
La pandemia explica también lo que ha ocurrido con los accidentes in itinere. Si en 2020 descendieron, por el recurso al teletrabajo, en la primera mitad de este año, aumentaron un 7% (77 fallecidos).
Combatir la precariedad para salvar vidas
UGT insiste, de nuevo, en derogar las reformas laborales de forma urgente y abrir una mesa de diálogo social en materia de siniestralidad laboral. También, considera “imprescindible reforzar la Inspección de Trabajo, con medios humanos y materiales para que vigile el cumplimiento de la Ley de prevención de riesgos laborales y su normativa de desarrollo”, para llegar a un inspector por cada 10.000 trabajadores, como recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Además, defiende la inclusión de la COVID-19 en el listado de enfermedades profesionales español, como pide la Comisión Europea que actualizará la Recomendación de la Comisión sobre enfermedades profesionales para incluir la COVID-19 antes de 2022.
USO, por su parte, opina que “se puede prevenir la aparición de las patologías promoviendo un estilo de vida saludable dentro de la empresa y controlando los factores de riesgo específicos a través de los reconocimientos médicos” y apunta que “con el objetivo de actuar sobre las condiciones de trabajo se podría promover la implantación de un programa de salud específico, dirigido a una parte de la plantilla, a través del Comité de Seguridad y Salud.
También el secretariado de Pastoral del Trabajo de la diócesis de Orihuela-Alicante se ha pronunciado sobre este tragedia continua, después de que la semana pasada dos trabajadores perdieran la vida y un tercero resultara herido grave.
“El problema de los accidentes laborales no es solo responsabilidad de los implicados en el ámbito laboral, sino que es una realidad que exige el compromiso de toda la sociedad (administraciones, empresarios, trabajadores, sindicatos, partidos políticos, asociaciones…) ya que es un problema social y político”, manifiestan desde la Pastoral del trabajo de la diócesis.
Igualmente, insistieron en que “la Iglesia considera deber suyo recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo, denunciar las situaciones en las que se violan dichos derechos, y contribuir a orientar estos cambios para que se realice un auténtico progreso del hombre y de la sociedad”, tal y como se afirma en Laborem exercens, encíclica de san Juan Pablo II, de cuya publicación este semana se cumplen 40 años.
Desde Pastoral del Trabajo de Orihuela-Alicante alertan de que “el deterioro de las condiciones de trabajo y el ahorro en prevención cuestan vidas.
La crónica negra del trabajo
La próxima estadística sobre siniestralidad tendrá que recoger el fallecimiento de un hombre de 35 años en Córdoba, el pasado viernes 10 de septiembre, al que le cayó un cristal de gran tamaño cuando volcó el camión que lo transportaba; y la muerte de otro trabajador de 23 años, el mismo día, en la empresa azulejera Euroarce, en Onda (Castellón), cuyo cuerpo fue encontrado en un silo sepultado bajo tierra. En marzo de este mismo año, un trabajador de 61 años falleció en la misa empresa, después de haber visto como se enganchaba uno de sus brazos a una máquina, de manera que fue atrapado por una cinta transportadora, después de haber caído en un foso.
Redactor jefe de Noticias Obreras