Agrelo denuncia que la información sesgada y el silencio matan
El 40º Congreso de la Asociación Teológica Juan XXIII, dedicado a la reflexión, desde América Latina y España, sobre el neoliberalismo y sus consecuencias en nuestro mundo, ha empezado con una sesión por internet, continuando así su largo recorrido, interrumpido el año pasado por la pandemia.
Juan José Tamayo, de la Asociación de Teología Juan XXIII, ha recordado a las víctimas de la pandemia y sus familiares, teniendo especial mención hacia personas fallecidas en los últimos dos años próximas a este congreso, como Pedro Casaldáliga.
Igualmente ha reconocido que es la primera vez que tanto el lema, “El neoliberalismo mata”, como la orientación se inspiran en las reflexiones de un papa, en concreto en la encíclica Evangelii gaudium, donde Francisco afirma que “Esta economía mata”, que a su vez remite la cita bíblica “No se puede servir a Dios y al dinero” (Mateo 6, 24).
El franciscano y arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo, ha abierto este congreso preguntándose por el sujeto que acompaña al verbo matar en el enunciado que inspira el congreso y confesando que las definiciones teóricas de neoliberalismo suenan bien.
“Seréis como Dios”
“La propuesta neoliberal es seductora, es un fruto hermoso a la vista, que se te cuela en el alma: libertad individual, libre comercio, ser lo que quieras ser, hacer lo que quieras y seas capaz de ser, sin que el enemigo Estado condicione tus sueños, ni tu poder…”, ha afirmado, para luego concluir que, en realidad esconde, la ilusión de “ser señor de uno mismo, y poner el destino en nuestras manos, como la serpiente que en el paraíso prometió: seréis como Dios”.
En recuerdo del pasaje sobre el paraíso, ha admitido que siempre le ha llamado la atención “la naturalidad con que la narración bíblica presenta al hombre disfrutando de todo y arriesgándolo todo por una ensoñación”, lo que le ha servido para hacer una comparación con los tiempos actuales. “Lo que era de Dios se hace del hombre, que se apropia de ello y aparece la muerte, al apropiarme del fruto lo destruyo y me destruyo”.
Al final, “el corazón intuye que si sirvo al dinero mataré”, ha afirmado. Entonces ha sido cuando ha identificado como generadores de muerte a “las fronteras”; “la información que sirve al poder y se usa contra los pobres”; “la indiferencia”….
Conta la manipulación informativa
La información segada y el silencio informativo, ha explicado, “acaban por inhibir la conciencia personal e impedir la adecuada conciencia social en torno a los emigrantes pobres, a la tragedia de sus vidas, a la que respondemos con indiferencia y ceguera, inmunes a la compasión”.
“La fe en el Dios de nuestro señor Jesucristo nos anima a defender la vida, nos impulsa a compartir y servir”, ha comentado sobre el compromiso de los cristianos. “En las cuentas del dinero, lo que no se comparte, se gana y se ahorra, pero en las cuentas de Dios lo que no se comparte, se pierde y el que no comparte se pierde”, ha añadido
Es más, ha confesado que si él fuera político, con responsabilidad sobre la gestión de las fronteras, estaría muy preocupado por la vida eterna, porque “Dios sigue preguntado hoy por sus hijos”, al tiempo que ha tachado de cínica la respuesta de quienes, como Caín, siguen diciendo “acaso soy yo el guardián de mi hermano”, olvidando que cada uno es hermano de su hermano.
En respuesta sobre el sujeto que acompaña al verbo matar ha sido claro: “las leyes inicuas, las políticas económicas que generan pobres, esas fábricas de hambrientos, de hombres, mujeres y niños abandonados a su desgracia, para que unos pocos sigan enriqueciéndose”.
También ha reconocido que a veces todo esto se produce, con la complicidad de la Iglesia, amiga de esas políticas informativas y económicas que matan”. Ha concluido señalando que “esas opciones que matan tienen un denominador común, la voluntad de posesión, la sugestión de poder y la pretensión de alcanzar con nuestra torre el cielo”.
Redactor jefe de Noticias Obreras