Por un servicio bancario público
En las sociedades desarrolladas, los servicios bancarios se han convertido en esenciales. La banca gana dinero con los créditos y esa actividad le es menos rentable cuando, en estos tiempos, los tipos de interés de los bancos centrales tienden a cero.
Por ello abordan actividades especulativas, encarecen los servicios que nos cobran y no remuneran nuestros depósitos. Esto lo realizan mejor si no hay competencia en ese mercado.
En España ya teníamos un grado de concentración superior al del resto de países de la Eurozona. Ahora, los cuatro grandes grupos manejarán el 80% del activo bancario. Cuando los poderes públicos permiten saltarse leyes antimonopolio, se crean bancos que, si tienen garantizado que vendrá el Estado a salvarles para evitar «males mayores», tendrán menos freno y pueden asumir acciones arriesgadas, que son las más rentables.
Así llegan las crisis, en las que, por el contrario, quedan presos de una precaución excesiva cuando lo que hace falta es facilitar el crédito. Entonces, la banca pública puede (y así se ha reconocido) actuar de forma contracíclica para facilitar la salida de la crisis.
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