Confiar, esperar, agradecer
Confiar es la manera –no hay otra– de vivir nuestra fe en el amor de Dios compasivo y misericordioso. Confiar es la manera –no hay otra– de formar parte de la Iglesia, de la comunidad fraterna, donde cada cual pone su vida al servicio y cuidado de la vida de todos, por amor.
Confiar es algo que nos surge con naturalidad cuando nos sentimos amados y vivimos el amor concreto y cotidiano. Confiar es lo que nos permite esperar contra toda esperanza, y vivir sin agobios los ritmos vitales sabiendo acogerlos. Confiar es lo que nos permite ver el fruto, contemplar su crecimiento inadvertido, acogerlo, cuidarlo y agradecerlo.
Con confianza nos sentamos a la mesa de la Eucaristía, y con confianza nos ponemos manos a la obra eucarística de fraternizar nuestra existencia al tiempo que cuidamos de toda la creación. Así comenzamos este mes de junio (Mc 14, 12-16. 22-26) con la celebración de la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos hace comunidad eucarística, convocada en el amor y el servicio; convocada por la confianza en el amor de Dios. Cuerpo de Cristo es la Eucaristía y es su Iglesia, formada por quienes, habitados por la fuerza del Espíritu, transformamos nuestra mirada, nuestro sentir, nuestro vivir, al modo de Dios.
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De comienzo en comienzo. Ahora de vicario parroquial, y proyecto de teólogo.