Los trabajadores cristianos de Europa llaman al Viejo Continente a hacer política para el bien común
El 9 de mayo se celebra el Día de Europa y ante esta efeméride el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) reflexiona, a través de un comunicado, sobre la situación que se vive en el Viejo Continente debido a la crisis social y sanitaria. Ponen de manifiesto que son las clases trabajadoras las que más están sufriendo las consecuencias de la pandemia e instan a los países europeos a construir Europa desde políticas que tengan como fin el bien común.
En esta declaración, redactada por ACO Francia, el MTCE explica cómo son las clases populares, los obreros y los empleados los más expuestos a los riesgos de contagio de la Covid-19 y los que más sufren sus consecuencias, como pone de manifiesto la tasa de mortalidad, que es mayor en estas categorías sociales.
Asimismo, las condiciones de trabajo se han vuelto cada vez más difíciles y las medidas necesarias de prevención han provocado un aumento significativo de la carga de trabajo para algunos empleados que no pueden realizar sus tareas a distancia. Para otras personas, el teletrabajo ha sido una medida impuesta que en algunos casos conduce a una gran presión, aislamiento y una mayor explotación, e incluso a no poder continuar con el trabajo.
Testimonios
Los trabajadores cristianos de Europa apoyan estas reflexiones en algunos testimonios, como el de una mujer que explica: “A una de mis hijas la han puesto a trabajar a jornada reducida porque no hay suficientes ordenadores para el teletrabajo en su empresa. Le quitaron 5 días de vacaciones y otros días libres. Cuando trabajas en un taller te ponen a trabajar en jornada reducida con un sueldo del 80%”. También muestran el testimonio de un joven padre divorciado, que pone de manifiesto cómo los trabajadores más precarios y desempleados se ven especialmente afectados por esta crisis: “En Navidad, me quedé sin regalar juguetes a mis dos hijos, ellos me mantienen y me ayudan a salir adelante. Este invierno compré casi 3 m3 de leña, la guardé para cuando vinieran mis hijos. Estoy con el abrigo puesto, incluso en la cama”. Recuerdan también cómo muchos trabajadores discapacitados se han visto afectados por el cierre de sus instalaciones.
A pesar de que en toda Europa, los Estados han adoptado medidas sociales para hacer frente a la crisis, han sido temporales en muchos casos, y son principalmente los trabajadores en mejor posición los que se han beneficiado de ellas. Desde el MTCE recuerdan que, al final, mientras el desempleo sigue aumentando, casi 6 de cada 10 parados en este continente no reciben ninguna indemnización.
Asimismo, denuncian que algunos derechos sociales están siendo cuestionados en varios países y que los sistemas de control también se han debilitado. Ejemplo de ello es cómo los inspectores de trabajo se han visto obstaculizados por sus superiores para hacer su trabajo correctamente y aseguran que por presiones de ciertas empresas e instituciones públicas, un inspector fue suspendido y luego trasladado automáticamente a otro departamento por haber iniciado un procedimiento para obligar a una empresa de ayuda a domicilio a proporcionar mascarillas a sus empleados.
Esta situación se da, añaden desde el MTCE, a la par que la vida democrática ha quedado en suspenso y recuerdan las palabras del filósofo Bruno Latour, quien asegura que algunos ven en esta crisis “una maravillosa oportunidad para romper aún más radicalmente con los obstáculos que quedan para escapar del mundo. La oportunidad es especialmente buena para desmontar lo que queda del estado del bienestar, de la red de seguridad para los más pobres y de lo que queda de las normativas contra la contaminación atmosférica”.
Un momento histórico para cambiar
En esta declaración con motivo de la celebración del Día de Europa, los trabajadores cristianos destacan que es necesario recordar que son precisamente las decisiones políticas las que han hecho una economía europea dependiente y las que han debilitado todo nuestro sistema sanitario y asistencial y recuerdan cómo la capacidad de los hospitales se ha visto afectada por decisiones presupuestarias basadas únicamente en la lógica de la reducción del gasto público, en sentido contrario a las necesidades reales de la población.
En este tiempo de Pentecostés que comienza, desde el MTCE llaman a Europa a ser audaz. “Cómo no sentirnos interpelados por esa imagen de los discípulos, confinados en el miedo, encerrados en su casa y replegados en sí mismos hasta que el Espíritu les empuja a abrirse al mundo, a asumir el riesgo del camino y del encuentro”, indican en el comunicado.
Recuerdan que Europa, a través de sus Estados miembros, ha establecido los sistemas de protección social más avanzados, pero ponen de manifiesto todo lo que queda por hacer como ha demostrado esta crisis. Los trabajadores cristianos del viejo continente están convencidos de que esta crisis es un momento histórico y una oportunidad para comprometerse con una solidaridad internacional que garantice el acceso de todas las personas a las vacunas. Es necesaria una política para el bien común que vaya más allá de los intereses privados de las grandes farmaceúticas. “Hoy, Europa está llamada a construir nuevamente: unos servicios públicos fuertes, una política de protección social innovadora y una verdadera solidaridad entre los pueblos y los Estados”, aseguran.
Por último, desde el MTCE recuerdan que es necesario que el mundo sindical y asociativo, incluidos los movimientos cristianos, puedan participar en la renovación del dinamismo de la sociedad civil, pues “todos estamos llamados a ser los actores de esta Europa de los ciudadanos que queda por construir”.
Periodista