Integrar y cuidar el planeta

Integrar y cuidar el planeta
El fin social de las empresas de inserción y la sostenibilidad de las energías renovables se han unido en un estimulante proyecto. Este es un pequeño sueño hecho realidad, que ha nacido, como todos, a base de trabajo y empeño.

Como pasa con muchos otros, este paso demuestra que querer es poder, cuando se ponen en juego intuición, determinación, empatía, generosidad y valentía. En Madrid, en verano de 2018, un grupo de personas se citó en un primer encuentro para estudiar la posibilidad de generar una o varias empresas dedicadas al montaje de instalaciones fotovoltaicas y a la rehabilitación profunda de edificios.

No parece una gran noticia, salvo para las entidades y personas implicadas. Sin embargo, en esta ocasión quiénes lo hacen y por qué lo hacen es especial y relevante. Los asistentes representaban a entidades de acción social y a empresas de inserción laboral de personas en situación de exclusión, y su objetivo era crear empresas de ese tipo en un sector diferente a los que normalmente se dedican y ya entonces con una importante demanda.

La idea tiene como origen y precursor a Ecooo, empresa de no lucro dedicada a un abanico de actividades relacionadas primordialmente con el cambio de modelo energético y la democratización y socialización de la producción y uso de la energía eléctrica.

Con este marco, Ecooo propuso a las empresas de inserción un camino –y se ofrece a acompañarlo– en el que, pasado un tiempo de formación, adiestramiento, experiencia y evaluación, puedan llegar a ser instaladoras de referencia de los proyectos de generación fotovoltaica para personas y familias, para comunidades de propietarios y para organizaciones y empresas.

Para las entidades no se trataba de algo sencillo: un sector diferente, una actividad desconocida, tiempo y recursos muy limitados por otras necesidades más urgentes, falta de conocimiento específico de los requerimientos, necesidad de convencer y movilizar conciencias de los respectivos responsables…

Tras un proceso de reflexión, dos de esas entidades decidieron dar el paso adelante. Ambas están relacionadas con instituciones eclesiales: la Fundación San Martín de Porres, vinculada a los padres dominicos y dedicada fundamentalmente a la acogida y reinserción laboral y social de personas sin techo; y la Fundación Amoverse, vinculada a los jesuitas y dedicada a la intervención socioeducativa con chavales y familias y a la inserción laboral de personas a través de empresas de economía social (Tras una reorganización posterior fue la Fundación Manresa, de Jesuitas Sector Social, la que tomó el relevo de Amoverse).

Ambas decidieron además trabajar en común, esto es, realizar un mismo proyecto compartido en el que aunarían medios, esfuerzos y riesgos. Ya en verano de 2019 firmaron un convenio con Ecooo en el que esta se comprometía a proporcionarles carga de trabajo durante al menos un año, a la vez que acompañarles en el proceso de selección de personas, de tutela en la formación específica para el trabajo a realizar, y de promoción y difusión de la iniciativa tanto a nivel externo en prensa y redes sociales, como de su propia imagen corporativa como marca y línea de negocio dedicada a esta actividad.

Otra lógica empresarial

Este proceso, que necesita pocos párrafos para ser escrito, no se nos escapa que es a la vez un cúmulo de decisiones y opciones contra natura con respecto a lo que normalmente vemos y lo que resulta habitual o «lógico» en el mundo de la empresa y la economía en el mundo de hoy.

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No es habitual encontrar empresas que hayan hecho la opción de no tener ánimo de lucro. Tampoco que se dediquen a animar y garantizar trabajo a otras sin experiencia, y que contarán para realizarlo con un material humano que proviene del descarte, de los expulsados del sistema económico, social y cultural en el que vivimos y que fija las reglas de «normalidad». No lo es que se esté dispuesto a perder dinero por dar oportunidades a personas concretas para que salgan de su situación por su propio trabajo y esfuerzo. No es frecuente que personas de gran experiencia y potencial técnico y profesional renuncien a «mejores» carreras profesionales y prefieran liarse en proyectos como este. No es lo normal, ni lo cómodo, ni lo fácil, ni lo más rentable…, pero sí es lo más humano y lo que hace falta hacer y demostrar que es posible.

En la práctica el trabajo comenzó a finales del pasado otoño con un equipo de tres personas: un profesional con experiencia tanto en el campo técnico del que hablamos como de trato y relación con personas en situación de exclusión, y dos personas refugiadas procedentes de Sudamérica y del norte de África. Esta oportunidad les ha servido para tener permiso de trabajo y residencia legal en nuestro país, además de para aprender un oficio y proporcionales medios de vida.

Los comienzos son duros. Hay que formarse (seguridad en trabajos el altura, riesgos eléctricos, manipulación de cargas, trato con el cliente…) y hay que intentar mejorar cada día para hacer las obras en tiempo y calidad homologable a otras empresas. No es fácil. Es formación y experiencia para la inserción laboral, es ayuda pero también compromiso por todas las partes. Hay que asegurar la viabilidad del proyecto tanto por el propio proyecto en sí como porque pretende también ser modelo que otros puedan seguir después.

A finales de febrero, a las mismas puertas de la estremecedora pandemia en la que nos encontramos, Ecooo y Faedei (Federación Asociaciones Empresariales de Empresas de Inserción), firmaron un convenio que, recogiendo los primeros resultados y las expectativas de la experiencia piloto que venimos contando, pretende impulsar la formación de personas en situación de extrema vulnerabilidad para que se conviertan en personal técnico preparado para la instalación de autoconsumos fotovoltaicos. Dice el texto que «de esta manera promoverán, de forma conjunta, la justicia social y al mismo tiempo la lucha contra la crisis climática».

Los sueños tienen una cualidad: si se van cumpliendo, crecen. Y si son buenos, tienen la capacidad de ir transformando la «normalidad», los valores, la cultura, las formas de hacer. Sigamos soñando. Ahora más que nunca.