Pastoral del trabajo y pastoral de migraciones, una colaboración necesaria

Pastoral del trabajo y pastoral de migraciones, una colaboración necesaria
FOTO | Círculo de silencio realizado en Sevilla. Mayo 2024

A la hora de plantearnos esa necesidad de colaboración imprescindible entre la pastoral del trabajo y la de migraciones, conviene recordar la definición de pastoral: “Acción eclesial en vistas a actualizar la experiencia evangélica de Jesús de Nazareth en favor de los oprimidos a través de la vivencia y el anuncio, dentro y fuera de la Iglesia, de la buena noticia del reino de Cristo y la convocatoria a vivir ya aquí la fraternidad universal y la cercanía de Dios”, según recoge Fidel Romero Solard en Teología de la acción pastoral diocesana en materia de migraciones en España.

Desde esta definición, las relaciones son más que evidentes. Debemos buscar las conexiones, los vínculos, las formas y maneras de llevar a cabo una actividad coordinada.

De este modo, si la pastoral de migraciones pretende el acompañamiento, sensibilización, denuncia, acogida…, es importante partir de que la dimensión del trabajo es esencial para toda persona, más aún cuando está inmersa en situaciones de vulnerabilidad. Las cuatro claves de la integración son trabajo, educación, inclusión social y participación política.

El trabajo se convierte en una cuestión estructural de la integración, no es la única, pero no hay más que ver la legislación y la normativa de extranjería para establecer que es esencial: sin empleo no hay reconocimiento de derechos.

El trabajo para las personas migradas va más allá de un medio de subsistencia, es un medio de acceso a “los papeles”, a la regularización que le permita acceder a otros derechos sociales, a la ciudadanía más allá de la vecindad.

De esta necesidad se aprovechan, a menudo, quienes solo ven, con el peor de los ventajismos, un recurso económico en la persona en situación irregular. Incluso personas que creen actuar de buena fe, como “buenos cristianos”, caen en la tentación de beneficiarse de la desventaja de la otra persona. Así se dan situaciones de explotación y precariedad que provocan en muchas ocasiones accidentes de trabajo.

Se trata, en fin, de que no se puede hablar de integración sin un trabajo digno, de que para poder llevar una vida digna hace falta tener un trabajo digno. Solo el trabajo digno puede generar una integración plena.

En este contexto, sin duda, la pastoral obrera y del trabajo de la Iglesia se convierte en un medio más que cualificado para el acompañamiento, para la reflexión, para la sensibilización de lo que implica la cuestión del trabajo para las personas migradas, y la promoción de trabajo y ocupaciones calificadas como dignas.

Pastoral obrera y del trabajo y los movimientos apostólicos implicados en esta pastoral deben ser colaboradores necesarios para desarrollar iniciativas que permitan ese acompañamiento cualificado que necesitan las personas migradas en el ámbito del cuidado del trabajo, con la implicación de la acción caritativa-social de la Iglesia de ser necesario, a través de Cáritas u otras entidades en orden a la formación, capacitación y promoción.

Los cuatro verbos del papa Francisco cuando se acerca a la realidad migratoria son esenciales en nuestro ser misión: acoger, proteger, promover e integrar.

En la diócesis de Sevilla se han dado pasos en esa colaboración y, desde hace años, la Delegación de Migraciones y la Delegación de Pastoral Obrera participan junto con otras entidades y personas en la iniciativa de “Acción conjunta contra el paro”.

En esta iniciativa proactiva por el trabajo decente, Cáritas tiene un papel importante a través del centro diocesano de empleo, buscando y facilitando la capacitación de las personas en orden a su inserción laboral. Gran parte de esas personas son migrantes que reciben, entre otras cosas, clases de idioma y formación laboral.

Pero también en otras diócesis se han llevado a cabo, fruto de esa colaboración, actos de sensibilización como los círculos de silencio impulsados por la Delegación de Migraciones y en los que se ha tenido presente la cuestión del trabajo como elemento de integración, como el del pasado mes de mayo de 2024 dedicado precisamente a ello.

También a nivel parroquial la pastoral obrera de la parroquia sevillana de La Oliva junto con Cáritas y la Delegación de Migraciones impartieron una charla –que se repetirá–, con motivo del Día de la Mujer Trabajadora, a un grupo de 36 mujeres migrantes sobre la normativa de las empleadas de hogar, compartiendo y dialogando sobre las condiciones de trabajo y las consecuencias para las mujeres migrantes de las situaciones que viven.

Ejemplos de trabajo colaborativo y cooperador necesario que sirven para impulsar, y, en definitiva, “actualizar la experiencia evangélica de Jesús de Nazareth en favor de los oprimidos”.

 

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