El mecanismo para reducir el precio de la factura de la luz
La ciudadanía en su conjunto, y particularmente la clase trabajadora, está sufriendo en los últimos meses tensiones de precios y de abastecimiento de recursos, de dimensiones desconocidas en tiempos recientes.
Tensiones que han afectado a todas las cadenas de valor y de suministro globales, pero con especial impacto en el ámbito energético.
La crisis provocada por la pandemia de la COVID-19 y la invasión de Ucrania por parte de Rusia han acentuado un problema que está llevando al límite la capacidad de resiliencia de los países europeos. Un problema, no obstante, cuya principal causa hay que situar en el oligopolio energético y la configuración marginalista del mercado mayorista eléctrico: «la ciudadanía paga una factura demasiado alta para que unos pocos disfruten de suculentos beneficios».
El sector eléctrico no ha estado exento de los profundos impactos sobre el nivel de precios provocado por las anteriores circunstancias. El precio mayorista de la electricidad ha sufrido un efecto contagio del precio del gas natural que ha llevado a la electricidad a situarse en los mayores precios desde la creación del mercado ibérico de la electricidad (MIBEL). A modo de ejemplo, frente al precio medio de la electricidad de 2019, que se situó en 47,68 euros/MWh, en los cuatro primeros meses del año 2022, el valor medio del precio marginal de casación en España se ha situado en 219,19 euros /MWh, un valor casi cinco veces superior.
La subida de precios y su alta volatilidad han perjudicado especialmente a los pequeños consumidores domésticos, con potencia contratada menor o igual 10 kW, acogidos al precio voluntario para el pequeño consumidor (tarifa PVPC o regulada), entre los que se encuentran los consumidores vulnerables con derecho a la aplicación del bono social.
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Economista y politólogo