Daniel Bernabé: «El concepto de comunidad ha sido dañado por el neoliberalismo»
Diplomado en Trabajo Social, ha trabajado de librero y ahora es columnista de varios medios de comunicación. Con su ensayo La trampa de la diversidad se dio a conocer al gran público. Ahora ha publicado La distancia del presente, donde da cuenta de una década convulsa que ya ha cambiado, no siempre para bien, este país.
Tu último libro quiere servir para «entender cómo hemos llegado hasta aquí», después de la década larga en que «todo pudo cambiar y cambió», pero «dentro de un orden». ¿Cuáles son, a la vista de su trabajo, los fenómenos clave?
Hay tres acontecimientos en la pasada década que han prefigurado nuestro presente. Primero, una crisis económica de doble dimensión. En 2008, la crisis afectó a un sistema bancario especulativo que se había hecho fuerte, que de 2010 a 2012, se convirtió en crisis de deuda, en la crisis del euro. Es lo que marca el fin de nuestra soberanía económica y la entrega de determinados aspectos de nuestra democracia a unos poderes opacos. Segundo, la configuración de la protesta como sujeto colectivo, la gente que sale a la calle para decir lo que no les gusta. Eso tuvo expresiones concretas, como el 15-M, con una respuesta política que fue Podemos, y, en cierta medida, también Ciudadanos. Sin esa parte primera de la protesta y esa segunda parte de protesta convertida en política institucional, el gobierno actual no sería posible. Y por último, como tercer acontecimiento, está el intento secesionista catalán, sobre todo, por la capacidad que tuvo de unificar a la derecha y la ultraderecha española, que hubiera surgido de todas, todas, pero que le dio carta de movimiento que se visualizaba en la calle.
La pasada década tuvo mucha calle,
y algo que se olvida, un incremento enorme
del conflicto capital trabajo
¿Hasta dónde llegó el impulso transformador del 15-M, de esa nueva fase de movilización?
Cuando estalla un conflicto social, se dan una serie de brechas en el devenir cotidiano de la vida de las personas que hace que la gente se plantee que lo que siempre ha estado así se puede cambiar, y que es bueno que cambie. La pasada década tuvo varios de esos vectores, mucha calle, y algo que se olvida, un incremento enorme del conflicto capital trabajo, hubo huelgas, la afiliación sindical creció… De alguna manera, estamos viendo ahora las enormes cortapisas que el poder económico está imponiendo a la política. Un año después del Gobierno de coalición, algo histórico, hacía 80 años que la izquierda más allá del PSOE no entraba en un Gobierno nacional, vemos las dificultades para sacar adelante un programa notable de cambio, lo que está decepcionando a parte de simpatizantes y votantes, que no aprendieron lo suficiente de la década pasada sobre cómo funciona realmente nuestro sistema político y económico.
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Redactor jefe de Noticias Obreras