La celebración de la Navidad

La celebración de la Navidad
FOTO | Paul Harin

El significado de la Navidad en la cultura occidental es doble: una celebración religiosa del nacimiento de Jesucristo para los cristianos, y una festividad cultural centrada en la reunión familiar, la reflexión y la generosidad para la mayoría. Aunque sus raíces religiosas son el fundamento, las tradiciones modernas han incorporado elementos como el intercambio de regalos, las decoraciones (como el árbol de Navidad) y las celebraciones sociales, que se han convertido en parte importantes del significado cultural de la festividad.

Conforme ha ido pasando el tiempo, esta fiesta ha ido perdiendo su significado religioso y se ha convertido en el acontecimiento comercial más importante del año. El ambiente de compra de regalos y de aumento de todo tipo de consumo, comienza en el mes de noviembre, en muchos lugares del occidente llamado cristiano, y con las rebajas de enero. Todo este tiempo se vive como las vacaciones de invierno, más que como un acontecimiento religioso.

El nacimiento de Jesucristo, tal y como nos lo cuenta la el Evangelio de Lucas, ocurre en la pobreza y en la marginación más grandes. José y María llegan a Belén y piden ser recibidos en la posada, o en cualquier hogar de esta población, y todo el mundo les cierra las puertas. Y al final tienen que ir a una cuadra de animales para que María dé a luz a su hijo Jesús y acostarlo en un pesebre. José y María viven el nacimiento de Jesús como la experiencia del rechazo y la exclusión más grandes. Este fue el nacimiento de Jesús, en la pobreza, la marginación y la soledad más grandes.

Nos dice también el Evangelio que un ángel fue a anunciar a un grupo de pastores que había nacido el Mesías, y que fueran a verlo, pero que no iban a encontrar el niño en un palacio lujoso, sino en una cuadra de animales y acostado en un pesebre. Tengamos en cuenta que los pastores, en aquel tiempo pertenecían a una clase de gente sencilla y de muy mala fama. Desde su nacimiento, Jesús no se relaciona con personas de alto nivel social, sino con la gente despreciada por la sociedad de aquel tiempo. El evangelista Mateo nos dice que, al poco tiempo de nacer Jesús, fueron a verlo unos magos de oriente. Desde hace mucho tiempo, la imaginación popular ha convertido a estos magos el reyes y les ha puesto el nombre de Melchor, Gaspar y Baltasar, el evangelio no dice nada de que sean reyes, ni que tengan esos nombres. Estos magos eran unas personas que, motivados por la fe de Israel, esperaban el Salvador de la humanidad, e interpretando el movimiento de los astros, se pusieron en camino para encontrarse con el Enviado de Dios, ofrecerle su adoración y compartir con él sus bienes.

Eran buscadores de Dios, abiertos a la intervención de Dios en la historia. En esta ocasión surge de nuevo el rechazo de Israel a la persona de Jesús en la persona de Herodes y de todos sus partidarios, y este rey da la orden de matar a todos los niños de Belén y sus alrededores, para acabar también con Jesús.

Tal y como se celebra actualmente la Navidad, el occidente llamado cristiano ha convertido la fiesta de la pobreza y del acercamiento sin precedentes de Dios a la humanidad, en la explosión más grande de consumo, de derroche e intereses económicos más grande de todo el año. Se utiliza la Navidad para hacer el negocio más espectacular. Se calcula que en Navidad, en el 2023 se gastó en todo el mundo 1.300.000.000.000 de dólares. Este año será mucho más, posiblemente el doble. En España, sólo en la lotería de Navidad, se gastó en el 2024, 3.505.510.380 euros.

Hay asociaciones de belenistas que guardan los belenes en museos y los expones en las fiestas de Navidad en parroquias y otros lugares, pero estas actividades no son expresiones de fe, sino manifestaciones artísticas y culturales; lo que pretenden es manifestar la belleza artística de las obras que presentan.

Hace falta un replanteamiento de la fiesta de Navidad, por parte de la Iglesia y de los cristianos, para vivirla según lo que es y significa, a partir del Evangelio.