No nos dejemos robar la esperanza

Un año más, en el mes de noviembre, la Iglesia celebramos la IX Jornada Mundial de los Pobres, este año con el tema, “Tú, Señor, eres mi esperanza (Sal 71, 5)”. En el mensaje de estas Jornadas el papa León XIV indica que, ”el pobre puede convertirse en testigo de una esperanza fuerte y fiable, precisamente porque la profesa en una condición de vida precaria, marcada por privaciones, fragilidad y marginación. No confía en las seguridades del poder o del tener; al contrario, las sufre y con frecuencia es víctima de ellas. Su esperanza sólo puede reposar en otro lugar”.
Al reflexionar sobre el sentido e intencionalidad que encierra la celebración de esta Jornada viene muy bien tener presente las conclusiones que se extraen del IX Informe FOESSA, que recientemente se ha dado a conocer. Del resumen de este informe se pueden extraer multitud de conclusiones, valga como muestra algunas de ellas:
“La precariedad laboral se ha normalizado, afectando a casi la mitad de la población activa, mientras el modelo de desarrollo genera situaciones contradictorias: viviendas vacías, usadas como segundas residencias u orientadas al uso turístico mientras amplias capas sociales enfrentan graves problemas de acceso a la vivienda”.
“La pobreza se ha vuelto más crónica y multidimensional, golpeando con especial dureza a la infancia y, paradójicamente, extendiéndose a sectores de las clases medias trabajadoras que experimentan privación material creciente a pesar del crecimiento económico”.
“Cada crisis ensancha la fractura social y las recuperaciones posteriores no logran cerrarla completamente, dejando un poso acumulativo de vulnerabilidad. La exclusión severa se mantiene significativamente por encima de los niveles previos a las crisis, afectando a millones de personas adicionales respecto al inicio de la serie histórica”.
“La parcialidad involuntaria, la inestabilidad contractual y los bajos salarios impiden construir proyectos de vida sostenibles, hasta el punto de que una proporción significativa de trabajadores ocupados vive en situación de exclusión social, demostrando que el empleo ha dejado de ser garantía de integración”.
Si fijamos la mirada en la diócesis de Granada, según la memoria de Cáritas de 2024, las tres cuestiones más graves que se manifiesta son, el acceso a una vivienda adecuada, el empleo digno y la irregularidad administrativa. Además, se constata el mayor empobrecimiento de las familias. La pobreza se acentúa en aquellas familias que ya la padecen. Centrándolo en la vivienda, se señala que en apenas cinco años el porcentaje en régimen de alquiler se ha triplicado, pasando del 3 al 10%.
Ante esta realidad que se nos presenta día a día, en nuestros barrios, en las parroquias, en las familias, ¿Qué actitud debemos mantener los cristianos, mirar para otro lado, o implicarnos en estas realidades de sufrimiento y exclusión?
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), y sus militantes, optamos por implicarnos, siguiendo las enseñanzas del Evangelio y las reflexiones y orientaciones de nuestros obispos y el Papa. En este sentido es estimulante e iluminador su mensaje.
En él, León XIV nos anima a implicarnos en la transformación de la sociedad y a acompañar la vida de las personas, “la pobreza tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas. Mientras esto sucede, todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas”.
Pone de manifiesto el lugar central de los pobres en la acción pastoral de la Iglesia. “Los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados, porque cada uno de ellos, con su existencia, e incluso con sus palabras y la sabiduría que poseen, nos provoca a tocar con las manos la verdad del Evangelio”.
Más adelante expresa que, “ayudar al pobre es, en efecto, una cuestión de justicia, antes que de caridad”.
Al final señala hacia donde debemos orientar nuestros esfuerzos para que el cambio de estructuras vaya haciendo posible una vida digna, “El trabajo, la educación, la vivienda y la salud son las condiciones para una seguridad que nunca se logrará con las armas”.

Director del Secretariado de Pastoral Obrera y del Trabajo de la archidiócesis de Granada.
Militante de la HOAC de Granada.
Presidente general de la HOAC (2017-2021)



