La desinformación climática entra en la COP30: 12 Estados crean una alianza para defender la verdad y la democracia

En la cumbre del clima COP30 que se está realizando en la Amazonia brasileña, por primera vez, un grupo de países sitúa la integridad de la información como un pilar de la acción climática, alertando de que la desinformación, el negacionismo y los ataques a periodistas y científicos están “debilitando el debate público, erosionando la confianza y retrasando la acción urgente”
La Declaración sobre la integridad de la información en torno al cambio climático, promovida por la UNESCO –la agencia de las Naciones Unidas encargada de promover la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación al servicio de la paz y el desarrollo sostenible–, fue presentada este miércoles con el respaldo inicial de doce Estados. La batalla contra la desinformación climática es ya parte de la batalla contra la emergencia climática, como destacó en su mensaje inaugural el presidente de Brasil, Lula da Silva.
“La COP30 será la COP de la verdad. En la era de la desinformación, los negacionistas rechazan no solo las evidencias de la ciencia, sino también los progresos del multilateralismo. Ellos controlan algoritmos, siembran odio, esparcen miedo, atacan las instituciones, la ciencia y las universidades. Es momento de imponer una nueva derrota a los negacionistas”, denunció.
En este cambio de época donde se multiplican las presiones para desviar, diluir o intoxicar la conversación pública sobre la crisis climática, este texto asume que sin ecosistemas informativos sanos no habrá transición ecológica justa, y crea un fondo global administrado por la agencia de ONU para proteger el derecho ciudadano a una información veraz, accesible y basada en evidencia científica.
Una alianza multilateral para la defensa del periodismo y la ciencia
Los primeros Estados firmantes de la Declaración (Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Países Bajos, España, Suecia y Uruguay) representan una alianza transversal de democracias que perciben que la desinformación climática, no es un fenómeno puntual y se ha convertido en un riesgo sistémico para la gobernanza ambiental global. Y lo dicen con claridad, estas amenazas son “uno de los desafíos definitorios de nuestro tiempo”, capaces de “socavar la capacidad de las sociedades para construir soluciones colectivas”.
Se refieren a las campañas organizadas de negacionismo, a la manipulación deliberada, y los ataques a periodistas ambientales, científicos, defensores y otras voces públicas, tácticas que “disminuyen la comprensión pública y amenazan la estabilidad social”, según se afirma en el texto.
Este planteamiento constituye un avance relevante: la integridad de la información se incorpora por primera vez a la arquitectura política de una COP, vinculándose de forma explícita con los derechos humanos, el acceso a la información ambiental, la participación ciudadana y, en definitiva, la defensa de la democracia.
Uno de los elementos fundamentales del texto es la defensa explícita del periodismo y la ciencia como bienes públicos esenciales. La Declaración destaca la necesidad de un ecosistema mediático “diverso y resiliente”, capaz de ofrecer cobertura rigurosa en un entorno marcado por la polarización y la precariedad informativa.
En este terreno, encajan las políticas que garanticen la sostenibilidad de los medios independientes, la transparencia en la publicidad climática y las medidas de protección para quienes informan o investigan sobre el clima.
Un Fondo Global para dar respuesta
La Declaración propone instrumentos concretos. El más relevante es la creación del Fondo Global para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático, administrado por la UNESCO, con el objetivo de financiar iniciativas de alfabetización informativa, investigación académica, verificación de datos, redes de periodismo climático y proyectos en países en desarrollo. Además, la propia iniciativa se plantea como espacio de cooperación internacional para la elaboración de políticas, el intercambio de buenas prácticas y la evaluación de riesgos informativos relacionados con el clima.
El documento establece compromisos diferenciados para Gobiernos, a los que se emplaza a desarrollar marcos legales alineados con los derechos humanos, garantizar la seguridad de periodistas, científicos y defensores ambientales, asegurar acceso a datos públicos y exigir transparencia a plataformas digitales. Al sector privado, se le pide adoptar prácticas informativas responsables y revisar la arquitectura de sus plataformas para evitar que perpetúen distorsiones o contenidos manipuladores. A la sociedad civil y al ámbito académico, se le plantea integrar la integridad informativa en su trabajo y reforzar redes de cooperación, especialmente en el Sur global. Y a los donantes, a financiar este Fondo y otros proyectos orientados a fortalecer la información climática fiable a nivel local, nacional e internacional.
Un paso político significativo, aunque no vinculante
La Declaración sitúa la integridad de la información como dimensión clave de la justicia climática y de la salud democrática. Su principal límite es la falta de mecanismos vinculantes o sanciones frente a quienes difundan deliberadamente desinformación, especialmente grandes actores económicos o industrias fósiles.
No obstante, abre una nueva etapa política que plantea a gobiernos y plataformas tecnológicas a rendir cuentas sobre su impacto en la conversación pública sobre a la crisis climática.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)



