Justicia y Paz exige una respuesta ética global ante las guerras y denuncia la escalada bélica en Sudán

Justicia y Paz exige una respuesta ética global ante las guerras y denuncia la escalada bélica en Sudán
FOTO | RTVE
La Comisión General de Justicia y Paz ha emitido un contundente posicionamiento en el que denuncia la invisibilización de conflictos armados que, aunque no ocupan titulares, siguen causando sufrimiento extremo a millones de personas.

En su comunicado, la Comisión recuerda que desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania y la masacre del pueblo palestino por parte del gobierno y el ejército israelí, ha mantenido una postura firme en defensa de los derechos inalienables de los pueblos y de la dignidad de toda persona a vivir en paz y seguridad.

“Nos estamos jugando la credibilidad moral como sociedad y como Iglesia”, advierte el texto, que subraya que la defensa de la paz no es solo una cuestión de justicia, sino también de coherencia ética con la misión cristiana. La Comisión lamenta que muchas guerras activas —entre 50 y 80 según estimaciones— sean ignoradas por las sociedades occidentales, incluso por comunidades eclesiales, debido a la distancia geográfica o la falta de interés económico. “Hay guerras no olvidadas para quienes las sufren, pero sí ignoradas y olvidadas en nuestras sociedades”, señala.

El comunicado pone el foco en la situación de Sudán, donde desde 2023 se desarrolla una brutal guerra civil que ha provocado la peor crisis humanitaria del planeta: más de 12 millones de personas desplazadas, 30 millones necesitadas de ayuda y decenas de miles de muertes.

La Comisión recoge las palabras del papa León XIV, pronunciadas el pasado 2 de noviembre: “Con gran dolor sigo las trágicas noticias que llegan desde Sudán, en particular desde la ciudad de El Fasher, en el martirizado Darfur septentrional. Violencias indiscriminadas contra mujeres y niños, ataques a civiles indefensos y graves obstáculos a la acción humanitaria están causando sufrimientos inaceptables a una población ya agotada por largos meses de conflicto”.

La Comisión comparte además una reflexión llegada directamente desde dentro de Sudán, firmada de forma colectiva para preservar el anonimato de quien la escribe. En ella se denuncia cómo el conflicto beneficia a actores económicos y políticos, y cómo el sufrimiento de millones de personas está vinculado, directa o indirectamente, al estilo de vida de las sociedades occidentales.

“Esta es una llamada a tener datos que nos posibilitan no sólo conocer las causas y las consecuencias, sino también a poner nombre a quienes se están beneficiando directamente de este exterminio”, se afirma.

La Comisión General de Justicia y Paz concluye con una llamada urgente a no olvidar, a denunciar y a actuar. “El derecho a no migrar está siendo negado por la violencia, y quienes huyen lo hacen porque el desierto o el mar son una alternativa menos cruel que quedarse. No podemos cerrar los ojos ni los corazones”.