Critican el resultado final de la COP30 por falta de ambición y sordera ante el clamor de la tierra y las comunidades indígenas

La Cumbre del Clima COP30, celebrada en Belém (Brasil), concluyó con un documento final que ha recibido grandes críticas de las organizaciones ecologistas, que coinciden en señalar su falta de ambición y transparencia. Para estos colectivos, el acuerdo «es incapaz de cumplir sus propias promesas» y deja fuera compromisos clave para frenar el calentamiento global.
El secretario de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de Comisiones Obreras (CCOO), Mariano Sanz Lubeiro, ha expresado la «decepción» del sindicato ante los resultados de la Cumbre del Clima de la ONU (COP30), celebrada recientemente.
Aunque reconoce que la conferencia estuvo «bien organizada» y acompañada por iniciativas sociales como la Cumbre de los Pueblos y los campamentos indígenas, Sanz subraya que los acuerdos alcanzados son insuficientes para frenar la crisis climática.
«Más de 70.000 personas nos manifestamos el día 15 para exigir medidas contra el cambio climático», recordó el dirigente sindical, destacando la creciente implicación de países asiáticos y latinoamericanos. Sin embargo, denunció que la COP30 «carece de ambición en la mitigación» y que «ni siquiera se menciona la necesidad de abandonar la causa principal del cambio climático: los combustibles fósiles».
Sanz alertó sobre «las sombras del cambio de ciclo político y la situación geopolítica mundial», señalando la ausencia de Estados Unidos y la actitud contraria de algunos países, incluso europeos, como factores que han condicionado los resultados. «Los planes presentados para reducir emisiones, los famosos NDC, deberían multiplicarse por cuatro si queremos cumplir los objetivos del Acuerdo de París», advirtió.
En materia de transición justa, la COP30 acordó desarrollar un mecanismo que defina procedimientos y contenidos claros, con la intención de aprobarlo en la próxima cumbre, que deberá desarrollarse y detallarse en próximas citas mundiales. Para CCOO, este paso es positivo, pero insuficiente frente a la urgencia climática.
«Necesitamos compromisos reales y vinculantes que garanticen la reducción drástica de emisiones y la eliminación progresiva de los combustibles fósiles», concluyó Sanz, reiterando la exigencia sindical de situar la justicia social en el centro de la acción climática.
Por su parte, Ecologistas en Acción calificó la COP30 como «la cumbre más opaca de la historia» y lamentó que el texto aprobado «evita mencionar explícitamente la eliminación progresiva de los combustibles fósiles», una de las demandas más urgentes de la comunidad científica. «La eliminación del petróleo, el gas y el carbón era la medida más esperada y necesaria, pero ha quedado fuera del acuerdo», subrayó la organización.
También criticó la presencia «escandalosa» de grandes corporaciones energéticas en las mesas de negociación: «Mientras las comunidades indígenas y los movimientos sociales quedaban fuera, las empresas fósiles han tenido acceso privilegiado a los debates», lo que, a su juicio, «pone en evidencia la captura corporativa de la política climática».
Greenpeace coincidió en la falta de ambición y advirtió que «las divisiones geopolíticas han vuelto a poner de manifiesto la desconexión de algunos gobiernos con la realidad de las personas que pedían medidas climáticas en la COP30». Para la organización, los planes climáticos previos «se quedaban peligrosamente cortos» y la cumbre «no ha sido capaz de acordar un plan de respuesta global para salvar la brecha de 1,5 °C».
Desde Brasil, la directora ejecutiva de Greenpeace, Carolina Pasquali, señalo que aunque «el presidente Lula puso el listón alto al pedir hojas de ruta para poner fin a los combustibles fósiles y la deforestación», el multilateralismo actualmente debilitado ha impedido llegar a estos acuerdos necesarios». No obstante, destacó avances en derechos indígenas:
«La mayor participación indígena en una COP sobre el clima, junto con las manifestaciones y protestas organizadas en el exterior, han conducido a la demarcación de 14 territorios indígenas, garantizando más de 2,4 millones de hectáreas para los pueblos originarios de Brasil».
Amigas de la Tierra criticó que las partes presentes «han dado la espalda a las comunidades más afectadas». «A pesar del apoyo de gran parte de los países a hacer una mención explícita al fin de los combustibles fósiles como principales responsables de la emergencia climática, los petroestados a la cabeza del lobby fósil han conseguido eliminar toda referencia», puntualizó la organización.
La responsable de Justicia Climática y Energía, Cristina Alonso Saavedra, reconoció la creación del Mecanismo de Transición Justa como «una victoria a medias», pero advirtió:
«No podrá hablarse de una verdadera transición sin el reconocimiento de la deuda ecológica del Norte Global y sin reparación para los pueblos afectados por el extractivismo».
La COP30 se celebró en un momento crítico: 2025 será recordado como uno de los años más cálidos desde que existen registros, con fenómenos extremos en todos los continentes.
Según la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura media global ya se sitúa 1,3 ºC por encima de los niveles preindustriales, acercándose peligrosamente al límite de 1,5 ºC fijado en París. «Cada año que pasa sin reducir drásticamente las emisiones nos acerca a un punto de no retorno», advierte Ecologistas en Acción.

Redactor jefe de Noticias Obreras



