100 años de la JOC

100 años de la JOC
Un aniversario es siempre un buen momento para hacer balance. Ahora que se cumplen cien años de la fundación de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), ¿qué enseñanzas podemos sacar de su historia? La investigación nos dice que las esencias permanentes no existen.

La JOC, como todos los organismos vivos, evoluciona. Ha mantenido sus opciones por la juventud, la clase obrera y la Iglesia, aunque no de la misma manera. Pensemos, por ejemplo, en el anticomunismo de sus comienzos, en la década de 1920, frente a su deslizamiento hacia la izquierda radical a finales de los sesenta o principios de los setenta.

En cuanto a su composición sociológica, ha ido cambiando al mismo tiempo que cambiaba la clase obrera. Yo pertenecí a un grupo donde ahora habría una especialista en enfermedades infecciosas, una doctora en Farmacia, una profesora y un doctor en Historia. Ser obrero, en los noventa, ya no equivalía, por fuerza, a trabajar en una fábrica.

Sin duda, la JOC ha sido una gran cantera de militantes para la izquierda. En los sesenta, por ejemplo, fueron jocistas quienes fundaron la USO y tuvieron protagonismo en Comisiones Obreras. Miguel Elhombre, un sacerdote obrero, me hizo un diagrama para explicarme que las diversas organizaciones de clase eran líneas paralelas, mientras que la JOC era la línea que las atravesaba a todas.

Eso quería decir que el movimiento no se identifica, como tal, con ninguna línea política ni sindical. Así debe ser. En los Evangelios hay una clara opción por los pobres, pero, después, en nuestra vida de cada día, debemos ser nosotros quienes concretemos esa opción en un compromiso concreto. Para elegir dónde luchamos o qué ideología profesamos, la palabra bíblica no nos aporta pistas. Nuestra decisión ha de basarse en un razonamiento laico.

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Pero una cosa es la teoría y otra la realidad. A finales de los sesenta, la tentación de convertir a la JOC en correa de transmisión de una organización concreta era muy fuerte. Además, ¿cuál ha de ser el papel del movimiento como tal? En la Bélgica de los años veinte, Cardijn entendió que había que construir una entidad que compitiera con las demás, ofreciera abundantes servicios y demostrara su fuerza en concentraciones masivas. La JOC francesa, en cambio, pensaba que su misión consistía en ser levadura en la masa. Castaño Colomer me explicó que los jocistas catalanes siguieron el modelo francés y que se sentían un tanto incómodos con las banderas y los uniformes de los belgas.

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