“Los movimientos populares reclaman un modelo de sociedad más justo, no violento e integrador”

Fidel García, miembro de Justicia y Paz, participante en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el Vaticano, reconoce que “el verdadero reto no está solo en organizar y vivir los procesos de transformación social, sino en mantenerse unidos, fortalecer la convicción colectiva y avanzar con estrategia y objetivos comunes”.
“Es clave no perder la esperanza. Sabemos que el cambio no ocurre de un día para otro, que habrá muchas dificultades, pero también sabemos que los logros se construyen poco a poco, desde abajo, con constancia y organización”, afirma.
Desde la “pluralidad de voces” que convergen en este espacio, todas ellas comprometidas con la transformación social desde la base, “hay una conciencia muy clara de las causas que provocan la exclusión”, sostiene García. “No se trata solo de denunciar la realidad, sino de organizarse para construir alternativas que repartan mejor la riqueza y reconozcan los derechos de todos”.
Praxis no violenta y modelos de convivencia
Uno de los elementos centrales del encuentro ha sido la apuesta por una “praxis no violenta”, entendida no solo como ausencia de conflicto armado, sino como una forma de vida basada en el respeto, el diálogo y la reivindicación pacífica de derechos, puntualiza García, quien subraya que esta actitud se manifiesta en gremios, colectivos y comunidades que, desde su experiencia cotidiana, “construyen modelos de convivencia alternativos”. “Hay que dejar claro que la transformación no puede quedar en manos de otros grupos de poder. Son los propios movimientos populares, organizados, quienes deben liderar el cambio”, insiste.
Un sistema integral para una respuesta global
El encuentro, desde su punto de vista, ha puesto de relieve la necesidad de respuestas integrales a los problemas sociales, ecológicos y económicos. “No se puede dar una solución parcial a un problema global”. “Ecología, justicia social, derechos humanos… todo está conectado. Y eso es lo que une a los movimientos populares, independientemente de su ámbito de acción”.
Permanencia, impacto y construcción desde abajo
García apunta la importancia de conquistar espacios desde abajo hacia arriba, construyendo puentes entre las bases sociales y los lugares de toma de decisiones. “No siempre se trata de llegar al poder, pero sí de influir en él. La presión organizada desde abajo debe ser tenida en cuenta en los niveles institucionales”.
Además, ha reivindicado la permanencia de los logros alcanzados por los movimientos sociales, frente a un sistema que se muestra cada vez más violento y excluyente. “La paz verdadera es aquella que desarma los poderes que dominan y excluyen”, declara.
Un modelo de sociedad que reclama su espacio
El encuentro, desarrollado en el espacio del Spin Time, ha sido también una “muestra práctica de convivencia intergeneracional”, donde jóvenes y familias han compartido militancia, reflexión y acción. “Este tipo de espacios demuestran que se pueden hacer las cosas de otra manera. Son una respuesta emergente y potente frente a la devastación de los sistemas democráticos que no han funcionado”, concluye García.

Redacción de Noticias Obreras.



