Los movimientos populares alzan su voz contra la muerte y la esclavitud en el trabajo

Los movimientos populares alzan su voz contra la muerte y la esclavitud en el trabajo
Crece la conciencia entre los movimientos populares del mundo de la necesidad de urgente de reclamar condiciones dignas y seguras que permitan el cuidado de la vida y la preservación del medio ambiente.

El representante de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía (AVAELA) en el V Encuentro Mundial de Movimientos Populares, José Luis Molina, ha podido percibir estos días en Roma la simpatía con que se miran propuestas como la que encarna en España la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.

“Es algo coincidente en casi todos los movimientos populares que ven en esta iniciativa una oportunidad para que “la Iglesia universal, toda la Iglesia, refuerce su llamada urgente a combatir el trabajo esclavo, el trabajo informal y el trabajo precario”.

Para su asociación, resulta clave que “la Iglesia haga oír su voz en defensa de la salud y de la seguridad en el trabajo”.

Su compañera en la asociación de víctimas del trabajo, Esperanza Ocaña, considera también “muy importante que el trabajo de estos días llegue al papa León XIV para que pueda hacerse eco de las problemáticas de la gente, en particular de la falta de salud laboral”.

Reconoce la trascendencia de que la voz del Vaticano llegue a “los Gobiernos y a toda la sociedad, para que la lucha por la vida en el trabajo sea una prioridad y aumente la conciencia de que el trabajo tiene que ser seguro y de calidad para que el desarrollo sea justo”.

La convivencia y el debate con personas y entidades de los cinco continentes, reconoce, Ocaña, le ha “abierto el mapa de la realidad laboral del mundo, donde la subsistencia lógicamente se antepone a la salud laboral” y le ha reafirmado en que “hay mucho por lo que seguir luchando”.

Desde su punto de vista “la necesidad de llevar el pan a casa está detrás de la existencia de la economía sumergida, de las condiciones laborales precarias y de las injusticias en muchos países en desarrollo”. Por eso, insiste en que “hay que conseguir que el trabajo sea para vivir”, una aspiración compartida por los movimientos populares que estos días tratan de “tejer redes de solidaridad más fuertes”, relata Ocaña.

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Debe resurgir el “sí se puede”

Frente al “desapego creciente” entre los trabajadores y “la soledad” a la que se ven abocados por un “tejido empresarial que no quiere que haya organización, ni convenios”, desde AVAELA entienden que “debe resurgir el “sí se puede”, crear vínculos y luchar conjuntamente por los derechos de las y los trabajadores en todo el mundo y en cada lugar”.

Por su parte, José Luis Molina, entiende que conocer tantas formas de organización como las que estos días se han citado en Roma, invita a “reforzar estas experiencias, articularlas y extenderlas” y confiar “en la capacidad de compartir desde el diálogo y el respeto”. A lo largo de las jornadas han tomado la palabra personas que viven en las favelas de Sudáfrica, que acompañan a las personas pobres en Malawi, uno de los países más pobres del mundo, recicladores de Francia, trabajadores ambulantes de Nueva York y activistas contra las deportaciones de Trump…

“Aquí hay representantes de los movimientos, pero se nota que vienen con la voz de los pueblos”, subraya Molina, quien concluye que  es “necesario cuidar y replicar estos encuentros y hacerlos cada vez más visibles. Fue sorprendente la cantidad de medios de comunicación que hubo en la rueda de prensa, casi todos italianos. Habría que abrirse para llegar a más realidades del mundo”.