León XIV y las “cosas nuevas” desde las periferias

El primer encuentro del papa León XIV con los movimientos populares ha marcado un nuevo capítulo en la historia reciente de la Doctrina Social de la Iglesia. En continuidad con Francisco, el pontífice ha reafirmado con claridad profética que “tierra, techo y trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar” y que él está con los movimientos populares, con las personas excluidas de una vida buena.
En su intervención propuso una mirada propia sobre las “cosas nuevas” del siglo XXI, vistas desde las periferias y no desde los centros de poder. Conviene recordar que León XIV tomó su nombre en homenaje a Rerum novarum, la encíclica fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia.
Y, al igual que León XIII, eligió hablar no desde la técnica ni la economía, sino desde la realidad concreta de quienes quedan fuera del progreso: desde la exclusión. Su lectura de las “novedades” contemporáneas: el paradigma tecnocrático –particularmente la inteligencia artificial y las opacas políticas algorítmicas que impacta en todos los ámbitos de la vida social–, la crisis climática, los modelos de consumo inalcanzables, la adicción compulsiva al juego digital, la idolatría del cuerpo y del bienestar farmacológico, la violencia extractiva de los recursos, la criminalización de la migración, está atravesada por una pregunta ética esencial: ¿a quién benefician y a quién excluyen los avances del mundo actual?
Frente a la “globalización de la impotencia”, el Papa propone una “cultura de la reconciliación y del compromiso”. Defiende una Iglesia con los pobres, que asuma riesgos y acompañe a quienes, desde abajo, siguen sembrando esperanza. Llama “poetas sociales” –como antes hizo Francisco– a los integrantes de los movimientos populares y de base y los reconoce como “campeones de la humanidad”, protagonistas de un nuevo capítulo de justicia, solidaridad y ternura.
León XIV señala un camino que la Iglesia universal y local quiere recorrer acompañado. Los movimientos populares, reunidos en la comunidad de Spin Time, deberán discernir juntos qué hacer con esta palabra recibida, cómo seguir organizando la esperanza y fortaleciendo la alianza nacida del encuentro para llenar el “vacío ético” existente, como destacó el Papa en su mensaje. Ese emplazamiento, esa responsabilidad histórica, esa petición de la Iglesia universal, no es un diálogo que pueda resolverse en un día, sino un proceso que exige escucha, paciencia y creatividad compartida. Quizá se trate de construir un nuevo relato, en una nueva alianza que recorra el mundo.
Esa es la mística que atraviesa su mensaje: una profecía viva y una misión hecha “con la belleza de la artesanía”. Una obra que requiere cercanía, intercambio de experiencias, organización, acción, actitud samaritana y un deseo profundo de humanidad. Desde las periferias, junto a quienes carecen de tierra, techo o trabajo, junto a quienes se le niega la dignidad debida, León XIV invita a mirar el futuro con humanidad y a gestionar las “cosas nuevas” desde la ética del amor y del bien común. Sabiendo que las semillas de fraternidad, por pequeñas que sean, pueden transformar el mundo.

Director de Noticias Obreras



