León XIV llama a renovar la Iglesia y la sociedad desde la primacía de las personas pobres en “Dilexi te”

La primera exhortación apostólica de León XIV “Dilexi te” firmada el 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, aborda el amor a los pobres, siguiendo la estela marcada por su predecesor que tanto insistió en impulsar, en fidelidad a su historia y misión por otra parte, una “Iglesia pobre y para los pobres”.
El primer documento magisterial de su pontificado, que bien podría entenderse como un adelanto de cuáles serán sus prioridades, no deja lugar a dudas sobre la importancia clave para la Iglesia de “la opción preferencial por los pobres”.
En apenas 32 páginas, la exhortación que asume y revitaliza el legado de Francisco, especialmente, su enclíclica Dilexit nos, sobre el amor divino y humano del Corazón de Cristo, fundamenta teológica y cristológicamente el amor por las personas pobres, además de hacer un exhaustivo recorrido por el magisterio de la Iglesia y la fuerza transformadora que quiere imprimir a su pontificado.
De hecho, reconoce que el propio papa Francisco estaba preparando, en los últimos meses de su vida, un documento sobre “el cuidado de la Iglesia por los pobres y con los pobres”, que ha querido hacer suyo, “añadiendo algunas reflexiones”.
“Considero necesario insistir sobre este camino de santificación, porque en el «llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse», especifica.
La gran Tradición de la Iglesia
“El cuidado de los pobres forma parte de la gran Tradición de la Iglesia”, dice ya terminando la exhortación. De ahí que debamos “sentir la urgencia de invitar a todos a sumergirse en este río de luz y de vida que proviene del reconocimiento de Cristo en el rostro de los necesitados y de los que sufren”.
En una primera parte, realiza la fundamentación teológica y cristológica, con innumerables referencias a la revelación y la tradición, pero también a la Iglesia de América Latina, además de recorrer la historia bimilenaria de la atención primordial de la Iglesia expresada de múltiples formas y creatividad inagotable a las personas empobrecidas.
“A lo largo de los siglos, estas páginas han interpelado los corazones de los cristianos a amar y a realizar obras de caridad, como semillas fecundas que no cesan de producir fruto”, escribe.
Después, irá recorriendo asuntos de gran actualidad para hacer una síntesis entre el magisterio vaticano y las aportaciones de su predecesor, para destacar que “desde los tiempos apostólicos, la Iglesia ha visto en la liberación de los oprimidos un signo del Reino de Dios”.
Al igual que Francisco, denuncia la “dictadura de una economía que mata” y como él, critica las “teorías que intentan justificar el estado actual de las cosas, o explicar que la racionalidad económica nos exige que esperemos a que las fuerzas invisibles del mercado resuelvan todo”.
La urgencia por responder al presente
Eso sí, enfatiza que “la dignidad de cada persona humana debe ser respetada ahora, no mañana, y la situación de miseria de muchas personas a quienes esta dignidad se niega debe ser una llamada constante para nuestra conciencia”.
León XIV insiste en una idea, con todos los visos de convertirse en su principal línea pastoral: “cada renovación eclesial ha tenido siempre como prioridad la atención preferencial por los pobres, que se diferencia, tanto en las motivaciones como en el estilo, de las actividades de cualquier otra organización humanitaria”.
Más adelante advierte que “la religión, especialmente la cristiana, no puede limitarse al ámbito privado, como si los fieles no tuvieran que preocuparse también de los problemas relativos a la sociedad civil y de los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”.
La Iglesia que el mundo necesita hoy
Sin embargo, proclama el Papa que “por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible”, por lo que abiertamente plantea que “una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino sólo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy”.
Después de todo, tal y como concluye, a través del trabajo, del compromiso por “cambiar las estructuras sociales injustas”, pero también “por medio de esos gestos sencillos de ayuda, muy cercanos y personales”, como la limosna, a la que dedica varios párrafos, “será posible para aquel pobre sentir que las palabras de Jesús son para él: «Yo te he amado»”, como se lee en Apocalipsis 3,9.
León XIV quiere dar un nuevo impulso a la Doctrina Social de la Iglesia, desde el convencimiento de que “el cambio de época que estamos afrontando hace hoy aún más necesaria la continua interacción entre los bautizados y el Magisterio, entre los ciudadanos y los expertos, entre el pueblo y las instituciones”.
Para ello, recordando como en tantos otros aspectos a Francisco, subraya que “la realidad se ve mejor desde los márgenes y que los pobres son sujetos de una inteligencia específica, indispensable para la Iglesia y la humanidad”.
Con gran claridad, expresa que “es responsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios hacer oír, de diferentes maneras, una voz que despierte, que denuncie y que se exponga, aun a costo de parecer “estúpidos”.
Aunque “las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de un cambio de mentalidad”, hace falta también, matiza, “la ayuda de las ciencias y la técnica, mediante el desarrollo de políticas eficaces en la transformación de la sociedad”.
“El Evangelio, no solo una invitación a seguir un camino de relación individual e íntima con el Señor, sino que es la propuesta es más amplia: «es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo”, aclara.
“En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino”, nada más y nada menos.

Redactor jefe de Noticias Obreras