León XIV actualiza la “Rerum novarum” y se declara “con los movimientos populares”

El Papa propone mirar las “cosas nuevas” del siglo XXI desde las periferias, desde la exclusión, y no desde el poder, reafirmando su alianza con quienes luchan por tierra, techo y trabajo. Emplazó a los movimientos populares a colmar el “vacío ético” imperante con procesos de justicia y solidaridad
El primer encuentro del papa León XIV con los movimientos populares ha marcado un hito en la historia contemporánea de la Doctrina Social de la Iglesia. En un discurso de profundo contenido social y espiritual, el pontífice situó su magisterio en continuidad con Francisco y con el legado de León XIII, de quien tomó su nombre “en referencia a la encíclica Rerum novarum, escrita durante la Revolución Industrial”.
“Ciertamente hay ‘cosas nuevas’ en el mundo, pero cuando hablamos de ellas, generalmente adoptamos una mirada desde el centro y pensamos en la inteligencia artificial o la robótica. Hoy quiero mirarlas con ustedes desde la periferia”, afirmó. Esta elección de perspectiva –mirar desde los márgenes, desde quienes sufren exclusión o descarte– fue el eje esencial de su mensaje y, probablemente, el primer gesto programático de su pontificado, después de Dilexi te.
“Hermano papa León XIV”: la voz de las periferias
Antes de la intervención del pontífice, una delegación de representantes del V Encuentro Mundial de Movimientos Populares que se está desarrollando en la comunidad organizada de Spin Time en Roma: Lupe Sosa, trabajadora de la economía popular de Estados Unidos, de origen mexicano; junto a Esperanza Ocaña, víctima de la siniestralidad laboral (España), Friday Gabriel Oku (Nigeria), Namrata Chandramohan Bali (India), Norma Morales (Argentina) y Ayala Lindabeth Dias Ferreira (Brasil), leyó una carta en nombre del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP).
“Hoy estamos aquí presentes, hombres y mujeres de los pueblos del mundo, pero también traemos en la memoria a quienes les fue arrebatada la vida por luchar por los sagrados derechos a la tierra, el techo y el trabajo”, comenzó Sosa, dirigiéndose al pontífice.
El texto, fruto de los diálogos y horizontes del EMMP, expresó el dolor y la esperanza de las comunidades que representan.
“Venimos cargados de sufrimiento, pero también vivimos una resistencia esperanzada, porque creemos en el valor de la solidaridad y de las alianzas fraternas. No queremos participar de la narrativa de la globalización de la impotencia: nuestro compromiso, por humilde que sea, transforma realidades de sufrimiento”.
La carta denunció las guerras, la violencia estructural y la cultura del descarte, y proclamó una paz “desarmada y desarmante”, en clara sintonía con León XIV. “Sin justicia social no hay paz ni dignidad”, afirmaron, evocando las palabras del papa Francisco: “Este sistema ya no se aguanta…”.
Lupe concluyó con una petición: “Gracias por acogernos. Nos sentimos acompañados y queremos seguir dialogando con esta Iglesia acogedora. Necesitamos una Iglesia con los pobres como expresión de amor fraterno”.
Las “cosas nuevas” vistas desde la periferia
La respuesta de León XIV, en cierto modo, recogió el tono de cercanía y compromiso de la carta. Retomó el emblema de las tres T: tierra, techo y trabajo, como principios básicos de justicia social.
“Haciéndome eco de las peticiones de Francisco, reafirmo: la tierra, el techo y el trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar. Quiero que me oigan: ¡Estoy con ustedes! ¡Estoy con ustedes!”, subrayó.
Para el Papa, esas tres palabras resumen el Evangelio en acción. “Ustedes no hacen ideología, sino Evangelio vivo. Son poetas sociales, porque crean belleza desde la fragilidad y hacen posible la esperanza”.
Contra la “globalización de la impotencia”
León XIV introdujo una de las expresiones centrales de su discurso: “la globalización de la impotencia”, un clima social dominado por la indiferencia, individualismo y el sálvese quien pueda. “Debemos contrarrestarla con una cultura de la reconciliación y del compromiso”, dijo, reclamando una fe activa que se exprese en solidaridad concreta.
Denunció que las periferias “son tratadas como daños colaterales” en los debates políticos y económicos, y que el discurso sobre el progreso suele olvidar a los pobres, recordando que las personas pobres “están en el centro del Evangelio, pero en la práctica se les deja para el final”.
De la explotación a la exclusión: la nueva injusticia
El Papa actualizó el mensaje de Rerum novarum señalando que la cuestión social de hoy no es la explotación, sino la exclusión. “En tiempos de León XIII la injusticia era la explotación; hoy lo es el descarte”, afirmó, citando a Francisco: “Los excluidos no son explotados, sino desechos”.
Además, advirtió que la desigualdad se ha profundizado con las transformaciones tecnológicas y la lógica del beneficio. “La falta de tierra, vivienda y trabajo digno coexiste con el acceso a las pantallas y redes. La mala gestión del progreso genera desigualdades bajo el pretexto del desarrollo”, señaló.
El impacto humano y ecológico de las “novedades”
En una parte particularmente crítica, León XIV examinó el coste humano y ecológico del desarrollo: el impacto tecnológico, la crisis climática, la explotación del coltán en el Congo y del litio en América Latina, la idolatría del cuerpo promovida por la industria farmacéutica, la adicción digital y la violencia contra los migrantes.
“Cuando se abusa de los migrantes vulnerables no se ejerce soberanía legítima, sino que se cometen crímenes de Estado”, denunció. Frente a estas realidades, elogió el testimonio de los movimientos populares, “campeones de la humanidad, testigos de la justicia, poetas de la solidaridad”.
Llenar el vacío ético
El pontífice advirtió sobre el debilitamiento de los sindicatos y la crisis de las instituciones: “Ni los Estados ni las organizaciones internacionales parecen capaces de abordar estos problemas. Por eso los movimientos populares, los creyentes y los gobiernos están llamados a colmar ese vacío ético con procesos de justicia y solidaridad”.
Citó a san Agustín: “No puede gobernarse un Estado sin justicia”, e insistió en que el progreso sin responsabilidad “fracasa en humanidad”.
Una Iglesia que acompaña y camina junto a los pobres
En sintonía con su exhortación Dilexi te, León XIV reafirmó que “la Iglesia debe acompañar las luchas justas de los movimientos populares”, igual que en su tiempo apoyó la creación de los sindicatos. “Caminar juntos significa reconocer la dignidad de todos, unirnos en el deseo común de justicia, amor y paz”.
“Sus iniciativas pueden transformarse en nuevas políticas públicas y derechos sociales”, aseguró, alentando a los movimientos a mantener su “creatividad poética” como fuente de esperanza.
El Papa concluyó su mensaje en un tono espiritual y fraterno: “Que el Padre de toda misericordia les conceda el coraje de una profecía evangélica, la perseverancia en la lucha, la esperanza en el corazón y la creatividad poética”.

Director de Noticias Obreras



