Frente a la globalización de la impotencia, los movimientos populares construyen esperanza

Frente a la globalización de la impotencia, los movimientos populares construyen esperanza
El cardenal Michael Czerny, el padre Mattia Ferrari y la activista congoleña Micheline Mwendike presentaron en la Sala Stampa el V Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que se celebrará en Roma del 21 al 24 de octubre. “No es un evento, sino una etapa de un proceso de esperanza”, subrayó Ferrari. El encuentro busca también ser una respuesta a lo que el papa León XIV, en continuidad con Francisco, ha llamado “la globalización de la impotencia”, ese sentimiento extendido por el sistema de que las enormes injusticias del mundo no pueden transformarse

“Los movimientos populares y sus encuentros son una plataforma global articulada en torno a las tres T subrayadas por el papa Francisco: tierra, techo y trabajo”, recordó la Christine Murray, la vicedirectora de la Sala Stampa, al abrir la comparecencia en el Vaticano. Este nuevo encuentro “continúa ese camino, centrado en los derechos fundamentales y en temas decisivos como la democracia, la migración y el cambio climático”, añadió.

La cita mundial, impulsada en 2014 por el papa Francisco y continuada ahora bajo el pontificado de León XIV, reunirá en Roma a delegados y delegadas de todo el mundo. Será la primera vez que los movimientos populares se encuentren con el nuevo pontífice.

Del paternalismo al protagonismo popular

El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recordó que ha participado en todos los encuentros celebrados hasta ahora. “Hoy nos reunimos para hablar de los pobres que responden a sus enormes desafíos y de la Iglesia que los acompaña. Estos son los movimientos populares”, dijo en la comparecencia de prensa.

Czerny, citando la nueva exhortación Dilexi te, explicó que el papa León XIV retoma la pregunta esencial: “¿Qué quieren los pobres?”, y responde con sencillez: “Llevar una vida más digna desarrollando sus capacidades y contribuyendo con su esfuerzo personal”. “Podemos preguntarnos por qué tiene que ser tan difícil para algunos. Muchos están aún lejos de alcanzar este ideal. Entre el 78 % y el 85 % de la población mundial vive con menos de 20 dólares al día”, denunció.

El cardenal advirtió que “no puede haber desarrollo sin la participación directa de los pobres”. Citó a san Juan Pablo II, que rechazó “el paternalismo que se limita a satisfacer las necesidades inmediatas”, y recordó que el papa Francisco, tanto como arzobispo de Buenos Aires como ya pontífice, “los escuchó, los acogió y los animó”, incorporando a los movimientos populares al magisterio social de la Iglesia. Los “poetas sociales”, como le gustaba decir a Bergoglio, aparecen referenciados en la encíclica Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social.

“Los líderes populares son aquellos capaces de involucrar a todos. Saben que la solidaridad significa también luchar contra las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad, contra la falta de trabajo, de vivienda y de derechos sociales. La solidaridad, entendida en su sentido más profundo, es una forma de hacer historia. Y eso es lo que están haciendo los movimientos populares”, destacó Czerny. “El mundo necesita nuestra compasión, nuestro amor comprensivo, nuestro respeto. Necesita que tratemos a todos con dignidad”, concluyó.

El sueño de Francisco, la misión de León XIV

El padre Mattia Ferrari, capellán de Mediterranea Saving Humans y coordinador de la plataforma del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP), explicó que “lo que vamos a celebrar no es un evento, sino una etapa de un proceso”, un camino iniciado en muchas partes del mundo donde los movimientos sociales han comenzado a caminar con la Iglesia.

“Los movimientos populares son movimientos sociales formados por los excluidos: quienes carecen de derechos a la tierra, a la vivienda o al trabajo, y que se unen para luchar juntos, practicar la solidaridad y construir nuevas relaciones sociales y una economía solidaria”, dijo.

Ferrari recordó que este proceso pastoral nació en Buenos Aires, donde Jorge Mario Bergoglio fue uno de sus impulsores. “Cuando el cardenal Bergoglio se convirtió en papa, se decidió llevar este proceso a la Iglesia universal para que ayudara a la Iglesia y a los movimientos populares a caminar juntos”, añadió.

De los primeros encuentros nació la plataforma EMMP, integrada por seis movimientos de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Sudáfrica, España e Italia, encargada de coordinar la red global y fortalecer la relación entre los movimientos, la Iglesia y otros actores sociales.

“El Quinto Encuentro Mundial –afirmó– será el primero que se celebre con el papa León XIV. Por primera vez, los movimientos populares llegarán acompañados por sus iglesias locales: obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Es el sueño del papa Francisco hecho realidad: que sea la Iglesia la que acompañe este camino”.

El joven sacerdote subrayó que este encuentro tiene lugar en un “momento histórico muy difícil”, marcado por “la guerra, la dictadura de una economía que mata, la crisis ecológica, el rechazo a los migrantes y el sufrimiento social”. En este sentido, puso en valor que “los movimientos populares viven cada día estos dolores, pero también construyen la alternativa humana y fraterna frente a las injusticias. Este encuentro mundial será el momento en que la esperanza se una y se refuerce para seguir caminando”.

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Encuentro, festival y jubileo: tres momentos de un mismo camino

Ferrari detalló también los grandes momentos del encuentro y del jubileo. Del 21 al 24 de octubre, el quinto encuentro se celebrará en Spin Time, en el barrio del Esquilino, “casa de muchos movimientos populares”. En paralelo, tendrá lugar un festival en la Piazza Vittorio, con el apoyo de Roma Capital, “un espacio de encuentro entre los movimientos, la ciudadanía y las otras partes sociales”.

El 23 de octubre, a las 16:00 horas, se celebrará la audiencia con el papa León XIV en el Aula Pablo VI. Finalmente, los días 25 y 26 de octubre se desarrollará la Peregrinación jubilar, que coincidirá con el Jubileo de los equipos sinodales y los organismos de participación de la Iglesia. Ferrari destacó esta coincidencia como “un don de la Providencia”:

“Este camino entre la Iglesia y los movimientos populares expresa muy bien la naturaleza de una Iglesia sinodal y misionera, una Iglesia que construye puentes.”
La Iglesia no se limita a servir a los pobres, “sino que los ama. Solo a la luz de este amor podemos entender por qué la Iglesia y los movimientos populares se han tomado de la mano”, concluyó.

“Tenemos esperanza, somos protagonistas”

La activista congoleña Micheline Mwendike, cofundadora del movimiento ciudadano no violento LUCHA y representante de los movimientos populares de África, cerró la presentación con un testimonio profundamente humano.

“No es fácil pensar en el cambio”, afirmó. “A veces nos sentimos impotentes, como si todo lo que hiciéramos no fuera a llevarnos a ningún lugar. Pero queremos cambiar los sistemas: la ecología, la economía, la política, el acceso a la educación y la salud.”

Con estas palabras, Mwendike evocó lo que el papa León XIV, en continuidad con el papa Francisco, ha definido como la globalización de la impotencia: ese sentimiento extendido de que los grandes males del mundo no pueden transformarse. Frente a esa resignación, reivindicó la esperanza que nace de la organización popular.

Recordó la profunda desigualdad global, “solo un 1 % de la humanidad posee más del 90 % de la riqueza del planeta”, y compartió su experiencia personal: “Nací en Goma, en el Congo, y conocí la guerra desde 1994. Siempre quise alcanzar la paz, pero crecí sin conocerla. Hoy doy gracias por las personas que he encontrado a través de los movimientos populares.”

Mwendike describió estos movimientos como “una plataforma que nos une a quienes sabemos lo que significa pasar hambre y no tener nada”. “No nos reunimos para quejarnos, sino para darnos fuerza, para decir que tenemos esperanza, que somos protagonistas, que somos el número uno”, destacó.

Pidió “liberación, libertad, fraternidad y acceso a los recursos”, y recordó una frase del papa Francisco durante una videollamada con los movimientos: “El futuro está sobre todo en las manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse, en sus manos que trabajan con humildad y convicción.” “Con humildad y convicción el cambio siempre es posible. Con alegría y gratitud estoy aquí, esperando el encuentro con el papa León XIV, feliz de compartir este momento con todos ustedes”, concluyó su intervención.

El V Encuentro Mundial de Movimientos Populares será, así, un acontecimiento eclesial y social de alcance global que reafirma el vínculo –ese caminar juntos–  entre la Iglesia y las organizaciones sociales y populares que luchan por la dignidad, la justicia y el bien común.

Como expresó el cardenal Czerny, será “un signo de esperanza concreta y un compromiso compartido para hacer historia desde la solidaridad”.