«Felices los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica»

Lectura del Evangelio según san Lucas (11, 27-28)
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío exclamó:
—¡Feliz la mujer que te dio a luz y te crio a sus pechos!
Jesús le contestó:
—Felices, más bien, quienes escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
Comentario
En el evangelio de Lucas, después de los relatos de la infancia, María desaparece, solo hay una nueva aparición en el capítulo 8, 19-21 donde María, con los hermanos de Jesús, intenta llegar donde estaba él y no podía por el gentío y le avisan a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte» y Jesús les contesta: «Mi madre y mis hermanos son quienes escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica», texto controvertido, si lo leemos en Marcos, y mucho más suavizado en Lucas que lo coloca en un contexto de protagonismo de la «Palabra» y su eficacia con la parábola del sembrador.
Esta misma frase aparece en el texto de hoy, no nombra a María, pero agradece la vida de Jesús alabando a su madre. Es interesante la coincidencia de los textos cuando tiene que hablarse de la madre y de la maternidad haciendo vinculante la escucha y la práctica, en el último caso como bienaventuranza; vincular la palabra a algo tan entrañable como la maternidad o los lazos maternos: «Felices, más bien, quienes escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 11, 26-28).
Mas que intentar hacer todo un rocambolesco argumento intentando explicar si es un piropo o no a María, su madre, o un gesto de humildad de Jesús, hay que centrar el párrafo donde Jesús coloca la insistencia, el propósito: escuchar y cumplir.
Muchas veces ciertos excesos litúrgicos quieren sacralizar objetos como pueden ser el libro donde leemos la Palabra, pero, para nosotras y nosotros, la Palabra que ha sido capaz de transformar nuestras vidas, que ha sido capaz de ofrecer «salvación», que es transformadora, es la Palabra hecha carne. Es la Palabra que unida a la vida nos ayuda a entender la historia hacer la lectura creyente. Una Palabra que se planta en la tierra y crece con las raíces en la tierra[1].
Una Palabra que es radical en sus planteamientos, constantemente nos obliga a mirarnos y a darnos cuenta de que, el «sean perfectos o misericordiosos como el Padre lo es», nos transporta a una dialéctica permanente de conversión. La Palabra tiene vida (EG, 22; 24) porque lo que está en el libro sin la historia, sin los signos de los tiempos, sin el Espíritu Santo (DF, 122)[2] que nos despierta con sus dones para que la voluntad del Padre sea Palabra hecha carne, sería un libro lleno de normas éticas y morales o bellas o incomprensibles historias y no la «falsilla»[3] para leer nuestra vida, escribir nuestro «quinto evangelio» y descubrir al Dios cristiano enamorado de la humanidad.
No es casualidad que en el evangelio de Lucas María aparezca dos veces unida a esta afirmación: «escuchar y cumplir», para María haber escuchado y cumplido fue hacerse cómplice del sueño de Dios, y hubo carne y hubo espíritu que se movía en sus entrañas, y hubo salida, porque cumplir no era solo acariciar su vientre, había otros vientres que acariciar, porque cumplir era estar muchas veces sin entender, porque cumplir era estar en la cruz, experimentar el dolor, la incertidumbre y la soledad, porque cumplir era cuidar el nosotros, nosotras y orar y esperar juntas y juntos porque tampoco podía dejar de escuchar, porque no se acabó la escucha con el mensaje del ángel, el fruto de su vientre nunca dejó de decir, y nunca dejará de decir.
Creo que es un libro, la Biblia, más para escribir anotaciones, hacer subrayado, ennegrecerlo por el paso de nuestras manos llenas de barro, de vida, de tierra, de historias, de luchas, de lágrimas y caricias… que para ser expuesto con oro o plata[4], paseado por nuestras iglesias, cantado por excelentes voces y ahogado en incienso y solemnidades. Ojalá fuera las dos cosas, pero en este momento donde la devoción intimista, la estética, la exageración litúrgica predomina tanto… puede que el libro deje de ser Palabra porque pierde carne…
La Palabra es el pilar donde todo un Dios comenzó una aventura con una mujer que escuchó, dijo «sí» y cumplió. Feliz día de Nuestra Señora del Pilar.
[1] No me siento muy identificado con eso de formar parte de las religiones del libro.
[2] “Ha sido en el compromiso de encarnar el único Evangelio en la diversidad de contextos culturales, circunstancias históricas y desafíos sociales donde las distintas tradiciones cristianas, a la escucha de la Palabra de Dios y de la voz del Espíritu Santo, han generado a lo largo de los siglos copiosos frutos de santidad, caridad, espiritualidad, teología y solidaridad a nivel social y cultural”. (Documento final Sínodo, DF).
[3] Hoja de papel con líneas muy señaladas, que se pone debajo de otra en que se ha de escribir, para que aquellas se transparenten y sirvan de guía.
[4] Evangeliarios forrados en oro, plata, piedras preciosas…
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Más en Orar en el mundo obrero, 28º Domingo del Tiempo Ordinario.

Consiliario general de la HOAC
Cura en Gran Canaria. Diócesis de Canarias
Ordenado el 5 de noviembre 1984 por Ramón Echarren Ystúriz
Nací el 26 de septiembre de 1955