El Instituto Smithsonian, la esclavitud y la tergiversación de la historia en la era de Donald Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió el martes contra el relato histórico que desde hace mucho tiempo se enseña en las escuelas y se exhibe documentadamente en los museos estadounidenses sobre la aberrante práctica de la esclavitud, que se prolongó durante siglos. Trump centró sus críticas en el Instituto Smithsonian, un centro de investigación y cultura de renombre mundial con sede en Washington D.C.
Al respecto, el mandatario estadounidense escribió en su red social: “El Instituto Smithsonian está FUERA DE CONTROL, todo lo que se discute allí es lo horrible que es nuestro país y lo mala que fue la esclavitud”.
“¿Lo mala que fue la esclavitud?” Resulta sencillamente asombroso que un presidente de Estados Unidos pueda formular semejante declaración en pleno 2025. Sí, la esclavitud fue mala, presidente Trump. Fue algo perverso y sigue siendo una mancha para el país. Nunca debemos dejar de hablar de ella.
Lonnie G. Bunch III es el decimocuarto secretario del Instituto Smithsonian y supervisa toda la institución. Antes de asumir como secretario, Bunch fue cofundador del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana del Smithsonian, un museo de prestigio internacional.
Democracy Now! entrevistó a Bunch en febrero de 2020, poco antes de que se desatara la pandemia de la COVID-19. En aquella oportunidad, Bunch destacó la importancia de visibilizar la esclavitud a través de objetos tangibles:
“Una de las cuestiones más importantes para mí era hablar sobre la trata de personas esclavizadas. […] Consideré que teníamos que encontrar restos auténticos de un barco esclavista. […]
Encontramos el São José, un barco que zarpó de Lisboa en 1794 y llegó hasta Mozambique, donde recogió a 512 personas de la tribu Makua. Cuando la embarcación regresaba al Nuevo Mundo, se hundió frente a las costas de Ciudad del Cabo. La mitad de las personas [esclavizadas] desaparecieron. La otra mitad fue rescatada y vendida al día siguiente”.
En la conversación con Democracy Now!, Bunch recordó la visita de Trump al Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, que tuvo lugar en 2017, al comienzo de su primer mandato presidencial:
“El primer lugar que Donald Trump visitó de manera oficial fue el museo. Creo que quedó impactado por las historias que le contamos. Había muchas cosas que él no sabía. […] Comprendí que, si quienes desconocen los hechos pero tienen poder político visitaban el museo, yo podía quizás lograr que entendieran algo que cambiara la manera en la que entendían hasta ese momento las cosas”.
Dada la nueva arremetida de Trump contra el Smithsonian, parece que su visita al Museo Afroestadounidense no tuvo el impacto edificante que Lonnie Bunch esperaba.
A fines de marzo de este año, Trump emitió una orden ejecutiva en contra del sistema de museos del Instituto Smithsoniano. La orden alega que “el Instituto Smithsoniano ha estado, en los últimos años, bajo la influencia de una ideología divisiva y centrada en la raza”. Además, la orden ejecutiva crea un comité destinado a examinar los contenidos de las exposiciones del instituto para detectar cualquier “ideología inapropiada”.
Trump ha marcado el rumbo al normalizar la negación de la historia y del horror indescriptible de la esclavitud en Estados Unidos. Sus partidarios siguen su ejemplo.
En 2023, el gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis, promovió una revisión de los planes de estudio de las escuelas del estado, con el objetivo de incluir contenidos que enseñen a los estudiantes, por ejemplo, que las personas esclavizadas “desarrollaron habilidades que, en algunos casos, pudieron utilizar para su beneficio personal”, en palabras textuales. DeSantis defendió estos ofensivos lineamientos en declaraciones que brindó en aquel momento: “Probablemente se va a mostrar cómo algunas de estas personas aprovecharon estas habilidades para ganarse la vida más adelante, habilidades como la herrería, por ejemplo”.
Por su parte, el secretario de Defensa del Gobierno de Trump, Pete Hegseth, se incorporó recientemente a una cada vez más influyente congregación nacionalista cristiana, cuyo cofundador, Doug Wilson, ha escrito que la esclavitud “promovió un afecto genuino entre las razas en el sur [de Estados Unidos]”. Hegseth ha ordenado reinstalar las estatuas de oficiales confederados que habían sido retiradas y devolver a instalaciones militares los nombres de figuras vinculadas a la Confederación, eliminados hace poco.
Mientras tanto, el Servicio de Parques Nacionales anunció que se volverá a instalar en Washington D.C. la única estatua en honor a un personaje de la Confederación emplazada al aire libre en dicha ciudad, la de Albert Pike, que fue removida tras las protestas por la justicia racial que se desataron en 2020 en todo el país, con fuerte epicentro en la ciudad. Pike era un general confederado y presunto miembro del grupo extremista Ku Klux Klan.
Y, como Trump ha conseguido retirar el financiamiento a la radio y televisión pública de Estados Unidos, algunas personas están abogando por que el contenido de la cadena pública de televisión PBS sea reemplazado por materiales audiovisuales de la empresa de comunicación de derecha PragerU. En un video de PragerU que ya se está utilizando en diez estados del país, una caricatura animada de Cristóbal Colón trivializa la esclavitud con la pregunta:
“Ser tomado como esclavo es mejor a que te maten, ¿no?”.
Al respecto, Annette Gordon-Reed —profesora de historia en la Universidad de Harvard, presidenta de la Organización de Historiadores Estadounidenses y escritora ganadora del premio Pulitzer— dijo a Democracy Now!: “Es un intento de restarle importancia o minimizar lo que sucedió en Estados Unidos con la esclavitud. […] Es una tergiversación de la historia [en favor de los blancos]”.
Frente al ataque frontal de Trump contra la verdad, la educación y las instituciones encargadas de conservar la memoria histórica de Estados Unidos, sitios como el Instituto Smithsonian resultan hoy más importantes que nunca.
En la entrevista que mantuvo con Democracy Now! en 2020, Bunch concluyó: “En la era de Donald Trump, el museo se ha convertido en un lugar de peregrinación, un lugar de resistencia, un lugar para recordar lo que Estados Unidos podría ser y un lugar para que las nuevas generaciones comprendan que tienen la responsabilidad de hacer que el país esté a la altura de los ideales que proclama”.

Amy Goodman, periodista estadounidense, es la directora de Democracy Now!, medio de comunicación independiente de noticias internacionales. Denis Moynihan es colaborador de Democracy Now!