El barrio de Carrús no es inseguro. No propaguéis prejuicios

El barrio de Carrús no es inseguro. No propaguéis prejuicios
FOTO | Escultura en homenaje a la mujer aparadora, situada en la plaza del mismo nombre, en el barrio de Carrús. Obra de Ramón Juan.

En los últimos días, diversos titulares y comentarios en redes han pintado a este barrio obrero de Elche como un lugar inseguro, alimentando un estigma que, como vecinos, consideramos injusto y alejado de la realidad diaria. Se trata, sobre todo, de un barrio vivo, multicultural y con una fuerte identidad comunitaria.

Vivo aquí desde 1983 y, antes de establecerme, ya lo conocía porque pasé parte de mi adolescencia en sus calles. Recuerdo las tardes de sesión doble en el cine Palafox, la feria que ponían en el solar de lo que hoy es la plaza Primero de Mayo, la fiesta de San Crispín o las excursiones al Pantano de Elche. Este barrio fue mi escuela sociopolítica en los tiempos de la transición o durante la huelga del calzado.

El Gobierno municipal, no sabemos muy bien con qué propósito –o sí–, se ha dedicado a propagar una imagen negativa de la zona. ¡Cuánto mal hace a este barrio! Si paseas por sus calles, verás otra realidad: comercios abiertos desde primera hora, plazas donde los niños juegan y vecinos que conviven. Aquí todavía se respira un ambiente de barrio obrero.

Durante años, ciertos titulares y comentarios han querido encasillar a Carrús como “el barrio problemático” de Elche. Una etiqueta fácil, repetida sin matices, que ignora la vida cotidiana y la humanidad de miles de personas que aquí viven, trabajan y sueñan. Lo cierto es que, más allá de la rumorología, los datos y la experiencia dicen otra cosa: este barrio ilicitano es mucho más seguro –y mucho más valioso– de lo que algunos quieren que creamos.

Según la Subdelegación del Gobierno, el barrio de Carrús no presenta una tasa delictiva significativamente superior, sino que está dentro de la media del municipio. Sin embargo, el prejuicio se propaga más rápido que los hechos y termina convirtiéndose en una barrera invisible que pesa sobre el vecindario.

Esta comunidad es historia viva de Elche. Fue el enclave obrero y migrante que levantó fábricas, llenó talleres y se convirtió en motor económico de la ciudad. Hoy es un crisol cultural donde conviven decenas de nacionalidades, no como un problema, sino como una riqueza económica y cultural. Aquí la panadera te saluda por tu nombre, el frutero te fía si no llevas suelto y en sus calles siempre hay un lugar donde sentarse a conversar.

Reducir todo eso a un titular alarmista no solo es injusto, sino también peligroso. Porque cuando se repite una mentira, se margina a quienes más esfuerzo ponen por mejorar su entorno. Y la verdadera inseguridad está en dejar que el miedo y la desinformación ganen terreno.

Carrús y sus gentes necesita ser respetado. Y respeto significa mirar de frente lo que realmente es: un barrio trabajador, solidario, orgulloso de su diversidad y con una vida comunitaria que muchos otros envidiarían. Si de verdad queremos una ciudad segura, empecemos por desterrar los prejuicios y reconocer que la seguridad también se construye con dignidad y confianza.

No hacen falta más policías que en otros barrios o en el centro de la ciudad. Lo que se requiere son más dotaciones públicas, más zonas verdes, ayuda para rehabilitar viviendas y más apoyo escolar. Cerrar bibliotecas municipales u oficinas de empleo y bancarias no ayuda al barrio.

Propagar la idea de un lugar inseguro estigmatiza a sus habitantes y daña la imagen de toda Elche.