Acabar con la violencia por motivos religiosos o de creencias

René Girard, filósofo y antropólogo francés, desarrolló una teoría revolucionaria que vincula la religión con la violencia a través del mecanismo del chivo expiatorio y el deseo mimético.
Su obra, especialmente La violencia y lo sagrado (1972), propone que la violencia es un elemento constitutivo de las sociedades humanas y que las instituciones religiosas han surgido como mecanismos para controlarla.
Girard argumenta que los mitos y rituales religiosos no son meras ficciones, sino que encubren actos de violencia colectiva que fundan el orden social.
Según el filósofo, la violencia surge del deseo mimético, un fenómeno psicológico en el cual los individuos imitan los deseos de otros, generando rivalidades y conflictos. Cuando estas tensiones alcanzan un punto crítico, las comunidades descargan su agresividad sobre un chivo expiatorio, una víctima arbitraria cuya muerte restaura temporalmente la paz. Este proceso, ritualizado a lo largo del tiempo, da origen a lo sagrado y a las estructuras religiosas.
Las tesis filosóficas de Girard han sido criticadas desde muchos espacios intelectuales. Pero la realidad es que con excesiva frecuencia leemos en la prensa o nos llegan por redes noticias alarmantes sobre el aumento de actos de violencia por motivos religiosos o de creencias.
Y en el capítulo de “creencias” hemos de incluir las diversas expresiones multiculturales de nuestra sociedad plural. Los recientes acontecimientos de Jumilla son prueba de ello. Pero la prensa y las redes dan cuenta de muchos hechos violentos y dolorosos más.
Por eso, cobra actualidad la memoria del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias, que se celebra, cada año el 22 de agosto, gracias a un decreto establecido por la ONU, con el objetivo de condenar la violencia o el terrorismo en contra de las personas que en todo el mundo tienen sus propias creencias o posturas religiosas.
Derecho a la libertad de religión y creencias
Las sociedades democráticas parten del principio de que es un derecho inalienable de todo ser humano el poder tener la libertad de creer, pensar, opinar sobre una determinada creencia o religión.
De acuerdo a lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, las personas gozan del privilegio de expresar de manera abierta su postura religiosa, sin que por ello sean víctima de algún atropello o vulneración de sus derechos.
Por otro lado, resulta enriquecedor y altamente positivo el intercambio de ideas y el diálogo respetuoso intercultural y religioso de todos los habitantes de las distintas naciones del mundo, ya que es una manera de acabar con las diferencias que sólo llevan al odio y la violencia entre los seres humanos.
Sin embargo, en distintos países del mundo se llevan a cabo verdaderos actos que podemos etiquetar de terroristas contra sus habitantes debido a diferencias concernientes al ámbito cultural religioso.
Lamentablemente estas manifestaciones ocurren a diario, y muchas de estas personas son perseguidas, torturadas e inclusive asesinadas.
Por este motivo, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó un día dedicado a visibilizar a todas las víctimas de violencia por su posición religiosa, así como condenar los atropellos a los que son sometidas de forma indiscriminada.
Los estados miembros reafirmaron su posición ante un mal social que, sin razón, condena a millones de individuos y donde se llevan a cabo prácticas atroces como persecución, tortura, discriminación y terrorismo extremo, sólo por defender su posición ideológica basadas en sus creencias.
La sociedad civil, que debía tener una sólida educación para la ciudadanía, debía ser la que garantizara a través de los movimientos sociales la construcción de una sociedad abierta, tolerante y democrática que coopere a acabar con todo acto de violencia por motivos religiosos o de creencias.
Todos somos conscientes de que la intolerancia está demasiado incrustada en las mentes de muchos conciudadanos nuestros con los que tenemos que convivir y dialogar cada día.

Doctor en Ciencias Geológicas, experto en Paleontología. Licenciado en Teología
Asociación Interdisciplinar José de Acosta