Abascal contra los obispos: el autoritarismo que no tolera la democracia

La reacción de Santiago Abascal al posicionamiento de la Conferencia Episcopal en defensa de la libertad religiosa de la comunidad musulmana de Jumilla revela su incapacidad para aceptar la crítica. Al desacreditar a la jerarquía católica con insinuaciones graves y sin pruebas, el líder de Vox exhibe la pulsión autoritaria que impregna su proyecto político.
La chispa de este enfrentamiento se encendió cuando la Conferencia Episcopal Española, en sintonía con la Comisión Islámica, defendió públicamente que el Ayuntamiento de Jumilla no podía prohibir, por motivos religiosos, el uso de instalaciones municipales para celebraciones como el final del Ramadán o la Fiesta del Cordero.
En su declaración, los obispos recordaron que la libertad religiosa es un derecho fundamental protegido por la Constitución y los Derechos Humanos, y advirtieron contra restricciones “arbitrarias o ideológicas”.
Esta posición fue percibida por Vox como un desafío directo a una moción promovida por el partido y respaldada por el PP, que restringía los usos de las instalaciones deportivas.
Insinuación y descrédito
En lugar de articular una argumentación política que justificara su propuesta, Abascal optó por el ataque personal y la deslegitimación institucional, en una entrevista emitida por un canal de extrema derecha en YouTube.
Señaló al secretario general de la Conferencia Episcopal, Francisco César García Magán, sugiriendo que sus posiciones –cuando actúa como portavoz–, estaban condicionadas por subvenciones públicas, ingresos vinculados a la atención a migrantes dedicados a “la estructura” y por el “silencio” derivado de los casos de pederastia.
Este tipo de respuestas –muy graves y doblemente equivocadas– no buscan el debate de ideas, sino debilitar la credibilidad de quien cuestiona sus planteamientos. Es una estrategia propia de liderazgos autoritarios, en los que la disidencia se percibe no como un derecho, sino como una amenaza que debe neutralizarse, aunque claramente se esté mintiendo.
Aunque este episodio tiene un detonante concreto, se inscribe en un patrón que Vox y su líder han reproducido en otros contextos. La represión interna de voces críticas, el aislamiento de la disidencia y el uso de un discurso polarizador y de odio forman parte de su ADN político.
El enfrentamiento con la Conferencia Episcopal muestra su intolerancia hacia posturas distintas y evidencia un rasgo más peligroso: la disposición a atacar la legitimidad de cualquier institución que no respalde su agenda, incluso si esa institución forma parte del universo simbólico que dice defender.
El contraste con la cultura democrática
La defensa de la libertad religiosa por parte de la Conferencia Episcopal es un planteamiento radicalmente democrático pues estamos ante uno de los “derechos fundamentales y de las libertades públicas” protegidas por la Constitución española en su artículo 16.1.
También es una expresión de la cultura del encuentro que promueve el magisterio reciente de la Iglesia. Una cultura que reconoce la dignidad y los derechos de toda persona, independientemente de su credo.
En este caso, la Iglesia ha ejercido un papel de garante de derechos universales, mientras que el líder de Vox ha optado por situarse en un terreno de exclusión identitaria. El contraste no puede ser más claro: de un lado, el principio democrático que protege a todos; del otro, una política que solo concibe la libertad para los afines –muy al gusto del dicho ultra “o conmigo o contra mí”–.
La controversia entre Abascal y los obispos es una muestra de cómo, bajo una capa de defensa de “valores” y “tradiciones”, se esconde un proyecto político que limita derechos, erosiona la convivencia y mina el pluralismo.
La democracia también se mide en la capacidad de aceptar y gestionar el disenso. Cuando un líder político responde a la discrepancia con descalificaciones e insinuaciones graves, está enviando un mensaje inequívoco: no hay espacio para la diferencia y ese es el camino que desciende hacia el totalitarismo.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)
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