Una jubilación precaria y una lucha por sobrevivir

Una jubilación precaria y una lucha por sobrevivir
Soy músico jubilado desde 2009 y mi pensión, que es irrisoria, no me ha permitido vivir con dignidad. Me vi obligado a buscar un segundo ingreso, así que trabajé como agente de seguridad, pero incluso así, la precariedad persistía.

De profesión músico, herencia de mi padre, me jubile en 2009 a los 65 años con una pensión de miseria de $300,00 moneda nacional, entonces pensé que se podía vivir con esta cuantía, pero pronto me di cuenta de que estaba equivocado y no me quedó más remedio que buscar otros ingresos o de lo contrario me moriría de hambre y comencé a trabajar como agente de seguridad y protección (ASP) pero ni siquiera con mis dos sueldos podía permitirme lo estrictamente necesario para sobrevivir.

En resumen, contabilizando ambos ingresos, lo que devengo ni siquiera superan los $8000,00 con los que tengo que: liquidar las facturas de agua, gas, corriente eléctrica, transporte privado porque el estatal ha colapsado y, lo más importante, alimentarme principalmente con los productos ofertados por el mercado informal, principal recurso para la mayoría de las personas y sus familias que viven de la bolsa negra, del invento y siempre al acecho para ver qué pueden robar.

En Cuba, particularmente, se les ocurrió a los dirigentes, en el peor momento de nuestra realidad, la idea de asegurar el “empoderamiento monetario” y así mejorar la economía pero, paradójicamente provocó que se dispararán los precios de todos los productos de la ya precaria economía doméstica, el falso aumento del salario de los trabajadores tratando de “arreglar” la situación trajo, por consiguiente, un descontrol inconcebible y con ello el incremento de los precios de los productos de primera necesidad; por ejemplo, hoy un kilo de pollo congelado puede valer $400,00 y al amanecer subir a $600,00 mientras que la leche en polvo tiene un costo de $2200,00 y qué decir del precio del café, este asciende a $3200,00… esta lista se hace interminable frente a mi pensión de $1700,00, situación jamás vista en nuestra realidad y todo debido a este sistema fallido que ha convertido al trabajador en una persona con un nivel de pobreza extrema; para poder entender bien, está documentado que el 70% de los trabajadores estatales cuentan con unos ingresos mensuales entre los $5000,00 y $6000,00 solo aquellos que laboran para el sector semiprivado de las cooperativas no agropecuarias y las pymes pueden devengar de cinco a diez veces lo que ingresa el trabajador emplantillado por el Gobierno, estas diferencias de nivel económico y social superan las existentes antes del año 1959.

La corrupción ha llegado a límites impensables y robar, prácticamente no es un delito, aparece como una necesidad, costumbre, moda… depende de cómo se interprete porque la mayoría de la gente no tiene otra opción y se va desde lo más elemental hasta lo más grave, sin importar las consecuencias y a quién le hacen daño y perjudican, porque esta situación ha propiciado que solo vivan los dirigentes, sus familias y los lacayos que viven de ellos.

Fue así que, en la semana del sábado 15 de marzo, en el turno de noche durante un tremendo apagón nacional por el que estuvimos tres días sin el fluido eléctrico en los almacene donde laboro, junto al jefe de turno y otro agente, se nos acusó de haber robado el motor de un tractor agrícola que le habían dado de baja del inventario y estaba tirado en un rincón de la nave y que jamás se registró en los informes posguardia;

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Y, justamente, esa noche desapareció dicho tareco porque era necesario buscar un culpable y nos tocó a nosotros, pero gracias a la oración y solidaridad de muchos de los militantes de la región Caribe, Centro y Norteamérica y, por supuesto, a la justicia de Dios, concluyó satisfactoriamente aunque no fue fácil, ya que durante 40 días estuvimos sujetos a concurrir a la Estación de la Policía Nacional Revolucionaria para firmar el libro de incidencias por la medida cautelar que se nos impuso mientras estuvo activo el operativo para la aclaración de los hechos y las evidencias, y para remarcar esta agravante nos correspondía trasladarnos a una distancia de más de 10 km hasta llegar a la conclusión definitiva de que la administración esté sujeta a una auditoría de la Sección de Transporte, imagínense que durante la cuarentena se nos separó del puesto de trabajo e incautó el salario.

Está experiencia me lleva a una reflexión: ¿quién es el ladrón, la persona que le quita a otro lo poco que tiene o eres tú cuando te apropias de lo que recibes a título de administrador? Esta tendencia limita los reclamos de los trabajadores: el salario no pagado o mal remunerado, pero esta injusticia llega a oídos del Señor, por eso el apóstol Santiago 5, 1-6 denuncia a los ricos: “Vuestras riquezas se han podrido y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su herrumbre será un testigo contra vosotros y consumirá vuestra carne como fuego. Es en los últimos días que habéis acumulado tesoros”.

En mi oración y reflexión personal una y otra me pregunto: ¿qué hubiera sido de mí y de mis compañeros de trabajo si no fuera un militante comprometido con el MTC Cuba? Gracias a la formación en la acción y el método VER-JUZGAR-ACTUAR pudimos soportar la afrenta y el estar acusados de un hecho delictivo y mucho más que, con la injusta acusación destruían nuestra imagen y comportamiento de trabajadores de una edad avanzada y económicamente obligados a un segundo empleo intentando paliar la precariedad de nuestras vidas y familias. Sí, Jesús, trabajador de Nazaret, compañero de causa frente a los manejos de los regímenes autoritarios y sus abusos, en ti confiamos: gracias, gracias, gracias…