Los sindicatos advierten que el acuerdo comercial con EEUU perjudica el empleo, la autonomía europea y la transición ecológica

Las principales organizaciones sindicales de España y Europa han reaccionado con dureza al acuerdo comercial firmado entre la Comisión Europea y el Gobierno de Estados Unidos, al que califican de “humillante”, “asimétrico” y con un alto coste para el empleo y la inversión en Europa.
Comisiones Obreras, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores y la Confederación Europea de Sindicatos (CES) denuncian que el pacto refuerza la hegemonía estadounidense, compromete la autonomía industrial y energética del continente, y debilita la capacidad de Europa para proteger a su clase trabajadora.
CCOO ha sido especialmente crítica con el pacto alcanzado entre Ursula von der Leyen y Donald Trump, que impone un arancel general del 15% a las exportaciones europeas a Estados Unidos sin reciprocidad equivalente.
“Este pacto supone un fracaso sin paliativos de la presidenta de la Comisión Europea”, denuncia el sindicato, que lo considera una “capitulación” frente al proteccionismo norteamericano.
Para la organización liderada por Unai Sordo, se trata de un acuerdo “humillante y empobrecedor” que perjudica a sectores clave como la automoción, los productos farmacéuticos, los semiconductores y la agricultura, todos ellos estratégicos para el empleo en Europa.
“Una Europa verdaderamente autónoma habría exigido condiciones recíprocas y protegido su tejido industrial frente a la asimetría impuesta”, afirma la organización.
En su declaración, el sindicato denuncia también el compromiso de la UE de adquirir combustibles fósiles estadounidenses por valor de 640.000 millones de euros, lo que “perpetúa la dependencia energética” de Europa y contradice sus objetivos climáticos.
“Una Europa con visión de futuro debería priorizar la descarbonización y el desarrollo de cadenas de suministro sostenibles”, sostiene.
El acuerdo, según la organización, “legitima una estrategia comercial basada en el unilateralismo y la amenaza”, y debilita el papel de la Organización Mundial del Comercio.
Por ello, exige una “reindustrialización sostenible”, una mayor integración europea en políticas fiscales, sociales y laborales, y políticas que impulsen “la redistribución de la riqueza y mejores salarios”.
“Sin reciprocidad”
Desde UGT, el vicesecretario general de Política Sindical, Fernando Luján, ha mostrado su inquietud por lo que se conoce del acuerdo. “No me ha sonado bien”, ha afirmado al ser preguntado en una rueda de prensa.
Luján lamenta que la UE acepte aranceles del 15% sin que parezca haber beneficios visibles y advierte de que comprometerse a grandes compras de energía “sin reciprocidad” puede ser perjudicial.
Aunque reconoce que el impacto directo en España podría ser limitado por el volumen de intercambios con EEUU, recuerda que la industria europea está profundamente interrelacionada, y sectores como el del automóvil alemán, que se abastece parcialmente de fábricas en España, podrían arrastrar efectos laborales negativos.
“Vivimos en la UE y nos afectará lo que ocurra en otros países”, ha subrayado.
Riesgo de pérdida de empleos e inversión
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) también ha emitido un comunicado en el que ha advertido que el acuerdo puede tener consecuencias graves sobre el empleo, los salarios y la inversión en Europa. Según sus estimaciones, el arancel del 15% podría costar hasta 240.000 millones de euros en crecimiento perdido entre 2025 y 2027, lo que supone un 1,5% del PIB de la eurozona.
“La UE no puede hacer que las personas trabajadoras paguen el precio de su incapacidad para enfrentarse a Trump”, ha afirmado la secretaria general de la CES, Esther Lynch. La central sindical europea denuncia que la mayor parte de los compromisos financieros (600.000 millones en inversión y 750.000 en energía y armamento) benefician a Estados Unidos, mientras Europa pierde recursos que podrían usarse para crear empleo de calidad.
Además, la CES advierte que el acuerdo “es asimétrico” y no compensa los volúmenes masivos de exportación de servicios financieros, tecnológicos y profesionales que EE. UU. mantiene con Europa. “No hay intento alguno de reequilibrar esa relación ni de proteger al sector servicios europeo”, denuncia.
Lynch exige a la Comisión Europea “medidas de acompañamiento” para proteger a los trabajadores y las industrias afectadas por el pacto, así como el desarrollo de una estrategia industrial autónoma que refuerce el empleo y la producción en Europa. Su adjunto, Claes-Mikael Ståhl, subraya que el acuerdo debe cerrarse “sin nuevas concesiones” y con mecanismos que garanticen empleo digno, protección del medio ambiente y condiciones justas.
Un giro preocupante en la política comercial europea
Para el sindicalismo europeo, el acuerdo UE-EEUU además de un mal pacto puntual, es también una señal de debilidad estratégica y de pérdida de rumbo político. Las organizaciones denuncian la falta de transparencia en la negociación, el sometimiento a presiones externas y la contradicción con los objetivos europeos de sostenibilidad, cohesión y autonomía.
Ante ello, piden una Europa más unida, con políticas comunes en lo fiscal, lo social y lo laboral, y con una voz firme que no renuncie a sus principios frente a las amenazas de una nueva era de unilateralismo global.
“Europa debe diversificar sus relaciones comerciales con acuerdos basados en la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional”, concluyen.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)