La relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, acusa a las grandes corporaciones de sostener “una economía de genocidio” contra el pueblo palestino

La relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, acusa a las grandes corporaciones de sostener “una economía de genocidio” contra el pueblo palestino
El demoledor informe de la relatora Francesca Albanese denuncia que empresas de armamento, tecnología, banca y construcción han alimentado la colonización y la destrucción masiva de Gaza y Cisjordania

El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas está celebrando hoy una sesión que puede marcar un punto de inflexión en la denuncia internacional de la tragedia palestina. Está previsto que la relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, presente de manera oficial su nuevo informe titulado From the economy of occupation to the economy of genocide (De la economía de la ocupación a la economía del genocidio), fechado el 30 de junio de 2025 y que está siendo retransmitido en directo.

La contundencia del documento no deja lugar a equívocos al señalar que el Estado de Israel, con la colaboración activa de un vasto entramado de empresas multinacionales, ha transitado, según la relatora, de una economía de ocupación a una economía de genocidio.

“Los emprendimientos comerciales que permiten y se benefician de la aniquilación de vidas inocentes deben cesar. Las entidades corporativas deben negarse a ser cómplices de violaciones de derechos humanos y crímenes internacionales, o afrontar su responsabilidad”, denuncia el informe con una claridad que pocas veces se ha escuchado en instancias oficiales.

De la ocupación a la aniquilación

El informe documenta cómo la expansión colonial israelí sobre la tierra palestina —que comenzó hace más de medio siglo— ha culminado en una maquinaria sistemática de desposesión, violencia y explotación. Según Albanese, la responsabilidad no recae únicamente en los dirigentes políticos y militares de Israel, sino que empresas de sectores estratégicos han actuado como sostén imprescindible de esta política de sustitución demográfica y represión masiva, alimentando la idolatría de la fuerza y el lucro sin límites sobre la dignidad humana

La denuncia se produce apenas un año después de que la propia relatora presentara en marzo de 2024 otro informe demoledor titulado Anatomía de un genocidio, en el que acusó a Israel de estar cometiendo un genocidio deliberado contra la población palestina de Gaza. En aquel documento, Albanese instó de manera explícita a todos los Estados a cumplir con su obligación legal internacional y “imponer un embargo de armas y sanciones a Israel” para frenar los crímenes en curso.

Entre las compañías señaladas destacan los gigantes de la industria militar Elbit Systems e Israel Aerospace Industries, que junto a Lockheed Martin y Leonardo S.p.A. proveen cazabombarderos, drones y misiles empleados para arrasar barrios enteros de Gaza.

El informe denuncia que tras el inicio de la ofensiva de octubre de 2023, el uso indiscriminado de armamento aéreo alcanzó dimensiones atroces: “Israel ha arrojado aproximadamente 85.000 toneladas de bombas sobre Gaza, gran parte de ellas no guiadas, causando la muerte y mutilación de decenas de miles de civiles”, constata la relatora.

No menos inquietante resulta el rol de la industria tecnológica. Empresas como NSO Group —famosa por su software de espionaje Pegasus—, IBM, Microsoft, Amazon y Google han desarrollado y comercializado sistemas de vigilancia masiva y análisis de datos que sostienen la ocupación y la segregación. La relatora describe estas infraestructuras como un ejemplo extremo de “la conversión de la inteligencia artificial en un arma” para el control y la represión de un pueblo sometido.

También puedes leer —  Terminar con el lucrativo negocio de las armas

La denuncia es aún más alarmante al subrayar que este aparato no se limita a un uso interno, sino que se exporta a decenas de países bajo el sello de la “experiencia probada en combate”, convirtiendo la tragedia palestina en un laboratorio y un escaparate de nuevas tecnologías de dominación.

La complicidad que alimenta la tragedia

La investigación detalla asimismo la implicación de bancos internacionales, fondos de inversión, aseguradoras y universidades. Estas instituciones no solo han canalizado financiación hacia los asentamientos ilegales en Cisjordania, sino que han contribuido a legitimar intelectual y económicamente el proceso de desposesión.

“La complicidad expuesta por este informe es solo la punta del iceberg; acabar con ella no ocurrirá si no se exige rendición de cuentas a los actores privados y a sus ejecutivos”, se lee en el documento.

El informe subraya que la responsabilidad de las corporaciones no puede quedar amparada en la retórica de la neutralidad comercial. La relatora recuerda que la connivencia empresarial con crímenes internacionales tiene precedentes históricos –como el legado de Núremberg– y puede derivar en responsabilidad penal individual.

En el documento, la relatora advierte que la complicidad –y codicia– empresarial puede suponer responsabilidad penal individual y colectiva por crímenes internacionales, incluyendo genocidio, crímenes de guerra y apartheid. Además, reclama a los Estados que adopten medidas inmediatas para interrumpir el flujo de armas, tecnología y financiación, así como para sancionar a las empresas implicadas.

También urge a la comunidad internacional a respaldar el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, frente a un sistema de dominación que amenaza su existencia misma.

Este informe llega en un momento de creciente polarización y sufrimiento. La violencia en Gaza y Cisjordania, la demolición de hogares, la asfixia económica y el desplazamiento masivo no son, en palabras de Albanese, fenómenos espontáneos, sino “consecuencias de un engranaje en el que confluyen intereses políticos, económicos y tecnológicos”.

La relatora sostiene que cada contrato, cada inversión y cada transferencia tecnológica contribuye a una maquinaria que atenta contra la conciencia de la humanidad.