El compromiso de Sevilla cierra la cumbre sobre financiación al desarrollo con avances insuficientes y críticas al bloqueo del Norte global

La cumbre sobre financiación para el desarrollo concluye con un documento final que “dista mucho de la ambición que el mundo necesita”, mientras la sociedad civil denuncia el freno impuesto por potencias como la Unión Europea, Reino Unido o Japón
La ciudad de Sevilla ha acogido durante varios días el epicentro de las discusiones mundiales sobre la reforma del sistema financiero internacional, la fiscalidad global y la cooperación al desarrollo. La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas (ffd4) ha concluido con la adopción del llamado Compromiso de Sevilla, un documento que, si bien supone un consenso y fortalecimiento multilateral, ha sido recibido con un balance crítico por parte de organizaciones de la sociedad civil y países del sur global.
“El documento dista mucho de la ambición que el mundo necesita con urgencia”
“Algunos países del norte global han puesto palos en la rueda con el objetivo de mantener en pie un sistema injusto en el que unos ganan a costa de la inmensa mayoría”, denuncia La Coordinadora, la red española de organizaciones y plataformas comprometidas con el desarrollo y la solidaridad, que apunta a que el texto final es fruto de un proceso en el que “las opciones de participación de la sociedad civil mundial se han ido diluyendo a lo largo del proceso, especialmente en la última fase de la negociación y los días de la Conferencia”. Este debilitamiento de la voz de organizaciones y comunidades afectadas por la desigualdad se suma, según esta red, a la imposición de las prioridades de las potencias del norte global, que han limitado los avances en cuestiones clave.
El proceso negociador se inició hace un año con propuestas ambiciosas sobre la arquitectura de la deuda soberana, la cooperación fiscal internacional y los mecanismos de desarrollo. Sin embargo, “en el camino, esa ambición se ha debilitado debido a la imposición de las prioridades de los países del norte global”, en particular durante la ronda final de negociaciones en Sevilla.
La responsabilidad del Norte global
El comunicado subraya que esta conferencia nació “como iniciativa de los países del sur global y de la sociedad civil”. Sin embargo, “muchas de sus propuestas han quedado relegadas en el Compromiso de Sevilla por la oposición de, entre otros, la Unión Europea, Reino Unido o Japón”.
Mientras más de 192 países debatían la reforma estructural del sistema financiero internacional —con la notable ausencia de Estados Unidos, cuyo gobierno elige el insolidario “sálvese quien pueda”—, la sociedad civil exigía medidas que permitieran democratizar las instituciones de decisión económica, cancelar las deudas injustas y redistribuir riqueza.
La Coordinadora reclama “apoyo unívoco al proceso de la Convención de Cooperación Fiscal Internacional de Naciones Unidas y la búsqueda de soluciones reales a la crisis de la deuda”, de forma que se puedan transferir “recursos de multimillonarios y grandes empresas que destruyen el planeta hacia el bienestar de todas las personas, especialmente de quienes están en situación de mayor vulnerabilidad”.
Igualmente, se reivindica la creación de una Convención de Naciones Unidas sobre cooperación internacional para el desarrollo, que suponga “un espacio democrático en el que los países participen en la toma de decisiones sobre políticas que les afectan en igualdad de condiciones”. Actualmente, recuerdan, en el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) “solo están representados los países donantes que son quienes ponen unilateralmente las reglas del juego”.
Luces de esperanza y compromiso futuro
A pesar de las críticas, el balance final reconoce algunos avances y la importancia de un multilateralismo que sigue vivo. “Encuentros como el de Sevilla demuestran que hay un importante interés global por el multilateralismo y los derechos humanos”, señala el texto, destacando la presencia de miles de personas de la sociedad civil, la academia y entidades internacionales comprometidas con un modelo económico más justo.
Se consideran especialmente valiosas las conclusiones de los foros alternativos, que han puesto sobre la mesa propuestas concretas sobre fiscalidad, deuda y derechos. “Existen algunas luces que deben marcar el camino”, apunta el comunicado, al subrayar que se vislumbran “oportunidades para avanzar en la agenda global de cooperación, fiscalidad y cuidados, que deben ser fortalecidas y traducidas en compromisos vinculantes”.
La Coordinadora insiste en que “Sevilla no acaba aquí” y en que este proceso debe convertirse en una palanca real de cambio: “El seguimiento del Compromiso de Sevilla será clave para avanzar más allá de su articulado. Como sociedad civil global seguiremos estando a disposición y no dejaremos de recordar la obligación política en la defensa de los derechos humanos por encima de intereses económicos. Y eso, sin duda, es una importante fuente de esperanza a la que debemos aferrarnos”.
Un contexto mundial alarmante
El comunicado acompaña sus valoraciones con datos que reflejan la magnitud de los desafíos. “Más de 60 países dedican más dinero a pagar la deuda externa que a la educación o la salud, una situación que afecta a cerca de la mitad de la población mundial. Y eso son más de 3.000 millones de personas”.
La emergencia climática y la desigualdad estructural alimentan crisis interconectadas: “Más de 120 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares”, mientras los recursos se concentran en manos de pocos y se esquivan los impuestos mediante evasión fiscal y paraísos fiscales.
En este sentido, recuerdan que “queda muy poco para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030”, cuando “hay una brecha de hasta 4 billones de dólares al año para poder cumplir lo pactado”. Mientras tanto, “el gasto militar en 2024 superó los 2.700 millones de dólares” y se mantienen subsidios a los combustibles fósiles y fortunas ocultas por valor de 25 billones de dólares.
La Coordinadora concluye que, frente a este panorama, urge situar la dignidad humana y los derechos en el centro de la política económica global. “Estamos en 2025 y millones de personas no tienen acceso a servicios básicos como agua potable, comida o educación”, subrayan.
“Hay dinero suficiente, pero está en manos de unos pocos”
Por su parte, Oxfam Intermón considera que la cumbre ha sido una oportunidad perdida para avanzar con decisión frente a la pobreza y la desigualdad, aunque reconoce avances parciales como la propuesta de una fiscalidad más justa a los superricos y la iniciativa sobre cuidados.
“La riqueza extrema alcanza cotas asombrosas mientras casi la mitad del mundo vive sumida en la pobreza”, afirmó su director general, Franc Cortada, quien añadió que “el sur global paga cada hora 30 millones de dólares al 1% más rico del norte global”.
La organización denuncia que “la carga fiscal se ha trasladado a la gente común”, mientras se limita la voz de la sociedad civil. Oxfam llama a “reinventar la financiación al desarrollo poniendo la lucha contra la desigualdad en el centro”.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)