Justicia y Paz España urge a no resignarse a la guerra y el odio

A los 80 años de firmarse la Carta de las Naciones Unidas, en la ciudad de San Francisco, la Comisión General Justicia y Paz España urge a “oponerse de una manera explícita a las guerras y quienes las promueven” así como a “no desfallecer en la búsqueda de una paz basada en la justicia”.
Este pronunciamiento público en el aniversario de la fundación de las Naciones Unidas, coincide con el recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio, con la participación de Estados Unidos, la invasión israelí de los territorios palestinos ocupados, la guerra de Ucrania emprendida por Rusia y un aumento sin precedentes del gasto militar de la OTAN.
Justicia y Paz ha querido recordar que en la carta fundacional de esta institución multilateral firmada tras haber experimentado los horrores de la Segunda Guerra Mundial, los pueblos declaraban su compromiso de “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que había infligido a la humanidad sufrimientos indecibles.
Sin embargo, menos de un siglo después, “millones de seres humanos vuelven a estar flagelados por la guerra”, denuncia la organización católica en defensa de la paz y la justicia social que completa que “Palestina, Ucrania, Yemen, El Sahel o Irán son ejemplos de hasta dónde puede llegar el desprecio a la dignidad humana”.
Así, afirma que “el escenario de una nueva conflagración mundial se hace cada vez más verosímil mientras caen en saco roto los repetidos llamamientos a la Paz del Secretario General de las Naciones o de los papas Francisco y León”.
Además, en la nota se señala que “los responsables de las guerras tienen nombres y apellidos” pero también cómplices: “las grandes empresas de armamento, los medios de comunicación que propagan noticias falsas y discursos de odio, las plataformas y partidos políticos que apuestan por la división y el enfrentamiento”, sin encontrar suficiente oposición en sociedades en las que los ciudadanos y la ciudadanas “no se involucran y miran hacia otro lado”.
La ciudadanía del primer mundo asiste entre acobardada y estupefacta al desmoronamiento de las estructuras que habían proporcionado seguridad a sus sociedades durante lustros
Tal vez, indica Justicia y Paz, porque “el miedo y la desesperanza paralizan la reacción de buena parte de la ciudadanía del primer mundo, que asiste entre acobardada y estupefacta al desmoronamiento de las estructuras que habían proporcionado seguridad a sus sociedades durante lustros”.
En medio de este escenario tan desalentador, ha lanzado un llamamiento urgente a “la ciudadanía, a la clase política a las instituciones y al pueblo de Dios”, a mostrar su oposición “a las guerras y quienes las promueven, así como a no desfallecer en la búsqueda de una paz basada en la justicia que repare el dolor causado a tantas víctimas , que restituya los derechos humanos de tantos seres destrozados y que obligue a rendir cuentas a los vulneradores”. Y lo hace “movidos y movidas por el Evangelio de Jesús que nos llama a trabajar por la paz (Mt 5, 9)”, e inspirados e inspiradas por la Doctrina Social de la Iglesia (GS 38, 82; PT 74).
En este sentido, propone y anima a la ciudadanía a manifestar su oposición a la guerra por cualquier método lícito que esté a su alcance, desde concentraciones y manifestaciones hasta la utilización de redes sociales y cartas a los medios de comunicación, rebatir cualquier discurso que justifique o legitime la guerra y el belicismo y defender la no violencia y la resolución pacífica de conflictos.
También a exigir responsabilidades a los partidos políticos y a los líderes que justifiquen las guerras y las promuevan, ejerciendo responsablemente el derecho al voto en las elecciones, a no invertir y a desinvertir en entidades bancarias que financian empresas armamentísticas y a formarse en derechos humanos y a ejercer el papel de ciudadanos y ciudadanas conscientes en defensa de las personas más vulnerables.
Además, invitan a “no caer en el desánimo, la frustración y la desesperanza ante la entidad y la gravedad de la situación actual”, y a apoyar económicamente a las entidades y organizaciones que trabajan por la paz, así como, acoger a las personas que huyendo de los conflictos bélicos buscan acogida y refugio en España y en otros países de la Unión Europea.
La Comisión General de Justicia y Paz España recuerda “la importancia de los gestos que se realizan en favor de la paz, por pequeños que sean, como sacramentos de esperanza en una humanidad liberada del temor y la miseria, tal y como establece el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
Arados de Paz en Bilbao
Otras voces cristianas, como la de algunas comunidades de Bilbao, también han expresado en estos días su compromiso por la paz, el desarme y la resolución no violenta de los conflictos.
El movimiento Arados de paz (Bake goldeak) reunió a unas 300 personas en un encuentro en por la paz y contra la escalada belicista en la iglesia de los Santos Juanes, en una vigilia coincidente con la celebración de la Cumbre de la OTAN en La Haya.
De alguna manera, las personas participantes en la vigilia, según Luis Mari Vega, responsable del ámbito de Paz y Reconciliación y una de las entidades convocantes, “sembramos semillas por la paz y el desarme, de paz y justicia para tomar conciencia de nuestro compromiso”.
La plataforma ha invitado a sumarse, como compromiso a favor de la paz, a la etapa de la la marcha por el 75 aniversario de la la diócesis BizkaiBira del 3 de julio, que finaliza en Gernika.

Redactor jefe de Noticias Obreras