Joaquim Sempere, autor de La Tierra exhausta: «No haber incorporado la cuestión ambiental, el feminismo y el pacifismo, ha debilitado al movimiento obrero»

Joaquim Sempere, autor de La Tierra exhausta: «No haber incorporado la cuestión ambiental, el feminismo y el pacifismo, ha debilitado al movimiento obrero»
Joaquim Sempere (Barcelona, 1941) es doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona y licenciado en Sociología por la de Nanterre. Ha sido profesor de Sociología en la UB, especializado en temas de medio ambiente y en investigaciones sobre las necesidades humanas. Fue militante y dirigente del PSUC y el PC. Es miembro del consejo editorial de Mientras tanto y vicepresidente del Col·lectiu per a un Nou Model Energètic i Social Sostenible (CMES).

Autor de varios libros sobre los citados temas, como L´explosió de les necessitats, Las cenizas de Prometeo y, con Jorge Riechmann, Sociología y medio ambiente, el más reciente es La Tierra exhausta (Ed. Pasado & Presente). En él, seis personajes con distintas posturas dialogan sobre las grandes cuestiones que amenazan la vida sobre la Tierra, en la estela de Platón. «No soy tan pretencioso –protesta–. Me inspiró un autor italiano actual, Erri de Luca, con Imposible, un diálogo entre un reo y un juez. Me pareció que era una buena fórmula para contrastar opiniones distintas».

En la introducción explica que «el libro recoge los grandes dilemas del futuro». ¿Cuáles son?

Del futuro y del presente. Básicamente, una crisis ecológica muy grave en un mundo con una población desmesurada, en un sistema capitalista que no hace más que agravar estos problemas por su dinámica de crecimiento indefinido y por ser un sistema injusto de explotación y de opresión. Está invirtiendo en orientar la economía hacia el retardismo. Hay negacionistas, pero mucha gente que no lo es dice «hay tiempo, vamos a ir a seguir quemando carbón, petróleo y gas», contribuyendo al desastre, porque es urgentísima la transición, urgentísimo el abandono de la quema de combustibles fósiles. Y, naturalmente, como comprenden –lo comprenden perfectamente– que la transición es inevitable, las grandes energéticas se apuntan a la moda e intentan disimular su retardismo con este discurso que se disfraza de verde para que sea aceptable.

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