“Tejiendo pueblo desde el trabajo”

“Tejiendo pueblo desde el trabajo”
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente de Jaén celebra las jornadas del Jubileo de los Trabajadores con el lema “Tejiendo pueblo desde el trabajo: amistad social y Evangelio encarnado”.

“El trabajo es sagrado, porque es camino de dignidad, vínculo de fraternidad y semilla de esperanza”. Así se recoge en la nota de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente de la diócesis de Jaén, con motivo de las jornadas del Jubileo de los Trabajadores El encuentro tuvo lugar los días 29 y 30 de abril en la parroquia de Cristo Rey, en la capital jiennense que contó con la intervención de Pino Trejo, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Canarias que compartió una ponencia sobre la importancia del trabajo según la encíclica Fratelli tutti.

Con el lema “Tejiendo pueblo desde el trabajo: amistad social y Evangelio encarnado”, ITD quiso propiciar un espacio de reflexión compartida sobre el sentido del trabajo y su centralidad en la vida cristiana, a la luz de esta encíclica. En la primera jornada, Trejo recordó que el papa Francisco ha situado el trabajo como “el gran tema”, no como una consigna, sino como un clamor profundo que brota de la vida concreta del pueblo: “Porque es en el tajo, en la cocina, en el aula, en el andamio, donde las manos crean, cuidan y resisten, donde cada gesto laborioso habla de amor y de entrega”, apuntan.

Según expresó Trejo, desde esa fatiga cotidiana “nace la amistad social, ese lazo que une no por intereses, sino por reconocerse en la misma fragilidad y en la misma esperanza”. Una amistad que exige condiciones justas: “No hay fraternidad sin pan compartido, sin salarios justos, sin condiciones humanas”. Por eso, la militante hoacista subrayó que “el Evangelio se proclama con botas manchadas, delantal atado, manos encallecidas o contratos precarios”, en clara alusión a la dimensión encarnada de la fe en el mundo obrero.

Asimismo, denunció la lógica de la meritocracia como criterio de exclusión, afirmando que “la dignidad no se otorga: se reconoce”. Frente a una Iglesia encerrada en sí misma, propuso el horizonte de una comunidad cristiana que “sepa llorar con el que sufre, pero también luchar con el que se organiza por el pan de cada día”.

“El trabajo solo es digno si también lo es la vida de quienes lo hacen posible”

La segunda jornada contó con la intervención de Miguel Peragón, empresario y director general de Liderkit, una firma jiennense reconocida a nivel internacional. Peragón compartió su experiencia empresarial desde una perspectiva de compromiso ético, explicando cómo ha intentado construir un modelo productivo centrado en las personas.

“He crecido con el ruido de los talleres y me he forjado entre herramientas y manos obreras”, afirmó. En el diálogo posterior, fue interpelado sobre la responsabilidad social corporativa y la necesidad de abrir su empresa a trabajadores de colectivos con menos oportunidades, así como de acoger una escuela de formación laboral.

Peragón defendió que “la verdadera fuerza de una empresa está en sus trabajadores, en sus comités de empresa, en su seguridad, en su flexibilidad en los tiempos de trabajo”. Y concluyó que “el trabajo solo es digno si también lo es la vida de quienes lo hacen posible”, apuntando que la empresa debe “asumir riesgos desde las virtudes cristianas”.

Las jornadas, vividas en un clima de escucha y compromiso, reforzaron el propósito de seguir impulsando una Iglesia que, desde lo pequeño y lo cotidiano, ponga el trabajo en el centro de su misión evangelizadora. Como recuerda el papa Francisco: “El trabajo no es solo un medio de subsistencia, es una expresión de dignidad, una forma de cuidar la tierra, de construir comunidad, de soñar un futuro mejor”.