Paz que nace desde las víctimas y se construye desde abajo

Paz que nace desde las víctimas y se construye desde abajo
FOTO | Vatican Media

El papa León XIV ha querido encontrarse con quienes, hace un año, organizaron el encuentro Arena de la Paz en Verona, una iniciativa nacida del compromiso de movimientos populares que trabajan por la paz, la justicia social y el bien común.

Ha sido este viernes, y en su discurso ha reconocido ese trabajo como una contribución real a la paz. No solo lo ha valorado, sino que lo ha situado como un camino necesario —una de las claves de su pontificado–. “La construcción de la paz comienza poniéndose del lado de las víctimas, compartiendo su punto de vista”, recordó, siguiendo la misma perspectiva que expresó el papa Francisco en la ciudad escenario de Romeo y Julieta de Shakespeare.

León XIV ha afirmado con claridad que la paz auténtica no se impone desde arriba, sino que se construye desde las relaciones, las comunidades y los territorios. En ese camino, ha querido destacar la tarea silenciosa y constante de quienes, en organizaciones sociales y comunitarias, impulsan procesos de justicia y de cuidado del otro.

“Es particularmente valioso su compromiso como movimientos y asociaciones populares, que concretamente y ‘desde abajo’, en diálogo con todos y con la creatividad y genialidad que nacen de la cultura de la paz, están llevando adelante proyectos y acciones al servicio concreto de las personas y del bien común. De este modo ustedes generan esperanza”, ha subrayado.

El mensaje no es solo una expresión de apoyo. Es también una orientación pastoral y social: situar a los movimientos populares en el centro de una cultura de la paz que reconoce la dignidad de las personas y el valor de lo comunitario, y que se enfrenta a las lógicas de violencia, exclusión y descarte.

Un momento especialmente significativo del discurso fue la referencia a un gesto concreto de reconciliación y fraternidad. León XIV recordó el abrazo entre Maoz Inon, israelí cuyos padres fueron asesinados por Hamás, y Aziz Sarah, palestino que perdió a su hermano a manos del ejército israelí. Hoy son amigos y colaboran juntos. El Papa lo presentó como ejemplo de que la paz es posible incluso en medio del dolor más profundo: “Ese gesto permanece como testimonio y signo de esperanza. Y les agradecemos por haber querido estar presentes también hoy”.

Frente a la tentación de la venganza o el resentimiento, el Papa destacó que son precisamente las víctimas quienes, si resisten esa lógica, pueden convertirse en los protagonistas más creíbles de procesos de paz. “La no violencia como método y como estilo debe distinguir nuestras decisiones, nuestras relaciones, nuestras acciones”, añadió.

Finalmente, el pontífice recordó que la paz necesita estructuras concretas que la sostengan. No basta con declaraciones de buena voluntad. Es necesario preparar “instituciones de paz”, no solo políticas, sino también sociales, económicas y educativas. Y eso exige presencia, compromiso y constancia.

León XIV ha vuelto a hablar en continuidad con Francisco. Pero ha añadido su propio acento, sin perder de vista el horizonte de fondo: la paz comienza en el corazón de las personas, se construye en comunidad y se concreta en estructuras que cuidan la dignidad de todos.