Los cardenales se encierran en cónclave bajo la mirada del mundo

Se inicia el proceso para elegir al sucesor de Francisco con una Iglesia tensionada entre la continuidad de su legado y la posibilidad de un giro conservador, según reflejan diversos medios. Pietro Parolin y Luis Antonio Tagle figuran entre los nombres más mencionados. Recogemos las principales claves informativas que, en este “miércoles de cónclave”, destacan tanto la prensa generalista como los medios especializados.
Los 133 cardenales electores comenzarán el cónclave para elegir al 267º sucesor de Pedro, a las 16:30h en la Capilla Sixtina, en un ambiente en el que se subraya la incertidumbre, la multiplicidad de candidaturas y la presión simbólica e institucional que rodea al pontificado que ha de venir, según se puede leer esta mañana en diversos medios de comunicación que atienden el cónclave.
Quizás un poco exagerado. Si algo quiso Francisco con la elección de nuevos cardenales —en mi opinión— fue configurar un colegio cardenalicio reflejo de una Iglesia más universal, llegando hasta las periferias, y que rompiera la imagen de bloques. Una composición que, en la diversidad y pluralidad, pudiera expresar mejor el sentir de los purpurados y, con ellos, el del Pueblo de Dios. Se tiene la tentación constante de mostrar el cónclave como una sede parlamentaria a la espera de la señal del capo del grupo que, con su dedo, indica el sentido del voto. Nada que ver. Diálogo, escucha, discernimiento… es la clave sinodal.
Extra omnes (fuera todos), la fórmula que ordena el cierre de puertas en la Capilla Sixtina, se escuchará este miércoles en el Vaticano. La escena, cargada de solemnidad y misterio, ha sido descrita en Vatican News por Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, como un tiempo “suspendido”, donde los cardenales son llamados a vaciarse de sí mismos: “A dejar no solo a todos, sino todo fuera de la Capilla Sixtina: por tanto a sí mismos, sus pensamientos, sus razonamientos; y a vaciarse totalmente para dejar espacio sólo al Espíritu”.
A pesar del simbolismo y la oración, el nuevo cónclave se enfrenta a tensiones muy terrenales. Según informa El País, “los cardenales se han reunido en 12 asambleas, pero siguen sin conocerse bien y no hay favoritos claros para ser nuevo papa, aunque han surgido hasta 30 nombres posibles”. La Iglesia, afirman desde este medio, busca ahora un perfil doble: “pastor y gestor”.
Íñigo Domínguez cuenta que “se busca alguien similar en carisma y empatía, pues se consideraría un paso atrás elegir un pontífice sin química y replegado en el Vaticano, pero también se espera que sepa gobernar, con orden y capacidad de consenso, y sea claro y convincente en la doctrina”. “Se habla de cardenales afables y con carisma, pululan nombres de candidatos semidesconocidos que pueden deslumbrar, pero también hay vértigo a los experimentos, dan miedo los profetas”, añade.
La tentación del giro conservador
Una de las posibilidades más comentadas en este inicio de cónclave es la elección de un papa africano. El País, en una segunda pieza firmada por Pablo Ordaz, recoge que “la elección de uno de los 18 purpurados de África supondría una sorpresa, pero impondría su agenda intransigente en asuntos de moral”. De hecho, algunos sectores más conservadores verían esta elección como un gesto simbólico de apertura, pero también como una oportunidad para frenar ciertas reformas en temas como la acogida a las personas LGTBI o el protagonismo de la mujer.
En esta línea, Religión Digital y ElDiario.es, a través de Jesús Bastante, advierten de los riesgos de bloqueo por parte de sectores ultra dentro del colegio cardenalicio: “La sombra del bloqueo ultra sobrevuela el inicio del cónclave para elegir Papa”, titula, y añade que la primera y tercera votación podrían ser claves para evitar divisiones y alcanzar un consenso.
El peso de los favoritos y el recuerdo del “papa del fin del mundo”
A nivel de nombres, el quinielismo habitual del momento que todos practicamos –uno también tiene sus preferencias–, el más mencionado por los medios es el actual secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, quien según La Razón, El Mundo y Cadena SER cuenta con una candidatura “omnipresente”, subraya José Beltrán, aunque no oficial.
Le siguen el cardenal filipino Luis Antonio Tagle –en Argentina, diversas fuentes de ámbito social lo sitúan entre los preferidos del propio Bergoglio–, el patriarca latino de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa, el francés Jean-Marc Aveline, el húngaro Péter Erdö y el norteamericano Robert Francis Prevost Martínez.
El Mundo informa que “al menos seis candidatos con perfil de papable concurren entre los 133 cardenales”, y recuerda que, como ocurrió con Juan Pablo II o con el propio Francisco, el cónclave puede dar sorpresas. Carlos Fresneda señala que “la carrera parece decidida de entrada. Aunque caben también candidatos sorpresa que no figuran inicialmente en las quinielas, como pasó con Juan Pablo II o con el mismo Francisco, ‘el Papa que vino del fin del mundo’, que salió elegido el segundo día y a la quinta votación”.
“El nuevo Papa será el que necesita este tiempo, la Iglesia y el mundo”
Desde España, varios cardenales han hablado antes del encierro. El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, declaró a Revista Ecclesia: “El nuevo Papa será el que necesita este tiempo, la Iglesia y el mundo”. Y tanto él como el cardenal emérito de Madrid, Carlos Osoro, insistieron en TRECE en la enorme “responsabilidad” que implica su participación como electores. Tal cual.
El Rubén Cruz, en Vida Nueva, recuerda que tanto Benedicto XVI como Francisco fueron elegidos la tarde del día siguiente al inicio del cónclave, por lo que “el 8 de mayo la Iglesia católica podría tener nuevo pontífice”, aventura.
En su reflexión final, Ruffini cierra con una evocación del misterio que se manifiesta en este proceso de elección: “Pedro es un pecador perdonado”, escribe. “Es el elegido que, antes de alegrarse, lloró amargamente después de traicionar. Como Judas. Pero él lloró. Ha llorado”. “En sus lágrimas está todo su misterio. Y ahí está el misterio de la Iglesia. Esas lágrimas son quizá las llaves del Reino. Son las llaves de Pedro y de su misterio: una fragilidad poderosa precisamente porque no brilla con luz propia. Una roca aunque no lo fuera. Que por eso mismo nos confirma a todos en la fe”.
Esas llaves son también las que hoy simbolizan la fe de millones de personas creyentes en el discernimiento de los cardenales. Un proceso cerrado —extra omnes– a los ojos del mundo, pero del que se espera brote luz –estoy convencido– para una Iglesia en salida que el cónclave está llamada a prolongar, en uno de sus momentos más decisivos, que atienda y afronte este cambio de época.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)